EL TRASFONDO DE LA IGLESIA PRIMITIVA trasfondo histórico de la iglesia primitiva, en relación con el contexto político, religioso y social, nos permitirá entender mejor sus inicios.

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Estudiar el trasfondo histórico de la iglesia primitiva, en relación con el contexto político, religioso y social, nos permitirá entender mejor sus inicios.

1. ¿Qué imperio gobernaba en los inicios de la iglesia primitiva?;

2. ¿Cuál religión predominaba en Jerusalén?; y,

3. ¿Qué dice la Biblia sobre los trabajos que se desempeñaban en la época de Jesús?

La cultura de Roma en los inicios de la iglesia primitiva se describe como “greco-romana”, ya que el imperio estaba profundamente influenciado por la cultura griega, abarcando la lengua, la educación, la filosofía, la religión y la literatura. El pensamiento griego anteriormente se había extendido gracias a las conquistas de Alejandro el Grande, rey de Macedonia. Tanto fue la influencia de esta cultura en el imperio romano que siguió más allá del primer siglo.

Aspectos como el poder gubernamental, las leyes, la vida militar, política, social y económica del imperio eran controlados por la cultura romana. Además, algo que ayudó en el florecimiento cultural “greco-romano” en todos sus aspectos, fue el uso de una lengua común, el griego, lo que facilitaba la comunicación en la mayor parte del imperio.

I. DATOS SOCIALES DE LA ÉPOCA

Las familias judías eran numerosas, tenían muchos hijos y vivían juntas por generaciones; en un solo hogar se podían ver hasta cuatro generaciones: bisabuelos, abuelos, padres e hijos. Los hijos eran tomados como una señal de la bendición de Dios, y era considerado una desgracia no poder procrear.

Por lo general, los hijos continuaban con el negocio o profesión del padre y sus antepasados. El padre de familia era la autoridad suprema dentro del hogar y él tomaba todas las decisiones sin importar de que índole fueran. Todos los parientes se ayudaban entre sí; eso era distintivo en una buena familia judía. Las casas donde vivían eran de adobe, de forma rectangular y techo plano. Tenían azotea y un patio central; mientras más numerosa fuera la familia, y si las condiciones económicas lo permitían, se construían las habitaciones necesarias.

La sociedad, a inicios del siglo I, se componía de las siguientes jerarquías y clases sociales:

  • Clase alta: sumos sacerdotes, jefes romanos, grandes terratenientes, ricos comerciantes, jefes de recau­dadores de impuestos.
  • Clase media: artesanos, recaudadores, maestros de la ley, sacerdotes
  • Clase baja: campesinos, pescadores, pastores, pobres, esclavos, leprosos, etc

En Palentina la mayoría se componía de Judíos, además de los Griegos y los Romanos.

También había muchos judíos que vivían fuera de Palestina, los llamados judíos de la diáspora (dispersión).

La clase social dominante era la clase alta; así se podía ver la figura del gran propietario o terrateniente que acumulaba grandes riquezas, que tenía amplios graneros y vivía “de sus rentas” sin trabajar. Esto era muy común en tiempos de Jesús, especialmente en la región de Galilea. Sin embargo, la clase baja era la más común en Palestina. Los evangelios relatan cómo Jesús estaba rodeado de personas pobres. Sus enseñanzas constantemente estaban dirigidas a la clase baja, pues toma como ejemplo a sembradores, pescadores y pas­tores. Así que, los inicios de la iglesia primitiva fueron con gente humilde en todos los aspectos.

II. ACONTECIMIENTOS POLÍTICOS RELEVANTE

La región de Palestina, donde estaba ubicada la iglesia primitiva, era una provincia del imperio romano, así que estaban sujetos al emperador de Roma, a los gobernantes de las provincias y sus leyes. El imperio romano poseía una gran área geográfica (10,000 kilómetros aproximadamente), ya que controlaba todo el mundo Me­diterráneo, y había extendido sus dominios hasta la actual Gran Bretaña, el Norte de África y partes de Asia; actualmente serían casi 41 países.

En los días de la iglesia primitiva el imperio aún estaba en crecimiento, agregando más poblaciones y territorio a sus dominios. Una de las principales preocupaciones del imperio romano fue asegurar la paz y la lealtad dentro de sus límites, tratando de ejercer un fuerte control sobre las autoridades locales. A las naciones conquistadas se les permitía cierta autonomía, aunque siempre estaban sujetos a la jerarquía ro­ mana. Los gobernadores supervisaban los pagos de los impuestos y eran responsables de la paz y el orden en su respectivo sector.

A medida que crecía, el imperio romano influenciaba profundamente en todos los aspectos de la sociedad, lo hacía con sus valores característicos, sus metas y sus creencias; además, influenciaba en la política, inte­grando ciudadanos romanos a la población de las naciones conquistadas.

