LA DEFENSA DE NUESTRA FE, UN MANDATO BÍBLICO
1 Pedro 3:14-16; Judas 1:3,4
VERDAD CENTRAL
Dios es descrito en su Palabra como defensor castillo y refugio, e invita a sus hijos a que, imitándolo, defiendan la fe. Al tener al Señor como aliado, su pueblo tiene garantizada la victoria en esta tarea.
I. LA DEFENSA DE LA FE, UNA NECESIDAD
Es notoria en las epístolas la identificación de los apóstoles con sus destinatarios. En ellas no escriben desde un plano de superioridad, sino de igualdad. Por ejemplo, dice Judas: nuestra común salvación (judas 1:3); o Pedro, quien al saludar a la iglesia describe la fe de los hermanos como igualmente preciosa que la nuestra (2 Pedro 1:1). Estos ejemplos nos enseñan la humildad apostólica y su interés por los creyentes.
Pero en estos pasajes vemos algo más. Al decir que la fe y la salvación nos son comunes, entonces ello significa que es un deber identificar y rechazar cualquier ataque contra las mismas. Esto se ve manifiesto en Filipenses I donde Pablo señala que está puesto para la defensa del evangelio, pero resalta que en esa lucha no está él solo, sino que, en cierta forma, toda la iglesia es una con él: todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia. Queda claro, entonces, el aspecto comunitario de la defensa del evangelio. Cuando Pedro dice: estad siempre preparados ( I Pedro 3:15), enfatiza el estar listos y aparejados para dar pronta respuesta, pues ningún ataque a la fe debe quedar sin la debida reacción.Al pasar por padecimientos, el creyente no ha de bajar la guardia: no os amedrentéis por temor (y. 14). Es una responsabilidad que corresponde a todos en la iglesia, y para ello deben estar preparados.
Al hablar desde la prisión acerca de su participación en la defensa y confirmación del evangelio (Filipenses 1:7), Pablo nos enseña que su misión era argüir siempre en favor de la verdad que portaba. Al cuidar la fe se afirma asimismo a los fieles en la verdad del evangelio. Como los constructores en el tiempo de Nehemías, que con una mano edificaban y con la otra portaban una espada para protección del pueblo (Nehemías 4 :17). Así, hoy al preservar la fe, a la par se edifica al cuerpo de Cristo.
Resulta notorio que en la Escritura se invite al creyente a hacer apología por la doctrina consignada en la misma Biblia. Hay muchas evidencias de que nuestro Señor y sus apóstoles lo hicieron regularmente: Juan 10:25, 38; 14:11; 20:24-31; 1 Corintios 15:1-11 . Exponerla fielmente, responder las controversias, presentar la verdad, y aplicar la Escritura era una actividad normal en ellos. En la versión inglesa King James se traduce el griego apología como «respuesta». La traducción española Reina-Valera traduce el mismo vocablo como «defensa». La idea en sí es la misma, responder en defensa a cada ataque que se lance contra la fe.
II.La defensa de la fe, la actitud
En su carta, Judas manifiesta un vivo deseo, un cuidadoso empeño; lo llama gran so licitud por escribir a los fieles (v. 3). Los exhorta a combatir apasionadamente por la fe. El escritor utiliza una palabra intensa, agonizomai, que se traduce con dos palabras para darnos una mejor ¡dea de su pleno significado: contendáis ardientemente, y que se usa para indicar lucha, competencia (por un premio).Tiene el sentido de contender o esforzarse poniendo toda la energía necesaria para vencer a un adversario. Esa es la actitud con la cual se debe llevar a cabo este combate. Luchar con valor y decisión es la consigna. En este sentido, la tarea es un combate esforzado y fatigoso.
Pablo declara tener la misma actitud: trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí (Colosenses 1:29); he peleado la buena batalla (2 Timoteo 4:7). Y exhorta a su discípulo Timoteo a seguir su ejemplo: Pelea la buena batalla de la (feI Timoteo 6:12).
