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Nunca se había logrado tanto impacto en una celebración nacional como la que produjo el congreso juvenil asambleísta en León Guanajuato, los pasados 9 al 11 de julio de 2012.
La nota ocupó la primera plana de los principales periódicos de la ciudad, aparecieron reportajes que ocupaban media página del tabloide. Los datos fueron emitidos desde la oficina del Director de Turismo de la localidad. Nuestro Superintendente era asediado por la prensa de todos los medios locales que pugnaban por sacar la nota del momento. Las imágenes en los noticieros reflejaban la multitudinaria reunión de las Asambleas de Dios en el Polifórum, además de la derrama económica en beneficio del comercio local.
- Celebran 17 mil asamblea. Jóvenes evangelistas contagian su entusiasmo en reunión nacional.
- 17 mil jóvenes alegran la ciudad.
- 45 millones de pesos que los congresistas dejaron a su paso por la zona piel y sus alrededores, una lluvia abundante y prolongada que acabó con el período de sequía que se había agravado durante ocho años.
- Hubo comentarios que el flujo de capital en el programa nuestro superó al de la visita de Ratzinger.
Lo interesante es que la proclamación del éxito rotundo no lo comentan los líderes organizadores del congreso, sino las autoridades oficiales del municipio y el estado anfitrión. Que nuestra institución es todo un fenómeno social quedó demostrado en Guanajuato.
Son las Asambleas de Dios, la Asociación Religiosa evangélica más representativa de México y sus sociedades tienen poder de convocatoria impresionante.
De lujo estuvo la logística y el desarrollo del programa en cada una de sus partes. El salón cerrado del Polifórum fue un gran acierto (algo que no previeron en el congreso reciente de 2016 en querétaro). Estuvimos protegidos contra las inclemencias del tiempo a toda hora. No nos golpeó el sol, ni la lluvia, ni sufrimos las incomodidades de las gradas de un estadio. El clima dentro del lugar era agradable, los sanitarios estaban limpios y en cantidad justa, la medida del local era la necesaria. Las pantallas gigantes cumplieron como nunca con la función de acercar las mejores imágenes de la plataforma hasta el lugar más lejano del auditorio. Los concursos de proclama, grafiti, conocimiento y botarga lograron la participación de los distritos en una competencia sana y con una excelente dirección por parte de los directores.
La innovación del preconcierto dejó lucir a los cantantes promesa de la juventud asambleísta con una integración inclusiva de distintos géneros en los cantantes. La nutrición espiritual estuvo de primer nivel con los oradores del congreso. Cada palabra cumplió su función para la cual fue enviada. Fertilizó la tierra y la hizo germinar.
De ninguna manera volvió vacía. Andrés Jiménez, Jeffrey de León, Lucas Leys, Eleazar Jaramillo, José Inmar Valle, Yaneth Pérez, Samuel Acosta, Abraham Pérez y Ruth Saucedo compartieron mensajes bíblicos con alto contenido doctrinal y ético. Algunos aportaron teología y otros motivación, elementos que dieron como resultado una alimento nutritivo, balanceado y rico que seguramente resultará provechoso para nuestra juventud asambleísta.
La coronación del congreso estuvo de lujo. Se entregaron los integrantes del grupo En Espíritu y en Verdad. Con actitud humilde, fervor profundo y pasión desbordante rindieron tributo a Cristo con su adoración y alabanza. La multitud de los muchachos y muchachas abandonó las sillas y se amotinó en el lugar más cercano posible de la plataforma. Las voces de los jóvenes asambleístas coreaban con fuerza las canciones de los concertistas. Resultaba impresionante la fuerza de las gargantas que entonaban cada tema.
Varias ocasiones la banda guardó silencio para escuchar el coro juvenil de casi 20 mil cantantes. Miles de manos levantadas, ojos llorosos, pies danzantes, daban testimonio de lo sublime que fue la presencia divina en el lugar. En la calle la gente preguntaba quiénes éramos, de dónde veníamos a qué organización pertenecíamos. Les sorprendía el entusiasmo que manifestaban los muchachos en todas partes. Los comerciantes gustosos querían saber cuántos días estaríamos en León. Las respuestas sonaban una y otra vez. Es un congreso de los jóvenes de Asambleas de Dios en México. La boca de los muchachos se llenaba al pronunciar con orgullo su prosapia asambleísta. Porque hoy por hoy, las reuniones multitudinarias, exitosas, excelentes y del nivel edificativo más alto son las que organiza el Concilio Nacional de las Asambleas de Dios.
Enhorabuena. Vamos por más.
