Los creyentes deben ministrarse unos a otros y experimentar juntos el crecimiento espiritual.
Efesios 4:14,15 Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.
En esta lección, observaremos un énfasis práctico en las instrucciones a los efesios. Para mucha gente en nuestro mundo, la única perspectiva que tienen de la Iglesia es lo que ven en sus representantes, esto es, en todos nosotros. Mientras estudia esta lección, considere lo que alguien pensaría sobre su iglesia local y la Iglesia en general si usted fuera el único representante que conocieran.
La doxología al final de Efesios 3 señala al lector que Pablo está cambiando de enfoque. Durante la primera mitad de su carta, sentó las bases teológicas de la Iglesia y su misión. El resto de la carta es una descripción de lo que Dios espera de los creyentes para mostrar su gloria a través de la Iglesia. En esta lección, com entaremos que la persona que está «en Cristo», mostrará su amor por Dios a través de su amor por los demás.
1—Mantengamos la unidad
□ Una vida digna Efesios 4:1,2
Pablo instruyó a sus lectores a vivir una vida digna del llamado que habían recibido (Efesios 4:1). Luego, usó cuatro términos para describir esa vida. Todas estas palabras contradicen la percepción seglar de lo que es vivir una vida exitosa.
Primero, Pablo declaró que el cristiano debe mostrar «humildad». La cultura grecorromana no percibía la humildad como una virtud. Sin embargo, Jesús nos enseñó una gran lección en humildad cuando se humilló a sí mismo al venir al mundo para bendecir a la humanidad. Nosotros también debemos de mostrar una actitud de siervo si queremos representar verdaderamente a Jesús en la tierra.
La segunda palabra que Pablo aplicó al andar cristiano es «mansedumbre». Esta cualidad denota mucho más que la simple calma. La mansedumbre permite que la persona se concentre en andar con Cristo y viva de una manera digna de Él. Tal creyente no será disuadido ni perderá la paz por las palabras en su contra.
La tercera palabra que Pablo usó para definir el andar cristiano es «paciencia». Los comentaristas señalan que la palabra usada aquí describe a una persona que es lenta para vengarse del mal o tomar represalias cuando alguien la hiere.
El descriptor final es «tolerancia». Esta cualidad permite que personas con diferentes temperamentos y opiniones vivan en armonía. Una persona tolerante sabe que no siempre tiene que tener la razón y está dispuesta a tolerar y a mostrar amor (v. 2).
□ Un Cuerpo unificado Efesios 4:3-6
Desde el comienzo, Satanás ha querido causar caos y desunión. La rebelión de Satanás en el cielo, la ruptura de la relación de la humanidad con Dios en el huerto del Edén y el conflicto de Caín y Abel ilustran el plan de Satanás para destruir la unidad. Él no ha cejado en su intención de perturbar los planes de Dios a través del conflicto. Un verdadero seguidor de Jesús debe conducirse de una manera que fomente la unidad dentro de la iglesia (Efesios 4:3).
La unidad en la iglesia se basa en el hecho de que todos los cristianos somos parte de un solo cuerpo, dirigido por nuestro único y verdadero Señor, y tenemos un solo fin en la búsqueda de Dios. Como Iglesia tenemos un solo Señor, una fe, un bautismo y un Dios y Padre que está a cargo de todas las cosas. Si la iglesia realmente opera como una expresión de Jesús, debe mantenerse unida. Cualquier otra alternativa mostrará una organización que modela la desunión de una vida sin Cristo.
2—Ministrar al Cuerpo
□ El dador de los dones – Efesios 4:7-10
Algunos se enorgullecen de sus dones o habilidades. Pero ninguno de nosotros puede atribuirse el mérito de ningún don espiritual o talento natural que poseamos. Todos ellos vienen de Jesús, y Él tiene la autoridad para dar dones, de acuerdo a su voluntad. Pablo citó el Salmo 68:18 al explicar la autoridad que Jesús tiene para dar dones a hombres y mujeres. Este versículo se asoció con la resurrección y ascensión de Jesús antes de Pentecostés. Pablo vio estos dos eventos como el medio de salvación y la institución de la autoridad de Cristo para impartir dones a través del poder del Espíritu Santo. El énfasis está en la autoridad de Cristo en contraposición a los dones y talentos naturales de las personas. Nadie tiene derecho a jactarse de los dones espirituales (o los dones naturales) que posee.
