Leer por favor estos pasajes para que comprendas este sermon o enseñanza. GENESIS 4:3, HECHOS 13:2; HEBREOS 9:1
VERDAD CENTRAL: Desde el comienzo los hombres entendieron el deber y la necesidad de rendir culto a Dios. Su liturgia, aunque sencilla, poseía componentes espirituales irremplazables.
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EL MODELO DEL CULTO BÍBLICO
1- La comunión: El culto de Adán y Eva (Génesis 1 y 2)
Desde el Edén se vislumbra la necesidad de comunión con Dios; pero también el deseo divino por relacionarse con su criatura. Los primeros capítulos de Génesis revelan que, desde su formación, Adán y Eva gozaban de una comunión sencilla y natural con Jehová. La declaración de Génesis 1:26-28 establece que fueron creados conforme a la imagen y semejanza de Dios, es decir, con capacidad de crear de pensar y crear ideas, y de adorarle al reconocer su majestad y grandeza.
Los primeros padres de la raza humana tenían contacto ininterrumpido con Dios. El contacto era directo, sin intermediarios. La comunión con Jehová era tan natural y sin atajos. Era un culto real, directo y sencillo.
2- El reconocimiento:
El culto de Caín y Abel (Génesis 4:3, 4) Como sabemos, el pecado arruinó toda aquella relación perfecta, pero aún pervivía el deseo de adorar al Creador. Es en el caso de Caín y Abel cuando se observa la primera manifestación de adoración formal. El texto no explica la razón por la que Jehová miró con agrado a la ofrenda de Abel antes que la de Caín. Hasta que el autor de Hebreos nos aclara que por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín (Hebreos 11:3). La de Abel era una ofrenda cruenta, la cual sería el medio para la remisión de los pecados (Hebreos 9:22). Por eso la de Abel era mejor. Aunque lo que nos interesa observar aquí es que la motivación de ambos fue el reconocimiento y la adoración ante el Altísimo.
3 – LA INVOCACIÓN: El culto de los setitas (Génesis 4:26)
De los descendientes de Set, se menciona en la Escritura que comenzaron a invocar el nombre de jehová. Su devoción fue más abierta y pública. Entendieron su misión y función como servidores de Dios. Desde el inicio, observamos entonces, un desarrollo litúrgico del culto.
Vale la pena aclarar que la semántica del verbo “invocar” preserva las ideas de interceder, hablar, apelar, llamar, reconocer y adorar. Por lo tanto, no estamos fuera del tenor textual cuando aseguramos que este versículo de Génesis insinúa de ellos la actitud de dirigirse, orar y adorar a Dios. Pablo redondea el concepto al decir que todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo (Romanos 10: 13). Así que invocar es rendir culto de manera consciente de nuestra posición espiritual.
4 La adoración:
El culto de Noé y posteriores (Génesis 8:20, 21) Después del diluvio encontramos la primera referencia a la construcción de un altar a Jehová. A estas alturas tenían los hombres una mejor comprensión de la grandeza divina y el deber de honrarle. Para entonces la adoración toma ya otra dimensión. Es motivada por los actos redentores del Señor. Noé construye un altar para rendir culto al Señor y expresar gratitud en razón de su preservación. Esa actitud conmovió el corazón del Altísimo, quien aprobó el holocausto. ¡El culto en toda su perfección!
Posteriormente, Abraham toma este modelo de culto personal (Génesis 12, 13 y 22), así como sus descendientes Isaac y Jacob. Este tipo de adoración se formaliza después que la nación es liberada de Egipto. La forma del culto en Israel ya estaba trazada. A partir de aquellos esbozos litúrgicos se desarrolla toda una teología de adoración (Levítico) reemplazada por la obra perfecta del Señor Jesucristo, según Hebreos 8-10. “y”. El servicio espiritual (Hechos 13:2; Hebreos 9:1) El libro de los Hechos añade otro elemento teológico-práctico a la idea de la adoración a Dios. Hechos 13:2 expresa: Ministrando éstos al Señor... esto se hace en un ambiente de espiritualidad y devoción. Reunidos los servidores en ayuno y oración buscando la dirección divina, el Espíritu Santo hizo una ratificación de la misión y el llamado de algunos asistentes. Ministrar al Señor, incluye en este pasaje la idea de adorarle, comunicarse con él. meditar y reflexionar.
Pregunta de reflexión o aplicación: ¿Qué características debe manifestar el culto que el creyente rinde ante Dios?
II – COMPONENTES DE LA LITURGIA BÍBLlCA
1 LA GRANDEZA DE DIOS
Todos aquellos que ofrecieron culto a través de su propia liturgia, lo hicieron en pleno reconocimiento de la majestad y la grandeza divinas. El culto expresado procuraba rendir homenaje al Creador. La devoción ofrecida por aquellos individuos jamás se apartó de la conciencia de la soberanía divina. y en razón de esa dependencia, adoraban. Todos los cantos bíblicos, de hecho, estaban centrados en Dios; ratificaban su majestad y dominio. Así lo expresan en su himnología Moisés, Maria, Ana, Zacarías, Simeón, entre otros.
