Dios creó a los seres humanos a su imagen. Ade más les dio habilidades y responsabilidades, y les confió la responsabilidad de administrar adecuadamente su creación. Desafortunadamente, cuando el pecado entró en el mundo a través de Adán y Eva, ese pecado impactó la habilidad y el deseo humanos de seguir el mandato de Dios.
Las Escrituras con frecuencia describen la creación en términos de un regalo para la humanidad. Aun así, Dios espera que lo obedezcamos en el cuidado de su creación. A los primeros seres humanos, Dios dijo: «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra» (Génesis 1:28). Los puso en el huerto de Edén para que lo labraran y lo guardasen (2:15). Parte de la tarea de Adán consistía en aprender sobre los animales, lo que parece indicarse en que debía darles nombre.
1—Cuidadores de la creación
□ Mayordomía de la creación de Dios Génesis 1:28; 2:15,19,20
La creación es únicamente obra de Dios que Él da para nuestro uso como una bendición. Junto con ese regalo viene la responsabilidad de cuidarla. Algunos creen que el trabajo es consecuencia de la Caída, pero Adán y Eva ya tenían la tarea de cuidar lo que Dios les había dado. Génesis 1:28 relata el mandato de Dios a Adán y Eva: «Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra». Es nuestra responsabilidad utilizar la creación para cumplir los propósitos de Dios. A Adán y Eva se les dio la tarea de administrar la creación de Dios para glorificarlo a Él. Como señala Génesis 2:15, este era el papel que cumplían en el huerto de Edén.
□ La provisión de Dios: Flora y fauna como alimentos Génesis 1:29,30
La creación de Dios incluyó su provisión para la humanidad. La creación, incluidas las plantas y los animales, serían alimento para ellos (Génesis 1:29,30). Algunos debaten que esta frase se aplica solo a la vida vegetal y sostienen que la primera pareja humana era vegetariana. Tal interpretación ignora el hecho de que aparece después de describir tanto la vida vegetal como la vida animal de la creación. La repetición enfatiza la inclusión de la creación de Dios dada para sostener la vida de la humanidad.
2 – Mayordomos de las obras de Dios
□ Dios valora la humanidad Salmos 8:1-9
Nuestra visión de la humanidad debe reflejar los valores inherentes a cómo Dios ve a la humanidad. Dios valora la vida humana, y nosotros también debemos valorarla. A partir de ese valor piadoso, podemos comprender mejor la actitud que debemos tener hacia el resto de la creación. El salmo 8 es lo que llamamos un salmo de la creación. Después de hablar de la majestad del nombre de Dios en toda la tierra y de su gloria sobre los cielos (v. 1), David declaró que los cielos es obra de Dios, y la formación de la luna y las estrellas, el resultado de su elección (v. 3). Cuando pensamos en la inmensidad del espacio sideral y la enorme cantidad de estrellas y planetas que lo llenan, el cuadro que pintó David se vuelve claro. La luna, las estrellas y los planetas en el espacio revelan la grandeza del Dios que los creó.
¿Cómo Dios, en su esplendor y grandeza, quiere volver su atención a nosotros? Sin embargo, Dios sí se preocupa por el ser humano. Dios lo hizo solo un «poco menor que los ángeles» (v. 5). Claramente, Dios hizo la humanidad a un nivel más alto que los animales y coronó a la humanidad con gloria y honor. Por consiguiente, si Dios considera la vida humana valiosa, los cristianos no debemos hacer menos. Algunos en nuestro mundo ven la humanidad simplemente como la forma más elevada de vida animal. Cualquier creyente inclinado a considerar tal perspectiva debe tomar nota de que Dios muestra un respeto extremadamente alto por la vida humana. Somos la joya suprema de la creación. Ningún ser humano debería respetarla menos. El Salmo 8:6 nos recuerda lo que algunos describen como «el nombramiento de Dios a la humanidad como gobernadora de su creación». No estamos bajo el control de la creación; no debemos verla como un dios al cual adoramos o como un capataz que gobierna nuestras acciones. Más bien, debemos verla como un regalo que debe ser cuidado y mantenido. La gloria de Dios se ve en la creación, y nosotros debemos aseguramos de que su gloria no esté oculta.
