Dios bendice a Jacob (Israel) Jacob muestra el poder transformador de Dios.

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pdf Lec 3 - Dios bendice a Jacob (Israel) (17 de septiembre) - Alumno 135 KB 833
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Dios pacientemente llama a los pecadores al arrepentimiento y a la sumisión. Proverbios 3:5,6 Fíate de Jehová de todo tu cora­zón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.

Jacob muestra el poder transformador de Dios. Aun­ que tramposo y engañador, Dios tenía un plan para su vida. Pasaron unos cuántos años desde que engañó a su padre Isaac, tomó la primogenitura y huyó. Ahora regresaba con su familia al hogar paterno. Sin embargo, necesitaba la bendición de Dios al reunirse con su hermano Esaú. Después de luchar con el Señor toda la noche, Jacob recibió un nuevo nombre y una nueva bendición de Dios. Debido a este poderoso encuentro, nunca más sería el engañador que había huido años antes.

Jacob huyó de Esaú para vivir con su tío Labán en la región de Paddan Aram al norte de Mesopotamia, donde se había originado la familia (véase Génesis 24:4,10; 25:20). Veinte años después, cuando regresó a Canaán, vemos a Jacob alejarse de su pasado y convertirse en la persona de fe que Dios siempre quiso que fuera.

Parte 1—Jacob lucha con Dios

□ Jacob persiste Génesis 32:21-26

Jacob es una de las figuras más complejas del Antiguo Testamento. Engañoso en sus relaciones familiares y vacilante en cuanto a la fe en Dios. Sin embargo, mientras huía de Esaú, hizo un voto: «Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios» (Génesis 28:20,21). La palabra «si» conlleva el sentido de «cuando». Aunque Jacob no sabía cuándo se cumpliría la pro­ mesa, sabía que sucedería.

Génesis 32:21-26 retoma la historia de Jacob dos décadas después de que lo vimos por última vez. Se casó con Lea y Raquel, huyó de Labán en Mesopotamia y salió con su familia para regresar a Canaán (capítulo 31). A su regreso, envió un mensaje a su hermano, y recibió una respuesta de que Esaú (y cuatrocientos de sus hombres) se dirigirían a su encuentro. Jacob trató de apaciguar a Esaú enviando una colección de regalos.

La noche antes de su encuentro con Esaú, Jacob tomó a su familia y cruzó el río Jaboc. Solo en la oscuridad, Jacob fue repentinamente detenido por un hombre que luchó con él hasta el amanecer. Oseas 12:3,4 llama a este ser un ángel, aunque la frase «ángel de Jehová» a menudo se refiere a Dios mismo (véase Génesis 16:7-14; 22:11-15). El ángel «vio que no podía con él», por lo que dislocó la cadera de Jacob. Esto dejó a Jacob imposibilitado para luchar; sólo podía impedir que el ángel escapara (32:24-25). Jacob reconoció que este ser era más que un hombre, y continuó forcejeando hasta que recibió una bendición (v. 26).

□ Dios empodera a Jacob Génesis 32:27-32

Cuando se le preguntó a Jacob: «¿Cuál es tu nombre?» (32:27), no se trataba de una presen­tación. El nombre Jacob significa «suplantador» o «falsificador» y está relacionado con el engaño (véase 27:36). Preguntarle a Jacob su nombre lo obligaba a enfrentarse cara a cara con su pasado y admitir su culpabilidad.

Pero entonces Dios dijo: «No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido» (v. 28). El nombre Israel podría definirse como «él luchó con Dios». Es el nombre de un vencedor. El nombre Israel se convertiría en el nombre del pueblo escogido de Dios. Contenderían por la fe, y la victoria vendría cuando confiaran en Dios.

Jacob le pidió al misterioso varón que le diera su nombre (Génesis 32:29). Su respuesta implicaba que Jacob ya debería saberlo, y así era. Jacob llamó al lugar Peniel, que significa «rostro de Dios» (v. 30). Se había encontrado con Dios, vivió para contarlo y recibió la ben­ dición de Dios. Dios cambió el nombre de Jacob, reafirmando que sus descendientes serían bendecidos, y a través de ellos toda la raza humana recibiría también la bendición de Dios.

Parte 2 – Jacob se somete a Dios

□ «Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros» Génesis 35:1-3

En Génesis 35, Jacob se había reconciliado con Esaú, y Dios lo estaba dirigiendo de regreso a Bet-el, donde Dios había afirmado el pacto décadas antes (véase 28:10-22). Allí, Jacob había hecho un voto de que el Señor sería su Dios. Había sellado ese voto con un pilar conmemorativo, que se convertiría en un lugar de adoración al Señor.

Jacob debía construir un altar «al Dios que se [le] apareció cuando huías de [su] her­ mano Esaú» (35:1). Era un recordatorio de cómo Dios había protegido a Jacob y provisto para él, y también servía como reprensión. A pesar de las instrucciones de Dios, Jacob se había establecido en Siquem después de su reconciliación con Esaú (33:18,19). El capítulo 34 registra las tragedias que ocurrieron durante ese tiempo. Al regresar a Bet-el, Jacob estaría donde Dios quería que estuviera.

