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miércoles, octubre 9, 2024
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La Palabra de Dios es el fundamento para edificar una familia feliz

Verdad central El fundamento sólido para el discipulado cristiano es la enseñanza y la práctica de la Palabra de Dios en el hogar.
Deuteronomio 6:7 Y las repetirás [las palabras
de Dios] a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.

Una iglesia es tan saludable como sus familias, ya sea que una familia esté formada por una pareja con hijos en casa, un padre soltero con hijos o una pareja que tiene el nido vacío.

Edificar una familia cristiana fuerte es imposible sin adherirse a la Palabra de Dios. Los padres deben amar a Dios y modelar el amor por su Palabra para inculcar esa devoción a Dios en sus hijos. Los padres son los principales maestros de los valores piadosos para los niños, pero hacen bien en com- binar sus esfuerzos con los de pastores, maestros de escuela dominical y otros. Una familia y una iglesia que se centran en la Palabra de Dios es la mejor herramienta para el desarrollo de familias e iglesias saludables.

Parte 1-Adoptar la Palabra de Dios

Mandamientos que edifican la vida Deuteronomio 6:13

El último libro escrito por Moisés en el Pentateuco (los primeros cinco libros del Antiguo Testamento) tiene como título Deuteronomio, que significa «segunda ley». Dios había dado la Ley anteriormente en el Monte Sinaí, pero una y otra vez, el pueblo había des- obedecido. Una nueva generación había soportado la vida errante en el desierto y estaba preparada para entrar en la Tierra Prometida. Moisés los instruyó que obedecer a Dios y enseñar sus mandamientos traeria bendiciones para ellos y las generaciones futuras.

Los cristianos no se salvan por la obediencia a la Ley, sino por la fe en Jesucristo. Sin embargo, como los israelitas, experimentamos las bendiciones prometidas al vivir en obe- diencia a la Palabra de Dios. La obediencia es una manera en que los creyentes muestran su amor por Jesús (Juan 14:21; 1 Juan 2:5). Debemos adoptar la Palabra de Dios, porque nos enseña cómo vivir de acuerdo con su buena, agradable y perfecta voluntad.

Una de las mayores bendiciones de la obediencia es ver que nuestra fe en Dios se hace real para nuestros hijos y nietos. Dar ejemplo de lo que significa amar a Dios y vivir para El puede ser la forma más eficaz de influir en otros, tanto en nuestra familia como en nuestra comunidad. Muchos que nunca han sido padres han sido mentores de hijos e hijas en la fe. 1Qué bendición ver a la próxima generación adoptar una fe fuerte en Dios!

 Compromiso incondicional Deuteronomio 6:4-9

La confesión de fe del pueblo de Dios, conocida como el Shemá, era la base para que los padres judíos enseñaran a sus hijos a amar a Dios. Cada aspecto de la vida debia de estar relacionado con este total compromiso con El.

El Shemá declara que el Dios de Israel es el único Dios verdadero a quien se debe de amar con todo el ser y obedecer de todo corazón. Jesús reforzó esta verdad al citar el Shemá cuando alguien lo interrogó sobre el mandamiento más importante (Marcos 12:29).

Las actividades cotidianas brindan oportunidades para hablar de Dios con los niños. A medida que los padres relacionan a Dios con las cosas que hacen, los niños pueden llegar a ver cómo Dios y su Palabra son parte de la vida diaria. Para tener familias fuertes y saludables, amar y obedecer la Palabra de Dios debe ser parte normal de la vida diaria.

Parte 2-Enseñe la Palabra de Dios

 Promueva una vida justa Deuteronomio 6:20-25

Moisés instruyó a los padres israelitas que respondieran las preguntas de sus hijos, mostrándoles que una vida recta estaba ligada directamente a su identidad como pueblo elegido por Dios. Los había redimido de la esclavitud y les había proporcionado una tierra donde vivir. La obediencia a la Palabra de Dios resultaría en una vida justa y en sus continuas bendiciones para ellos. Cuando reconocemos y celebramos nuestra relación con Dios y su obra en nuestra vida, ayudamos a nuestros hijos a establecer un patrón de con- fianza en Dios para ellos mismos.