□ El pacto de Dios con la humanidad y la tierra Génesis 9:1-3,8-11
Después de salir del airea, Noé construyó un altar al Señor (Génesis 8:20). Allí ofreció un holocausto de todo animal limpio y de toda ave limpia. A través de Noé y sus hijos, la raza humana tendría un nuevo comienzo. Como a Adán y Eva, se les ordenó poblar la tierra (9:1). Además, Dios ratificó la responsabilidad que previa mente había dado a la humanidad de cuidar del resto de la creación. El versículo 2 es interesante, ya que parece indicar que la relación entre seres humanos y anima les (como un aspecto particular de la creación) cambió después del Diluvio a algo más antagónico. Los animales ahora temerían al ser humano, lo que indica que esto pudo no haber sido el caso antes del Diluvio. A partir de este momento, este sería el escenario donde convivirían seres humanos y animales.
Dios luego confirmó su pacto con Noé, que se extendería a lo largo del tiempo en este mundo. Note que toda la creación—todo lo que vive—está incluido en este pacto. En Génesis 9:1-17 se hace referencia a «la tierra» casi una docena de veces, un recordatorio de la preocupación de Dios por todo lo que creó (véase, por ejemplo, el versículo 13). ¿Cómo debemos, como creyentes, reflexionar y actual’ según este pacto? Una vez más, debemos entender nuestro papel en la creación— gobernar sobre todo lo que Dios ha hecho. Pero tampoco podemos perder de vista el valor que Dios le ha dado a la creación.
3 – Dios valora su creación
□ La creación de Dios, «buena en gran manera» Génesis 1:31; Salmos 24:1,2; 89:11
A lo largo de Génesis 1, Dios se refirió a una parte específica de su creación como «buena». Una vez completada la creación, Él declaró que todo era «bueno en gran manera» (Génesis 1:31). La creación tiene un valor innato, y ese valor debe llevar nos a alabar a Dios por lo que ha hecho.
El Salmo 24 declara que Dios es Soberano del universo que Él mismo creó, y habla de su provisión para sostener su creación. Su poder y creatividad debería motivamos a adorarlo por quién Él es. El Salmo 89 se enfoca en el pacto con David, que se cumpliría en Jesucristo. Este salmo declara el jésed de Dios (una palabra hebrea importante que generalmente se traduce como «bondad», «mise ricordia» o «amor inquebrantable»; y se usa a menudo para referirse al pacto de amor y lealtad de Dios a su pueblo). Su jésed se extiende tanto a la creación como a su pueblo. Un día la creación sería restaurada a su gloria anterior a la Caída. (Véase Romanos 8:18-23.)
□ Dios obra en favor de su creación Salmos 145:13-17
El Salmo 145:13 destaca la verdad y fidelidad de Dios, palabras que brindan esperanza al pueblo de Dios. Podemos confiar en sus promesas—incluida la esperanza de redención. Él sostendrá a los que caen y levantará a los oprimidos. Nosotros, como David, conocemos el quebrantamiento, pero sentimos gozo conforme nos regocijamos en el Señor.
Dios provee tangiblemente para su creación (v. 16). El sustenta a los suyos cuando necesitan sustento. La providencia de Dios también se ve en el Padre Nuestro, cuando Jesús nos animó a orar: «El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy» (Mateo 6:11). David dijo que Dios es justo y está cerca. Él actúa en favor de su pueblo. Podemos confiar en que Dios actuará correctamente con nosotros.
Dios valora toda la creación, y por supuesto la joya suprema de su creación: la humanidad. Dios nos mostró cuán valiosos somos para Él al proporcionamos el aire que respiramos y los alimentos que comemos, pero más que todo, al damos a su Hyo, Jesús, para rescatamos del pecado.