Hoy más que nunca es necesario levantar la voz en este combate por la defensa de nuestra fe. El apremio apostólico tiene motivos que demandan una pronta acción.Ad vierte Judas: algunos… han entrado encubiertamente (v. 4), es decir, los falsos maestros se metieron a hurtadillas, se infiltraron en la congregación introduciendo una ética torcida y libertina. Una conducta así evidenciaba ser fruto de una teología igualmente pervertida: hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro SeñorJesucristo. Existía el peligro de que los creyentes fueran infectados de esa actitud que tenía como raíz y fruto, la lascivia y la arrogancia Era demasiado lo que estaba en juego como para tener una actitud pasiva. A estos ataques encubiertos se les debe responder solo de una forma: luchar (NBLH). En cierto sentido la forma es el fondo. Es decir, el esfuerzo por combatir por la fe manifestará el celo que hay en el corazón por la verdad de Dios. Pablo también dice luchando unánimes por la fe (Filipenses 1:27 LBLA). Se subraya el concepto de luchar conjuntamente, enfrentar las acusaciones, combatir con la ayuda de Dios y en comunión con los hermanos.
III. La defensa de la fe. una estrategia
La tarea de hacer apologética es defender, exponer y explicar los argumentos a favor del evangelio. El propósito principal es eliminar los obstáculos que se interponen entre una persona y la cruz de Cristo. Pero esta labor tiene presupuestos.
Se requiere preparación espiritual, pues es obra de creyentes consagrados: santificad a Dios el Señor en vuestros corazones ( I Pedro 3:15). Un estilo de vida santo y consagrado al Señor es un argumento de mucho valor. Quien defiende el evangelio
debe tener como prioridad una vida íntegra. Un testimonio de vida inconsecuente
inhabilita cualquier esfuerzo apologético. De allí la exhortación petrina: teniendo buena
c o n c i e n c i a , …vuestra buena conducta en Cristo ( I Pedro 3:16). Una teología correcta normalmente produce una ética correcta.
Se debe argumentar con las Sagradas Escrituras. Como defensores de la fe, debemos
lealtad al Dios que es verdad y cuya palabra, la Biblia, es verdad. Porque nada podemos
contra la verdad, sino por la verdad (2 Corintios 13:8). Nuestro compromiso prioritario es con la verdad de Dios.Tratar de refutar los ataques a la fe basándonos en filosofías, ideas de corrientes intelectuales de moda, o pensamientos de personajes de las redes sociales ( influencers ,)por muy buenos que sean, no se pueden igualar con la Biblia. Nuestra lealtad prioritaria es con el Señor y su inmutable palabra.
Debe hacerse en amor En la labor apologética se puede caer en una actitud contencio sa.Algunos son belicosos con quienes contradicen la fe. A toda costa buscan ganar una discusión, aunque en ella den muestras de impaciencia, enojo, falta de dominio propio o carencia de amor. Hacer esto es perder de vista la meta; echar a perder el deseo divino de atraer a muchos al evangelio. No serán únicamente los argumentos, por mucho que sean útiles y convincentes, los que harán que quien se extravía se vuelva a Cristo, sino también el amor que se les demuestre y el interés porque conozcan al Señor Recuerde hablar la verdad en amor (Efesios 4:15), y esto, con mansedumbre y reverencia (I Pedro 3:15).
Finalmente, es necesario también ser proactivos. Diga NO a la indolencia. En términos boxísticos se dice que la mejor defensa es el ataque. En el contexto del fútbol se dice que el mejor estratega es el gol. En términos evangélicos diríamos que la mejor apologética es exponer la luz en el lugar más visible. Que el mensaje del evangelio llegue al mayor número de personas. A menudo los cristianos se sienten inseguros para enfrentar la oposición y se aíslan; solo conviven con quienes creen como ellos. En el otro extremo están los cristianos que buscan siempre la contención. Ser proactivo no es ser agresivo, sino tener iniciativa, anticiparse.
Conclusión
La respuesta de la iglesia ante los ataques es necesaria; con vigor pero con respeto. En las conversaciones casuales y en la vida cotidiana tendremos la mejor plataforma para poner en alto la verdad del evangelio.
El creyente sobrio debe estar preparado para presentar defensa ante los ataques a la verdad divina. Para ello, primero deberá nutrirse de la Biblia, estudiar libros de apologética, leer algún libro de teología evangélica pentecostal.
También ayudará conocer un poco de la historia de la iglesia.Todos los recursos posibles al alcance del pueblo del Señor conviene usarlos, poniendo siempre en las manos de Dios la vida y dejándose usar por el Espíritu de Dios sin temor alguno.