Otro aspecto sobresaliente de los romanos fue la construcción de puentes y caminos estratégicos por todo el imperio, los cuales unían las más distantes provincias, y proporcionaban una manera fácil de viajar de un lugar a otro, tanto para fines militares como para el comercio, ya que el imperio gozaba de paz. Lucas relata, en el libro de Los Hechos, cómo Pablo en sus tres viajes misioneros pudo moverse libremente, sin ningún peligro, predicando el evangelio. Además, los romanos levantaron sofisticados edificios y construyeron lugares públicos de reunión en las ciudades más importantes del imperio.

Todas estas circunstancias permiten darnos cuenta que las condiciones políticas de la época fueron benefi­ciosas para el nacimiento, establecimiento, y desarrollo de la iglesia primitiva. Sin duda la providencia de Dios estaba detrás de todos estos acontecimientos, a fin de que se cumplieran sus propósitos.

III. CONTEXTO RELIGIOS

La mayoría de las veces, el imperio romano permitía que la gente conquistada continuara con muchas de sus prácticas religiosas, pero les exigía confesar la superioridad del César y los dioses tradicionales romanos. Uno de los pueblos que mostró lealtad al emperador, pero no a la religión romana, fueron los judíos; así que el im­perio, para evitar constantes revueltas, determinó que la fe judía fuera legal.

La religión de los judíos era monoteísta, creían en un solo Dios y sólo a él adoraban (Deuteronomio 6:4). También creían en la esperanza mesiánica, es decir, creían firmemente que llegaría el día cuando Dios inter­viniera en la historia para restaurar a Israel y cumplir sus promesas de un reino de paz y justicia.

Antes de que el pueblo judío fuera llevado cautivo a Babilonia en 586 a.C., su centro de adoración era el templo en Jerusalén. Después del exilio surgieron espacios llamados sinagogas, establecidos en la mayoría de las ciudades del imperio. En estos lugares se reunían para estudiar la Escritura, debido a que no podían ir a Jerusalén a adorar. El libro de Los Hechos relata que donde había judíos, por lo regular había una sinagoga.

La corte suprema de los judíos en Palestina era el sanedrín, el cual estaba formado por los gobernantes, los ancianos y los maestros de la ley, que a su vez podrían ser saduceos o fariseos. Si bien el sanedrín estaba bajo la autoridad romana, se le permitía gobernar la provincia de Palestina en asuntos civiles y religiosos.

Los dirigentes religiosos de los judíos en la época fueron los fariseos y los saduceos. Estos últimos venían de familias sacerdotales y del partido de la aristocracia.Los saduceos rechazaban la ley oral (adoptada por los

fariseos) e insistían en una adhesión más rígida a la Torá(el Pentateuco) (George A. Mather y Larry A. Nichols, Diccionario de creencias, religiones, sectas y ocultismo,pág. 410). Puesto que el sumo sacerdote pertenecía por lo general a esa clase, el culto del templo ocupaba para ellos la posición central.

Los saduceos rechazaban la doctrina de la resurrección y la existencia de ángeles y espíritus. También en­señaban que después de la muerte el alma perecía con el cuerpo, pues no creían en una vida futura.

Los fariseos eran el partido del pueblo, no pertenecían a la clase sacerdotal, pero eran expertos y maestros en la ley. Tenían un espíritu nacionalista y por lo tanto se oponían a la influencia extranjera, ya fuesen griegos o romanos. Creían en la resurrección y en la vida futura. Estaban muy interesados en que se llevaran a cabo las observancias exteriores de la ley aun en los tiempos difíciles en que estaban viviendo, pues la ley ocupaba la posición fundamental en ellos.

La religión judía preparó el camino para el advenimiento y la diseminación de la fe cristiana, por medio de la iglesia y como resultado de la obra de Jesús.

Conclusión

A pesar del exilio sufrido cientos de años atrás, el pueblo judío fue reinstalado en su tierra gracias a la mi­sericordia de Dios. Volvieron a vivir; si bien ahora estaban sometidos por el imperio romano, gozaban de cierta paz. Sus grupos religiosos los afirmaron en el monoteísmo, y confiaban en las promesas proféticas de la restauración de Israel. Sin embargo, más allá de su propia esperanza, se encontraba la voluntad de Dios pre­parando el momento propicio y las condiciones sociales, políticas y religiosas adecuadas para el advenimiento del Mesías, y el establecimiento de la iglesia bajo la poderosa dirección del Espíritu Santo. Esto fue hecho en el cumplimiento del tiempo (Gálatas 4:4), y ahora, nosotros somos esa iglesia que sigue poderosa, a pesar de sus luchas, pruebas y adversidades.

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