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EL AMOR Y EL JUICIO DE DIOS a veces no se comprende esta comparativo lee la razón (24)

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El juicio de Dios se rige por su amor y misericordia.

Deuteronomio 32:4 Él es la Roca, cuya obra es per­fecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; es justo y recto.

Las personas que no conocen a Dios luchan por conciliar lo que han escuchado sobre su amor con lo que han escuchado sobre su juicio. Es importante que recordemos que los dos concep­tos no son mutuamente excluyentes. Al igual que el padre amoroso que disciplina a sus hijos para advertirles de las consecuencias del mal comportamiento, Dios también advierte al ser humano de un juicio por venir. Su propósito es que la gente venga al arrepentimiento.

Las personas que critican el cristianismo a menudo señalan la naturaleza sentenciosa de lo que perciben como el sistema de creencias cristiano. Afirman que los cristianos juzgan a las personas en vez de amarlas. Ellos a menudo afirman que, si Dios existe, Él sería amoroso y no crítico como aquellos que afirman seguirlo. Es importante que respondamos a estas críticas al cristianismo. La lección de hoy proporcionará respuestas a estos argumentos contra el cristia­nismo, y además desafiará a los alumnos a tener una comprensión más profunda de la naturaleza y las acciones de Dios.

1- DIOS ES MISERICORDIOSO Y AMOROSO

□ La misericordia de Dios Salmo 86:15,16; Efesios 2:4,5

Los creyentes tienden a enfocarse mucho en la gracia de Dios, y con razón. La gracia se refiere a la voluntad de Dios de perdonar, redimir, limpiar y recompensar a las personas que ha creado. Sin embargo, es importante no perder el enfoque o el aprecio por un atributo similar de Dios: su misericordia. La misericordia es la compasión o el perdón que Dios muestra hacia alguien, a pesar de que castigar está dentro de su poder y justo juicio. Sin la misericordia de Dios, la gracia estaría incompleta. La gracia de Dios muestra un aspecto del amor de Dios al propor­cionar los medios para tener una relación con Él. Su misericordia borra nuestros pecados que nos han separado de Dios, y nos reconcilia con Él. En cierto sentido, se podría decir que la gracia nos permite seguir adelante. La misericordia hace posible que no suframos las consecuencias espirituales de nuestro pasado.

David reconoció la importancia de la gracia y la misericordia. Si bien Dios se enoja, no se le provoca fácilmente. David cometió muchas faltas en su vida, pero sabía que Dios lo perdonaría si se arrepentía de sus pecados (Salmo 86:15,16).

Pablo afirmó el amor y la misericordia de Dios en Efesios 2:4,5, con la palabra «rico» al hablar de la misericordia de Dios. Esa misericordia, a su vez, nos recuerda Su gracia por la cual hemos sido salvos. Estábamos muertos, pero ahora vivimos.

Pablo describió los dos lados de la salvación de un cristiano (v. 5): Él borra en el momento el pecado de quien clama arrepentido. El cristiano nace de nuevo. A partir de ese momento, él o ella puede vivir sin culpa ni vergüenza.

El amor de Dios 1 Juan 4:7-10

Juan argumentó que el verdadero amor es un don de Dios y que, si Él vive en noso­ tros, también debemos ser personas de amor (1 Juan 4:7-10). Quien no muestra amor a los demás, realmente no conoce a Dios, porque Dios es amor.

Dios ama a todos los seres humanos, aun cuando todos se han perdido en su rebelión contra Él. En la «economía»de Dios, o la manera en que hace las cosas, ningún ser humano podía pagar el precio por los pecados. La respuesta del amor de Dios fue enviar a Jesús, Dios Hijo, al mundo para pagar el precio por nuestras transgresiones contra Él. Además, proporcionó una manera en que podemos vivir en una relación correcta con Él basada en la relación que Jesús tiene con el Padre.

El mayor amor que cualquier persona pueda tener nunca estará a la altura del amor de Dios por el mundo. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo estaban conscien­ tes del dolor y el sufrimiento que implicaría enviar al Hijo al mundo. El amor de Dios desafía la lógica humana. Él mismo pagó el precio por los pecados cometidos contra Él.

2 – La justicia y el perfecto juicio de Dios

□ El perfecto juicio de Dios Éxodo 20:4-6; Salmo 37:37,38

En los primeros dos de los Diez Mandamientos, Dios declaró que Él no com­ partiría la adoración con nada de lo que había creado (Éxodo 20:4-6). En los tiempos del Antiguo Testamento, la adoración pagana asociaba sus dioses con imágenes que los representaban. No hay imagen alguna que represente a Dios (Éxodo 20:4.)

Dios no compartirá nuestra lealtad con ningún dios. Era común en el paga­nismo agregar nuevos dioses al culto. El Dios de Israel no compartiría su gloria con dioses que sólo eran pobres sustitutos de la realidad. Dios es celoso en el sen­tido de que toda nuestra adoración debe estar dirigida a Él (Éxodo 20:5,6).

