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L a frase fue expresada por el Dr. Teófilo Aguillón mientras disertaba en una conferencia sobre liderazgo: Lo único permanente es el cambio, aseveró. A partir de entonces y siendo aún joven, entendí que la fórmula del éxito en nuestros proyectos no estaba sólo en esfuerzo, dedicación y visión, sino que era necesario comprender y poseer un sentido de adaptabilidad a las necesidades del momento.
Al paso del tiempo pude comprobar cuánta verdad y razón tenía el expositor. Han pasado casi 40 años y cada día puedo comprobar la verdad y trascendencia de esta declaración monumental.
El mundo no solo está activo en sus movimiento de rotación y traslación, el mundo se mueve en un sentido holístico y aun aquello que parece inmóvil o estático sufre transformaciones inherentes, no se diga en el campo de la ciencia, las artes, la tecnología, la robótica, la astronomía y la medicina por mencionar algunos. El campo de la educación, es activo y dinámico por naturaleza, por eso las ciencias de la educación van a la par del desarrollo humano.
Todo buen maestro debe conocer los avances del área educativa y estar a la vanguardia de los estudios y corrientes filosóficas que surgen con el propósito de coadyuvar en el aprendizaje de los alumnos. No está por demás decir que el docente cristiano debe analizarlo todo y retener lo bueno. Ahora quiero referirme a tres aspectos sustanciales sobre la educación y el programa de capacitar a los alumnos en una institución educativa en tiempos de pandemia. No soy el primero que escribe sobre el tema y no seré seguramente el último, pero el tema es muy interesante y bien vale la pena reflexionar al respecto.
Lo primero tiene que ver con la visión educativa de la Institución. Al presentarse cambios radicales debido a la prohibición de clases presenciales muchos se quedaron o inactivos o esperando que la situación se resolviera de forma rápida y de esa manera retomar sus actividades normales. Pero las cosas no fueron así, antes bien la crisis se profundizó y el reto creció. Razonamiento simple, las instituciones que ya tenían programas educativos previamente establecidos con buenos formatos digitales pronto rediseñaron una estrategia para llegar a sus alumnos por estos canales ya bien conocidos y ejercitados, y una vez revitalizados pronto atendían sus grupos de forma ágil y eficaz.
La visión educativa de una escuela demostrará sus bondades y fortalezas cuando sea sometida a presiones y cambios inesperados dando como resultado solidez y fortaleza. El segundo aspecto tiene que ver con aquellas instituciones que al verse confrontadas con la necesidad de tener contacto con sus alumnos, pero no contaban con una visión educativa digital ya establecida, sin embargo reaccionaron de forma proactiva por decir lo menos, y buscaron crear un equipo de personas que armaran un proyecto básico para transmitir por redes sociales sus clases.
Aunque la experiencia inicial fue complicada lograron tener cercanía por medio de sus transmisiones y ahora aunque con limitaciones las actividades escolares se realizan de forma presencial y continúan fortaleciendo sus programas digitales.
También se percibe una mejora sustancial en la calidad de sus transmisiones gracias a la experiencia primaria pero aleccionadora que aceptaron desde el primer momento. El tercer aspecto y más crítico es el de aquellos directivos que por temor o desconocimiento de las tecnologías optaron por la parálisis o la apatía. La idea del cambio y de la transformación les pasó de largo, no quisieron arriesgar su capital y al paso de los días comprenden su error.
Con todo, muchos a pesar del temor soltaron sus amarras y emprendieron nuevas búsquedas en aguas desconocidas. Es mejor creerlo y aceptarlo, la virtualidad llegó para quedarse, no importa que tengamos de nueva cuenta clases presenciales, la digitalización en el área educativa es ya huésped permanente. ¿Cuál es el camino para las Instituciones Educativas en el presente? Tener en cuenta que la virtualidad no es opción y que debe ser tomada en cuenta dentro de los proyectos de inclusión, así como desarrollar una plataforma educativa hecha con estándares de excelencia y contenidos del mejor nivel. Deben además estar en disposición de invertir recursos en la adquisición de equipo de buen nivel y capacidad y por supuesto no menos importante, capacitación permanente a sus docente para mantenerlos actualizados. Seguramente a algunos directivos les alcanzará para más pues planificarán un laboratorio de cómputo en sus instalaciones.
No hay que olvidar también que dentro del plan de estudios pueden incluirse clases de computación para los alumnos, y en todo caso requisito indispensable para poder estudiar el currículo académico teológico. Hago votos por un nuevo año bendecido en expansión tecnológica en nuestras instituciones educativas conciliares. En el DEC estamos perfectamente conscientes que no estamos trabajando sólo para el futuro, sino para un presente que ofrece retos y desafíos sin precedentes. Decidimos actuar, accionar y poner manos a la obra y en todo lo que esté de nuestra parte haremos el mejor de nuestros esfuerzos por coadyuvar a la construcción de una educación de excelencia que impacte y proyecte la transformación y el avance. De hecho, estamos comprometidos con semejante misión pues sabemos que en esta tarea no vamos ni solos ni desprotegidos, Dios nos habrá de guiar en cada paso del camino.
