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Lec 26 Resolviendo los problemas de la Iglesia (25 de febrero)
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Lec 26 resolviendo los problemas De la Iglesiaversión maestro
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Los problemas de la iglesia se pueden resolver escuchando al Espíritu Santo y aplicando los principios bíblicos.
Los problemas de la iglesia son grandes impedimen tos para su crecimiento. Si los no creyentes ven divi sión, disputas, legalismo o prejuicios en una iglesia, no se sentirán atraídos por ella. En cambio, supon drán que los cristianos no son diferentes a los incon versos en el mundo donde ellos viven y trabajan.
Aun la Iglesia Primitiva no fue inmune a las difi cultades que enfrentamos hoy en nuestras iglesias locales. Esta lección ofrece enseñanza práctica sobre cómo reconocer y resolver esos problemas para que podamos dedicarnos a alcanzar para Cristo a nues tros amigos, familiares y comunidades.
seis problemas que parecían acosar a la Iglesia primitiva a lo largo del primer siglo: legalismo, prejuicio, mundanalidad, soberbia, carnalidad e inmadurez espiritual. Estos problemas han demostrado ser atemporales, reflejando las tenta ciones básicas comunes a todos en este mundo caído. Pero con la guía y el empoderamiento del Espíritu Santo, podemos identificar formas de superarlos.
Parte 1—Legalismo y prejuicio
□ Todos somos salvos de la misma manera Hechos 15:1-11
Cuando un grupo de creyentes judíos enseñó que la circuncisión era necesaria para la sal vación, Pablo y Bernabé encabezaron una delegación a Jerusalén para discutir el tema con los líderes de la iglesia y los apóstoles allí (Hechos 15: 1-3). La iglesia en Jerusalén incluía un grupo de fariseos que se habían convertido al cristianismo. Ellos eran admirados por su pericia en las Escrituras, y argumentaron: «Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés» (v. 5). Pedro les recordó que Dios tenía la intención de que el evangelio fuera predicado a los gentiles. Esto fue confirmado por el don del Espíritu Santo que se les dio (w. 6-9; véase Hechos 10:44-48). Dios no distinguía entre creyentes judíos y gentiles, así que aquellos que exigían la circuncisión estaban poniendo en duda la validez de la obra de Dios entre los gentiles. Pedro señaló que ni siquiera sus antepasados pudieron guardar toda la Ley. La salvación había venido sólo a través de Cristo
□ La carga ha sido aligerada Hechos 15:22-29
Las palabras de Pedro fueron reforzadas por Santiago (Hechos 15:12-21). Dos líderes de la iglesia de Jerusalén fueron designados para acompañar a Pablo y a Bernabé de regreso a Antioquía, con una carta (w. 23-29) que explicaba que los judaizantes (judíos que insistían en que los gentiles guardaran la Ley) no habían sido enviados por los líderes en Jerusalén (v. 24), sino que habían actuado por su cuenta. Bajo la dirección del Espíritu Santo, el concilio en Jerusalén dio estas instrucciones: No coman carne sacrificada a los ídolos. No consuman sangre o carne de un animal estrangulado. Absténganse de toda inmoralidad sexual.
Parte 2—Mundanalidad y orgullo
□ No seas tibio – Apocalipsis 3:14-22
Laodicea era una ciudad rica. Esta abundancia había corrompido la fe de los creyentes allí. La riqueza material los había cegado a su pobreza espiritual. Tenían riquezas mun danas, pero no las riquezas doradas del cielo. Se habían vuelto espiritualmente repulsivos. Seis millas [9.6 km] al norte se encontraba Hierápolis, conocida por sus aguas termales minerales. El agua de los manantiales se desbordaba en una meseta y luego se derramaba sobre un acantilado de cien metros cerca de Laodicea, creando una hermosa cascada con incrustaciones de minerales. Cuando el agua llegaba a Laodicea, estaba tibia y repugnante para beber, como los laodicenses: aparentemente ricos, pero en realidad podridos. En el versículo 20, Cristo los invitó a volverse de su mundanalidad y reconciliarse con Él.
□ Dios se opone a los orgullosos 1 Pedro 5:5-7
«Revestios» (1 Pedro 5:5), o «vístanse» (n t v ) se refiere a un sirviente que se pone un delantal en preparación para servir. La humildad está ligada a la sumisión y al servicio. Nos humillamos elevando a los demás y tratándolos con respeto. Pedro citó Proverbios 3:34: «Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes» (1 Pedro 5:5). Debemos someternos a la «poderosa mano» de Dios (v. 6). La exhortación familiar en 1 Pedro 5:7 de «[echar] toda vuestra ansiedad sobre él» se refiere a las muchas dificultades que enfrentan los creyentes al tratar de llevar una vida piadosa—incluyendo luchas espirituales internas y pruebas externas. Jesús llevará estas cargas, porque Él se preocupa por nosotros.
Parte 3-Carnalidad e inmadurez
□ «Aún sois carnales» 1 Corintios 3:1-4
Pablo criticó la inmadurez espiritual de los corintios sin negar su condición de cristia nos—aunque eran tan inmaduros que tuvo que dirigirse a ellos como si fueran «carnales» o «niños en Cristo» (v. 1). Él dijo: «Aún sois carnales» (v. 3). Las señales eran evidentes en sus relaciones entre ellos, llenas de celos y contiendas. Pablo hizo dos preguntas retóricas que implicaban respuestas positivas: «¿No sois carnales, y andáis como hombres?» (v.3).
□ Dios hace la obra 1 Corintios 3:5-8
Pablo rechazó la inmadurez de los corintios. Él y Apolo ambos predicaban fielmente el evangelio, pero los corintios estaban divididos sobre cuál papel era más importante. Esta ban perdiendo de vista los principios del Reino. Dios era quien producía el resultado de los ministerios de Pablo y de Apolo, y cada uno encontraría su recompensa en Cristo. Tales batallas continúan. Tal vez nos dividamos sobre el tipo de ministerio, sermón o música que preferimos. Pero la respuesta a tal desunión es crecer juntos en el Señor.
Qué nos dice Dios?
Muchos problemas en la iglesia local resultan del conflicto humano. Entonces, la solución a menudo resulta de construir relaciones a través del compañerismo, la oración, el amor y el tipo de respeto mutuo que proviene de verse unos a otros como portadores de la imagen de Dios.
