Ser parte de la Iglesia Primitiva debe haber sido una experiencia emocionante, escuchando las historias de los discípulos sobre su tiempo con Jesús en la tierra, como testigos de las asombrosas obras del Espíritu Santo y de los milagros de sanidad y resurrección de los muertos. Nuestra experiencia con Jesús puede ser igual de emocionante hoy. Jesús no ha cambiado, y el mismo Espíritu Santo está aquí para guiarnos y ense ñarnos así como enseñó a los primeros cristianos.
El libro de los Hechos y algunas de las epístolas nos dan una idea de cómo fue ser parte de la Iglesia Primitiva. Podemos aplicar los mismos principios en nuestra vida y en nuestras iglesias hoy.