Los israelitas podían responder a las preguntas de sus hijos basándose en su historia. Sus antepasados fueron esclavos en Egipto. Dios los redimió de la esclavitud, trajo juicio a sus captores, y luego los llevó a la tierra que les había prometido a sus antepasados. La bondad de Dios con ellos continuaría conforme ellos obedecieran sus mandamientos y mostraran reverencia y amor por El.
Nosotros también podemos aprovechar nuestra historia espiritual para ayudar a los niños a comprender por qué amamos a Dios y vivimos para El. Si usted es un creyente de primera generación o proviene de una larga línea de cristianos fieles, puede usar su testimonio personal para enseñarle a sus hijos. Nuestra obediencia debería estar impulsada por el amor y la gratitud a Dios por quién es El y lo que ha hecho, en vez de seguir reglas a regañadientes y movidos solo por un sentido del deber.

 Influencia positiva Proverbios 1:8,9

Los padres deben de ser los principales maestros de sus hijos. A menudo la educación tiene que ver con el aprendizaje académico, y los niños cuyos padres están involucrados en su experiencia académica, generalmente obtienen mejores resultados que los niños cuyos padres no lo están. Pero los niños necesitan aprender mucho más de lo que se enseña en un aula académica. Los niños aprenden habilidades sociales de sus padres, abuelos y otros cuidadores desde una edad muy temprana. Las actitudes y prioridades, tanto buenas como malas, son modeladas por ellos para los niños.

La instrucción espiritual es una parte esencial de la educación de los niños. Lo que los niños aprenden en la iglesia debería continuar edificando lo que aprenden en casa acerca de Dios. Cuando los niños no tienen el beneficio de un hogar biparental, o cuando los padres no son creyentes, es imperativo que otros creyentes ayuden brindándoles instrucción amorosa. La instrucción incluye reafirmación positiva y corrección. Ambas ayudan a los niños a comprender qué es piadoso y beneficioso, y qué es pecaminoso y dañino. A lo largo de la Biblia, se prometen bendiciones para aquellos que viven vidas piadosas (véase Proverbios 1:8,9).

Parte 3-Obedezca la Palabra de Dios

Una vida pura Salmo 119:9-16

El Salmo 119 es un poema acróstico que se enfoca en la Palabra de Dios. Al plantear la pregunta de cómo un joven puede mantenerse puro, los versículos 9-16 responden con la instrucción de asimilar la Palabra de Dios. La inversión que hagamos para descubrir lo que enseña la Biblia y aprender a ponerlo en práctica pagará dividendos eternos.

El Salmo 119 es un poema acróstico que se enfoca en la Palabra de Dios. Al plantear la pregunta de cómo un joven puede mantenerse puro, los versículos 9-16 responden con la instrucción de asimilar la Palabra de Dios. La inversión que hagamos para descubrir lo que enseña la Biblia y aprender a ponerlo en práctica pagará dividendos eternos.

La mejor manera de formar una base sólida para el discipulado cristiano en el hogar es enseñar y practicar la Palabra de Dios. ¿Significa esto que todo niño criado en un hogar piadoso elegirá amar y servir a Dios? ¡Absolutamente no! Pero la probabilidad es cierta-

mente mayor de lo que sería si su influencia proviene de la Internet o la televisión. Enseñar a los niños a conocer y poner en práctica la Palabra de Dios requiere de tiempo, recursos y esfuerzo. La práctica constante de devocionales familiares y la asistencia a los servicios de adoración en la iglesia, ayudarán a inculcar valores piadosos en los niños. A medida que los padres muestran gozo al pasar tiempo con Dios, es más probable que los niños sigan ese mismo patrón.

Una vida gratificante Proverbios 3:1-4

Proverbios 3:1-4 les muestra a los niños los beneficios de seguir instrucciones piadosas. Una vida piadosa conduce a una vida plena y gratificante. La búsqueda de Dios contribuye a una vida que no se centra en las búsquedas y posesiones mundanas, sino que valora las relaciones por encima de las posesiones.

Mantener estos objetivos en mente puede ser desafiante. A veces, salir de la casa por la mañana con todos los niños aseados, peinados, bien vestidos, con mochila y útiles esco- lares puede ser un esfuerzo heroico. Es necesario concentrarse para evitar que lo urgente desplace a lo importante.

Esté alerta a los momentos de enseñanza que ofrece cada día (v. 3). Recuerde a los niños por qué la familia sirve a Dios. Señale las bendiciones que recibe la familia al obedecer su Palabra. Estas prácticas ayudan a los niños a guardar la Palabra en su corazón para <[hallar] gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres»>(v. 4).

¿Qué nos dice Dios?

Las familias que valoran y dan prioridad a la Palabra de Dios tienen más probabilidades de ser saludables y felices. Al modelar una vida piadosa, encontraremos momentos de enseñanza que nos permitirán enseñar a nuestros hijos a adoptar, aprender y obedecer la Palabra de Dios.

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Editorial VIDA
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