SEÑALES QUE ACOMPAÑAN AL EVANGELIO — Pbro. César H. Casillas Molina

L a actual generación no acude a voluminosos diccionarios como lo hacíamos los que ya peinamos canas, ahora la pantalla de una computadora y un buscador nos ayudan a encontrar casi cualquier información. Pues bien, me agradó encontrar en Wikipedia esta definición de evangelio: …la buena noticia del cumplimiento de la promesa hecha por Dios a Abraham, Isaac y Jacob de que redimiría a su descendencia del pecado por medio de la muerte de su Hijo unigénito Jesús, quien moriría en expiación por el pecado de toda la humanidad y resucitaría al tercer día para dar arrepentimiento y perdón de pecados a todo aquel que crea en él. La noticia del evangelio debe pues, ser publicada por todos los creyentes, por todos los medios y a todas las personas que habitamos este globo terráqueo

El evangelio ya de por sí es una espléndida buena nueva. Sin embargo, como una añadidura maravillosa, desde que éste fue inicialmente proclamado por nuestro Señor Jesucristo y sus apóstoles y luego por todos sus seguidores a través de los siglos, cuenta con la promesa de señales que lo apoyan, obrando generalmente milagros, sanidades y maravillas que confirman la Palabra predicada. Los cuatro relatos canónicos nos ofrecen una perspectiva de la manifestación del poder de Dios que acompañaría a la divulgación del mensaje evangélico luego de la resurrección de Jesús.

El Evangelio de Mateo (28:18-20). Señala la comisión dada a los seguidores de Cristo para que cuando fueran e hicieran discípulos a todas las naciones estuvieran respaldados por la potestad (el poder) que había recibido su Maestro. Los apóstoles recibieron además la encomienda de que a los nuevos convertidos les enseñaran todas las cosas que el Señor les había mandado. Finalmente, el Salvador promete estar con ellos todos los días hasta el fin del mundo. Cumpliendo con esta comisión, el evangelio pentecostal ha sido propagado y sólo las Asambleas de Dios tienen más de sesenta y cinco millones de personas que asisten en nuestras iglesias en más de doscientos países en el mundo. Muchos de los convertidos no sólo recibieron la predicación del mensaje sino que además fueron sanados milagrosamente o ayudados sobrenaturalmente en alguna situación personal o familiar.

El Evangelio de Marcos (16:15-18). Expresa claramente que el cumplimiento del mandato de ir por todo el mundo y predicar el evangelio, vendría acompañado de señales. Echar fuera demonios, hablar nuevas lenguas y sanidad de los enfermos al poner las manos sobre ellos son señales que han acompañado hasta el presente a todos aquellos que creen (…estas señales seguirán a los que creen). Esta constante no sólo ha permeado hasta el último rincón de nuestro amado México, sino que nuestros misioneros en otros países y los nuevos convertidos, sin importar su cultura o su trasfondo han sido testigos de esta verdad que nos acompañará hasta que Cristo venga por su iglesia. Sin los milagros que confirman la predicación jamás hubiera sido posible establecer iglesias entre los musulmanes, hinduistas o tribales en los cuatro continentes a donde han sido llamados nuestros enviados; dicho de otra forma, los milagros han abierto el camino para que el evangelio sea plantado en los corazones.

El Evangelio de Lucas (24:45-49). En su diálogo con sus discípulos, Jesús les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras, les hizo entender que era necesario que el Señor muriera y resucitara y que …se predicase… en todas las naciones (ethne, etnias). Pero les prohibió que salieran de Jerusalén hasta que fueran investidos del poder de lo alto. En el libro de los Hechos, el mismo Lucas se encarga de decirnos el propósito del poder que recibieron los discípulos, esto es, ser testigos en esa ciudad (Jerusalén), luego en toda la provincia (Judea), después con la gente cercana de otra cultura (Samaria) y finalmente, hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8). Ese poder se manifestó con el descenso del Espíritu Santo (Hechos 2), todos comenzaron a hablar en otras lenguas según el Espíritu les daba que hablasen. Enseguida comenzaron a manifestarse las señales, por ejemplo, el milagro de sanidad del cojo del templo (Hechos 3), la curación del paralítico Eneas y la resurrección de Dorcas (Hechos 9), amén de muchas otras señales que Lucas se encarga de relatarnos en todo su libro.