2- La santidad de Dios
Explica William Dymess: Los sacrificios y las ofrendas son todos parábolas de la santidad y la justicia de Dios. La conciencia de la pureza del Señor está presente en la liturgia antigua. Dios es santo, y por ello, es insultado por el pecado de sus criaturas. Adán y su esposa, cuando fueron engañados por la serpiente, comprobaron la fealdad del pecado. Se sintieron avergonzados profundamente y cuando escucharon la voz divina se escondieron de su santidad. El primer hombre confiesa ante la presencia del Altísimo: Oi tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí (Génesis 3:8). De ahí en adelante queda incrustado en la memoria humana que el Creador detesta el pecado y requiere santidad de los que se acercan a él. Si lo invocamos por Padre —dice Pedro-entonces debemos conducirnos en congruencia con su santidad (1 Pedro 1:15-20).
3 La justicia de Dios
Noé entendió después de aquel juicio que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23). Él y los sobrevivientes comprendieron que Dios salva al justo y castiga al impío. Actuó con fe ante la palabra de Jehová y su confianza condenó al mundo (Hebreos 11:7). Al creer e’l, todos los demás quedaron inexcusables. Por ello rinde culto al Señor. Al construir un altar a Dios después del diluvio, Noé está siendo motivado por la justicia de Dios. En su liturgia proclama gozo por ser beneficiado con la misericordia divina. Fue testigo de la ofensa del pecado. Cuando el justificado sale del barco, entiende a cabalidad que el Altísimo es justo. En su altar se exalta la justicia y la misericordia del Señor.
4 La soberanía de Dios
Los que rindieron culto a Dios desde el principio tuvieron claro que hay un ser infinito, santo, justo y misericordioso. Asimilaron que el Todopoderoso dispone, gobierna y ejecuta juicio y bondad. Ahora, acercarse a él requiere aceptación de su voluntad y su determinación. El culto es una forma de reconocer que el Soberano gobierna desde el cielo y que nadie puede interferir en sus designios.
Pregunta de reflexión: ¿Qué otros elementos se han introducido en el culto contemporáneo?
III. PRINCIPIOS DE LA LITURGIA ESPIRITUAL
1 EL CULTO GENUINO
La liturgia tuvo un desarrollo, lo sabemos. Primero sin altar, después con éste; antes en el tabernáculo y luego en el templo. La forma en que se celebra el culto a Dios puede variar dependiendo de las circunstancias. Lo que no debe cambiar es la razón e intención. La celebración debe darse en espíritu y verdad, como el Padre demanda (juan 4:23, 24). El corazón del adorador debe estar plenamente enfocado en Dios, y ha de estar motivado por el agradecimiento y reconocimiento de la grandeza, santidad y soberanía de Dios.
2 El culto aprobado
En las Escrituras está delineada la forma en que debemos acercarnos a él. Ciertamente no se limita a un lugar específico, pero sí bajo los principios ya visados: reverencia, integridad, santidad y servicio son los componentes de nuestro culto a Dios.
Es la plena conciencia de que todo debe hacerse en una entrega total (Romanos 12:], 2). El derramamiento de sangre de los animales del antiguo sistema es sustituido por corazones ardientes y dedicados totalmente al servicio del Señor.
3 El culto eficaz. La liturgia correcta atrae la bendición y edificación. La nube posando en el tabernáculo indicaba el agrado divino por haberse sujetado a las instrucciones del Señor (Éxodo 40:34-38). También el fuego en el altar del templo de Salomón sugería la complacencia de lo alto por haberse ajustado a los requerimientos de Jehová (1 Reyes 7,8). El derramamiento del Espíritu (Hechos 2) era señal de que los creyentes eran aceptados como templo de Dios. Si rendimos culto de acuerdo a sus reglas, seguro seremos edificados y nuestro servicio será de bendición a las almas. Todo lo que respire, alabe a Jehová (Salmos 150).
Pregunta de reflexión o aplicación; ¿Qué actitudes debemos evitar cuando ofrecemos culto ante Dios?
CONCLUSIÓN
Cuidemos que nuestra liturgia agrade al Señor. Que no se incluyan elementos extraños que atenten contra nuestra comunión con Dios y la espiritualidad de los creyentes. Seamos imitadores de los verdaderos hombres y mujeres que adoraron en espíritu y en verdad. El Salmo 100 es un manual perfecto de cómo hemos de acercarnos al Señor. Nuestro culto debe incluir adoración, gozo, reconocimiento y gratitud. Las formas pueden cambiar de un lugar a otro, pero no el contenido. Nuestra liturgia debe ser llena de vida espiritual, es decir, con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en nuestros corazones (Efesios 5:19).
APRENDE:
1- ¿Qué motivó a los primeros adoradores a ofrecer culto a Dios?
- ¿Qué aprendemos acerca del desarrollo litúrgico dc aquellos adoradores?