SAN PABLO ENFRENTA A LOS ESPIRITUS MALIGNOS, lee cómo sucedió y aprende a hacerlo también (24)

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Todo espíritu maligno está sujeto al poder y a la autoridad de Jesucristo. Hechos 16:18 Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesu­cristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.

Cuando leemos las historias del ministerio de Pablo, aquellas donde enfrentó espíritus malig­nos, a veces pensamos de él como un héroe que actúa en un nivel superior al nuestro. Pero, todos enfrentamos al maligno cada día, y tenemos el mismo poder que Pablo tuvo a su alcance, el poder del Espíritu Santo que vence al maligno de este mundo.

Los encuentros sobrenaturales que vemos en los pasajes bíblicos de hoy ocurrieron durante los tres viajes misioneros de Pablo. Si bien los perso­najes son diferentes, estos eventos tienen un tema en común: la actividad del cristiano en el ámbito sobrenatural y su respuesta a este. Para muchos, aun dentro de la iglesia, el ámbito sobrenatural parece fuera del alcance del creyente—algo de lo que no debemos preocupamos. Sin embargo, como veremos, las potestades de las tinieblas son reales, y chocarán con el pueblo de Dios. Como tal, debemos estar preparados para responder como corresponde, invocando el poder y la auto­ridad de Jesucristo.

Parte 1—El encuentro con un mago

□ Enviados por el Espíritu Santo Hechos 13:2-5

Bernabé y Pablo (entonces llamado Saulo) estaban a punto de comenzar su primer viaje misionero. Vale la pena señalar que la declaración «los he llamado» en 13:2 indica que Dios ya había estado hablando a Bernabé y a Pablo. Anteriormente, Dios le había dicho a Pablo que ministraría para Él (Hechos 9:15,16), y también le reveló esto a Ananias para confirmar el llamado que ya le había hecho a Pablo.

El Espíritu Santo confirmó el plan de Dios para Bernabé y Pablo de salir juntos a visitar las iglesias (véase Hechos 13:3). Cada vez que nos movemos en el minis­terio, o comisionamos a otros, debe ser en respuesta a la obra del Espíritu. Lucas enfatiza que el Espíritu Santo los envió no solo a la iglesia de Antioquía (v. 4).

Primero, estos dos misioneros fueron a Celeucia, de allí navegaron a Chipre y desembarcaron en Salamina, un puerto en el noreste de la isla. Considerando la gran comunidad judía en Salamina, Bernabé y Pablo primero fueron a la sinagoga. Los judíos conocían las promesas de la venida del Mesías. Allí, posiblemente, esta­ rían más receptivos al evangelio.

□ Empoderados por el Espíritu Hechos 13:6-12

Había varias ciudades a lo largo de la ruta de 156 kilómetros [112 millas] de Sala- mina a Pafos, y Pablo y Bernabé probablemente se detuvieron un tiempo en cada ciudad (Hechos 13:6). Cuando llegaron a Pafos, al suroeste de Chipre, encontra­ron oposición de un falso profeta y mago llamado Barjesús. Este hombre usaba la magia para engañar y dominar a la gente.

El ministerio de Bernabé y Pablo llegó a los oídos de Sergio Paulo, el goberna­dor romano del área quien se reunió con Pablo y Bernabé. No obstante, Barjesús sabía que, si el gobernador aceptaba el evangelio, él perdería su influencia sobre este gobernador. Barjesús trató de impedir el ministerio de Bernabé y Pablo, pero sus artes mágicas no tuvieron poder alguno contra el Espíritu Santo. Pablo reveló quién era este hechicero y lo que intentaba hacer y Pablo afirmó que Barjesús sería castigado por el Señor. Inmediatamente, el mago quedó ciego—un testimonio de la naturaleza genuina del ministerio de Pablo y Bernabé, así como del poder del Espíritu sobre todos los poderes malignos.

El gobernador fue conmovido por el poder del Espíritu Santo que obraba a tra­vés de Pablo. Pero más que eso, el gobernador estaba «maravillado de la doctrina del Señor» (Hechos 13:12). Si bien los dones sobrenaturales confirman el evange­lio, la gente necesita oír el mensaje de las buenas nuevas para poder asimilar la verdad y así aceptar a Cristo como Salvador (Romanos 10:9,10,14-17).