El salmista expresó la justicia de Dios al describir el resultado de la elección de una persona. Si reconocemos a Dios y lo adoramos a través de una vida obediente, tendremos una eternidad en el cielo. Las personas que rechazan la autoridad de Dios también rechazan la invitación de pasar la eternidad con Él (Salmo 37:37,38).

□ El justo juicio de Dios Apocalipsis 20:11-15; 22:12-16

Al final de los tiempos, cada persona será juzgada según su vida. Este juicio se conoce como «El juicio del gran trono blanco». Aquellos que han vivido en rebe­lión contra Dios enfrentarán un juicio severo.

La historia de cada persona ha sido registrada en uno de dos libros. Uno con­ tiene el nombre de todas las personas que han puesto su fe en Jesús. Este docu­mento es el Libro de la Vida. Pero todos los que elijan vivir de acuerdo a su propio parecer tendrán su registro en el segundo libro. La Biblia no le asigna nombre a este libro, pero un nombre apropiado podría ser el Libro de la Muerte (Apocalipsis 20:12,13). Aquellos que hayan rechazado a Jesús como Señor, serán arrojados al lago de fuego. Este no es un acto de un Dios que no ama, sino de un Dios justo (Apocalipsis 20:14,15).

Algunos acusan a Dios de no ser amoroso porque Él envía personas al infierno, pero esto es falso. Dios da a todos la oportunidad de reconocerlo y responder a su amor. El infierno está reservado para las personas que rechacen a Dios en la tierra. Mientras que el futuro que les espera a los que rechazan a Dios será horrible, el hogar eterno que espera a quienes han puesto su fe en Jesús será grandioso, pero palidece en comparación con el gozo que experimentarán los que pasen la eterni­dad en la presencia de Dios. Esta no es una recompensa que los cristianos hayan ganado, es mas bien un futuro que han elegido al responder a Dios con humilde arrepentimiento (Apocalipsis 22:12-16).

3—¿Por qué juzga un Dios amoroso?

□ Una pregunta incorrecta Deuteronomio 32:4; Salmo 7:10,11; Mateo 13:41-43

La pregunta: «¿Por qué juzga un Dios amoroso?» revela una falta de comprensión fundamental de las palabras «amar» y «juzgar». El amor no excluye la capacidad de una persona de ver lo bueno de lo malo. Un segundo error en la pregunta es que supone que Dios se equivoca al juzgar. Esta es la mayor forma de arrogancia. Dios creó todas las cosas. Él las mantiene en funcionamiento. Él sabe todas las cosas. Dios no se equivoca ni hace lo malo. Sugerir que Él podría hacer algo malo es con­fesar que realmente no creemos Él es Dios (Deuteronomio 32:4). Dios recompensa a quienes lo reconocen y castiga a quienes se oponen a Él. Su juicio puede ser un acto de amor en sí mismo, una manera de llamar la atención de la persona. Si quie­nes se oponen a Dios reconocen su error y se apartan de él, tienen la oportunidad de pedir misericordia (Salmo 7:10,11).

Jesús declaró que al final de los tiempos, aquellos que vivan en pecado serán lanzados al lago de fuego. Aquellos que eligen una vida justa brillarán en el reino de Dios. Jesús invita a todos los que estén dispuestos a escuchar y creer a formar paite del reino de Dios (Mateo 13:41-43).

□ Toma la decisión correcta Hebreos 12:14; 2 Pedro 3:9

El creyente debe vivir una vida pacífica y santa (Hebreos 12:14). Tal persona debe tener el Espíritu de Dios en él o ella. Una persona que no se compromete a una vida santa, no puede seguir verdaderamente a Dios. Cada persona es responsable de sus elecciones respecto a la santidad.

Los escépticos afirman que el día del Juicio no llegará porque ha pasado mucho tiempo desde que Jesús lo profetizó. Sin embargo, como explicó Pedro, Dios ha retrasado ese día porque todavía hay quienes entregarse a Él. Pero no debemos engañamos pensando que Dios no juzgará. Él lo hará, y cuando lo haga, será dema­siado tarde para que alguien cambie de opinión respecto a Dios (2 Pedro 3:9).

Qué nos dice Dios?

Debemos estar agradecidos de que el amor de Dios nos proporcionó un medio de ser perdonados y vivir en una relación correcta con Él. Él nos llama a demostrar su amor y ayudar a otros a evitar el juicio venidero.

El ministerio en acción

  • Piense en una manera de compartir el amor de Dios con alguien esta semana.
  • Examine sus elecciones para saber si está obedeciendo a Dios cada día.
  • Ore por la salvación de un compañero de trabajo o alguien que conoce.
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Editorial VIDA
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