Jacob ordenó que todos los ídolos paganos fueran destruidos y que todos los miem­ bros de la familia pasaran por un ritual de limpieza. Esto incluía los ídolos que Raquel había tomado de la casa de su padre (véase 31:34,35) y los artículos religiosos paganos que otros miembros del clan sin duda habían recolectado de Siquem (35:4).

Debían de purificarse y cambiarse de ropa (v. 2). Nosotros también debemos de ser puros a través de Cristo (véase 1 Corintios 6:11; Hebreos 9:14), aunque sí implica una respuesta personal (véase Santiago 4:8). Entonces Jacob construiría un altar a Dios (v. 3)

□ Dios protege a Jacob Génesis 35:4-7

Jacob trató directamente el problema de los ídolos de su hogar y los artículos religiosos paganos. «Los escondió debajo de una encina que estaba junto a Siquem» (v. 4). La pala­ bra traducida «escondió» es diferente de la palabra que se traduce como «sepultada» en el versículo 8. Transmite el sentido de ocultar, lo que implica que dejarían a los dioses que adoraban en el pasado y adorarían sólo al Señor. Una nueva época esperaba a la familia de Jacob en Bet-el.

Mientras Jacob y su clan iban hacia el sur, Dios preparó el camino (v. 5). Hizo que un sentimiento de terror se apoderara de la población alrededor de Bet-el, eliminando cual­ quier deseo que los cananeos y ferezeos pudieran haber tenido de atacar y matar a la casa de Jacob (véase 34:30).

Dios había estado con Jacob, fiel en todos los altos y los bajos. Entonces Jacob edificó un altar y llamó al lugar El-bet-el, que significa «Dios de Bet-el». Este era el mismo lugar en el que Dios había bendecido profundamente a Jacob al darle el nombre de Israel. Había regresado al lugar donde se originaron sus viajes físicos y su trayectoria espiritual.

Nuestro Creador tiene un plan para la vida de cada uno. Como Jacob, a veces nos alejamos de ese propósito, pero Dios puede restaurarnos, redimirnos y darnos nueva vida.

Parte 3 – Pacto de Abraham reafirmado

□ «Yo soy El-Shaddai—Dios omnipotente» Génesis 35:8-13

Después de la muerte de la niñera de Rebeca (35:8), Dios se le apareció nuevamente a Jacob (v. 9). Dios reafirmó su cambio de nombre, un recordatorio de las bendiciones de Dios sobre este hombre que una ve/, fue un engañador. Entonces Dios declaró: «Yo soy el Dios omnipotente» (v. II; «Yo soy El-Shaddai, Dios Todopoderoso», ntv). has siguientes pala­ bras de Dios: «Crece y multiplícate» (Génesis 35:11) también fueron su instrucción a Adán y Eva (1:28). Dios se estaba moviendo para redimir lo que se había perdido en la Caída,

Dios resumió lo que le dijo a Abraham (12:1-3; 17:4-6), además de un punto adi­ cional. Jacob se convertiría en «un conjunto de naciones…y reyes saldrán de tus lomos» (35:11). Esto probablemente presagia el papel de Abraham como padre espiritual. Gálatas 3:6-9 y Romanos 9:8 declaran que la promesa de Dios incluye tanto a judíos como a genti­ les. Cada nación o comunidad humana es invitada a ser heredera de la promesa.

Esta promesa encontró su realidad física en la tierra que Dios le daría a los descendien­ tes de Abraham y Jacob. Aunque Jacob fue un extranjero residente en la tierra de Canaán, esta era su Tierra Prometida (v. 12). Pasaría a ser posesión de sus descendientes. A pesar de circunstancias desafortunadas y decisiones imprudentes, Jacob se encontraba en el lugar que Dios había previsto.

□ Jacob erige un monumento conmemorativo de piedra Génesis 35:14,15

Jacob sabía que este momento del pacto debía ser recordado por generaciones, por lo que una vez más erigió un monumento de piedra en Bet-el (Génesis 35:14; véase 28:18). Derramó vino sobre este y lo ungió con aceite de olivas como ofrenda a Dios. El lugar se llamaría Bet-el, o «Casa de Dios», porque Dios se había encontrado con Jacob allí y había afirmado sus promesas.

¿Qué nos dice Dios?

El viaje de Jacob hacia la Tierra Prometida completa la historia más amplia de la promesa del pacto de Dios, agregando una realidad física a la promesa de Génesis 12. Cuando las promesas de Dios parecen estar muy lejanas, es posible que tengamos dificultad para creer que sucederán. Pero podemos estar seguros de que Dios nos guiará y nos bendecirá de acuerdo con sus promesas infalibles.

Acerca de: Editorial VIDA

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