Parte 2—El encuentro con una adivina

□ Oposición sobrenatural Hechos 16:13-17

En el segundo viqje misionero, Pablo y Silas llegaron a Filipos donde conocieron a Lidia, quién se convirtió en una valiosa colaboradora en su ministerio. Ella es considerada por muchos como la primera conversión al cristianismo en Europa que se documenta específicamente (Hechos 16:13-15).

En Filipos, Pablo se reunía con los creyentes junto al río, ya que él y sus cola­boradores podían presentar el evangelio a los gentiles temerosos de Dios. Estos llegaron a creer en el Dios que adoraban los judíos, pero no adoptaron el judaismo. Pablo, entonces, pudo relacionarse con ellos en términos familiares al tiempo que proclamaba al Mesías.

Durante una de estas reuniones, Pablo tuvo un encuentro con una esclava poseída por un demonio (Hechos 16:16,17). A primera vista, la presencia de ella parecía favorable para Pablo y Silas. Viajó con ellos varios días, anunciando que eran siervos de Dios con un mensaje de salvación. Sin embargo, fue evidente que el espíritu maligno dentro de ella tenía intenciones muy diferentes, y Pablo fue movido a la acción, confrontando el mal en el ámbito espiritual.

□ Distinguiendo lo real de lo falso Hechos 16:6-18

Las palabras de la esclava, aunque aparentemente elogiaban a Pablo y Silas, pertur­baron a Pablo. Finalmente, Pablo discernió que esto entorpecía la obra del Señor y daba mal testimonio de su mensaje. En el fondo, las palabras provenían de un espíritu maligno, y Pablo lo reconoció. Sin embargo, él no le habló a ella. Pablo le habló directamente al demonio: «Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella». Lo que sucedió no fue obra de Pablo: el demonio abandonó inmediata­ mente a la muchacha por el poder de Jesucristo.

Las acciones de Pablo en este relato nos recuerdan el ministerio de Jesús (véase Mateo 8:16; 9:33; 17:18). La liberación de los poderes demoníacos fue una obra constante en el ministerio de Jesús. Y porque la batalla espiritual contra las fuerzas del mal continúa hoy, debemos orar por discernimiento, sabiduría y el poder del Espíritu para el ministerio de liberación y sanidad.

Parte 3—Cristo y las manifestaciones naturales

□ Fallida duplicación de milagros Hechos 19:11-16

Los acontecimientos de Hechos 19 ocurrieron durante el tercer vi^je misionero de Pablo. La predicación audaz, la enseñanza persuasiva y los milagros que se vieron en el ministerio de Pablo y sus compañeros produjeron rápido crecimiento de la iglesia en esa ciudad. Pablo realizó señales y prodigios por el poder del Espíritu Santo, de tal manera que la gente llevaba a los enfermos pañuelos y delantales que Pablo había tocado para la sanidad de los aquejados por alguna enfermedad. Tan grande era el poder que obraba a través de él, que el mero contacto con estas prendas sanaba y liberaba a las personas de espíritus malignos.

Los siete hijos de Esceva (un sumo sacerdote judío) quisieron imitar los méto­dos de Pablo de expulsar espíritus demoníacos «por Jesús, el que predica Pablo» (v. 13), pero el hombre poseído por el demonio los dejó magullados, golpeados y desnudos huyendo de aquella casa. Los milagros divinos no se realizan a través de fórmulas mágicas, solo a través de personas llenas del Espíritu Santo que se rinden a la dirección y la sabiduría de Dios.

□ Dominados del temor Hechos 19:17-20

No es de extrañar que la dramática historia de los siete hijos de Esceva se exten­diera por la ciudad, y como resultado muchos tuvieron temor solemne, recono­ciendo el poder de Dios. Dondequiera que iban Pablo y sus seguidores en la ciu­dad, la gente escuchaba el mensaje que él proclamaba. Algunos que antes habían practicado la brujería y la hechicería trajeron sus libros de magia y los quemaron públicamente.

El ministerio de Pablo y sus compañeros fue efectivo porque dependieron del Espíritu para el poder de predicar. Las señales y los prodigios acompañaron su ministerio, atrayendo la atención de los oyentes al mensaje transformador.

Qué nos dice Dios?

El evangelio tiene poder para cambiar vidas. Pero este evangelio sólo se proclama eficazmente cuando quienes lo predican dependen del Espíritu Santo. Por tanto, podemos y debemos confiar que el Espíritu nos ayudará con los componentes naturales del ministerio, al tiempo que creemos que las señales y milagros seguirán nuestro servicio, para la gloria de Cristo.

Acerca de: Editorial VIDA

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