Hay mucho debate sobre el significado de la declaración parentética de Pablo en los versículos 9 y 10. La comprensión más clara de estos versículos la podemos encontrar en el contraste entre lo más alto de lo que ya es alto y lo más bajo de lo que ya es bajo. Cuando Jesús vino a la tierra, estaba descendiendo a «las partes más bajas de la tierra», nuestro humilde mundo, en comparación con las inmensurables y maravillosas alturas de los cielos en las que habitaba originalmente. Pablo estaba señalando que Jesús ciertamente vivió, murió y resucitó de los muertos mientras estuvo en la tierra. Estos actos establecen su autoridad para ascender y la autoridad para dar dones a la Iglesia y dirigir sus funciones. Pablo también nos ayudó a ver que Jesús tiene autoridad sobre todo lo que hay en el cielo y en la tierra, conforme está en los cielos «para llenarlo todo» (v. 10).
□ Los dones de Dios a la Iglesia Efesios 4:11,12
En Efesios 4:11,12, Pablo pasó del don general de la gracia, que se le da a cada persona en el cuerpo de Cristo, a instruir sobre los dones específicos de liderazgo ministerial que se dan para el discipulado de los creyentes, el liderazgo de la iglesia y el desarrollo de los diversos dones en la vida de los creyentes. Pablo identificó cuatro tipos específicos de dones de liderazgo encomendados a quienes tienen la tarea de preparar a otros para hacer la obra espiritual de la iglesia: apóstoles, profetas, evangelistas y pastores/maestros. (Tenga en cuenta que los eruditos difieren en cuanto a si los pastores y maestros deben ser vistos como un don o dos. Muchos lo ven como un cargo que tiene la doble responsabilidad de guiar y alimentar a los creyentes en su andar con Dios. Esto es lo que refleja el concepto de pastor.)
3 -Madurar juntos en Cristo
□ Una Iglesia madura Efesios 4:13
Una iglesia madura está unida y tiene a Jesucristo como Señor. El énfasis de Pablo en la unidad muestra que es importante pero difícil de mantener. No debemos dejar que las luchas internas inhiban los propósitos de Dios.
Los cristianos maduros conocen a Jesús. Este conocimiento es más que enumerar hechos acerca de Jesús. El conocimiento puede comenzar con la información, pero debe guiar a una relación personal que transforma la vida del creyente. La otra característica es alcanzar la madurez. La palabra podría traducirse como «edad adulta». Una diferencia entre un niño y un adulto es la responsabilidad. Los niños tienen poca responsabilidad. Sus padres les enseñan, los alimentan y los amparan. Los cristianos maduros asumen la responsabilidad de su vida espiritual, y están dispuestos a ayudar a nutrir a los que son nuevos en la fe.
□ Beneficios de la madurez Efesios 4:14-16
Los líderes cristianos no deben participar en ningún tipo de manipulación o enseñanza falsa. Deben hablar de manera directa, siempre enseñando la verdad. La verdad puede ser difícil porque requerirá aplicar disciplina a las personas que han pecado. Al igual que los padres que por amor a sus hijos los instruyen para que rechacen las conductas destructivas, los líderes cristianos deben desafiar a aque los a quienes dirigen para que crezcan espiritualmente y sean reflejo de Jesús.
Cuando cada cristiano reconoce su responsabilidad y aprende a trabajar con otros, todo el cuerpo de Cristo crecerá. Cuando hay amor, no habrá celos ni división. El mayor anhelo de los creyentes será el crecimiento de sus hermanos en Cristo y agradar al Señor que les proveyó la salvación.
Qué nos dice Dios?
Al examinar las Escrituras, encontramos que los cristianos deben tener un propósito por fuera de sí mismos. Una vez que nos hemos convertido en seguidores de Cristo, ya no podemos vivir sólo para nosotros mismos y nuestro propio bienestar. Dios nos ha dado dones para que bendigamos a los demás. Con la ayuda de Dios, podemos descubrir nuestros dones y ponerlos en práctica.