El Evangelio de Juan. Nos habla también de las manifestaciones del poder de Dios, como el milagro en las bodas en Caná (2:1-11), la sanidad del hijo del oficial del rey (4:47-51), la salud que había esperado el paralítico de Betesda por 38 años (5:1-9) y la resurrección de Lázaro (11:1-45). Tal como lo enfatiza el autor en el último versículo de su Evangelio, estos milagros son sólo una pequeña muestra de las muchas maravillas que el Señor hizo como señales que acompañaban la predicación del mensaje salvífico. Los cuatro Evangelios y el libro de los Hechos abundan en testimonios de señales que acompañan a la iglesia en la propagación del mensaje cristiano.

Y en los últimos cien años, con el resurgimiento del movimiento pentecostal en el mundo, las sanidades y el bautismo con el Espíritu Santo han estado presentes; es difícil encontrar iglesias de este corte donde no hayan sucedido milagros. En lo personal, cuando era un recién convertido, experimentamos en nuestra familia la sanidad divina. A mi amada esposa le fue detectado un cáncer en su matriz, cuando nuestros hijos eran aún pequeños. Al paso del tiempo, lejos de mejorar su salud empeoró, de tal manera que los médicos menguaron en sus esperanzas de vencer la enfermedad.

Pero un maravilloso día, un pequeño grupo de creyentes sintió que debían orar por ella conforme a la palabra de que las señales seguirían a los que creen. Me expresaron que deseaban poner sus manos sobre ella y confiarían en que Dios la sanaría. Con poca fe acepté la oración de aquellos humildes creyentes y pensé que nada había sucedido, pero en la siguiente visita al médico que la atendía, la sorpresa fue mayúscula, ya que en palabras del propio especialista la matriz estaba como la de una jovencita. Hoy, mi esposa y yo, con 38 años de casados y 30 de ministerio, somos testigos de primera mano de que servimos a un Cristo que sana. Hemos fundado dos iglesias, en las cuales hemos visto los milagros de sanidad como la señal que más se ha manifestado. En ambos casos comenzamos en una carpa pregonando salvación y sanidad. En otra época fuimos pastores de una iglesia que fundó once congregaciones. Como ejecutivos del Concilio, sirviendo en el departamento nacional de misiones, siempre alentamos a los misioneros para que oren por la sanidad de los enfermos, consideramos importante enseñar a todos los creyentes a que no deben esperar a que venga un ministro a orar por los enfermos; que ellos, desde que se convierten están equipados con el poder de Dios para que pongan las manos sobre los enfermos y esperen confiados en que el Señor los sane.

El plan regulador de nuestro Superintendente General que ha sido visado por el Presbiterio Ejecutivo contiene un proyecto de alcance evangelístico basado en el ministerio de nuestro Señor Jesucristo, quien durante su estancia en esta tierra nos presentó un modelo basado en recorrer las aldeas y ciudades haciendo bienes y sanando a los enfermos. Nuestro Maestro es el mismo de ayer, de hoy y por los siglos y seguirá obrando milagros si enseñamos a los creyentes a predicar la Palabra y a orar por la sanidad de los enfermos.

Hoy es tiempo de que en las Asambleas de Dios de México siga siendo una realidad viva en todos sus creyentes el versículo con el que Marcos culmina su evangelio: Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén

fuente aviva 2015 – edición 15

Acerca de: Pbro. Cesar H Casillas Molina

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Lider de Asambleas de Dios Mexico en area de MISIONES, director, predicador, escritor y Pastor. un hombre dedicado a la siembra de la Palabra.

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