AMOR FRATERNAL
Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Mateo 5:43.
Otra vez vamos con la oralidad como sistema educativo y de comunicación. Los pueblos provenimos de una cultura oral antes que escrita. Aunque no se trata solo de distinguir la oralidad de la escritura; sino de darle su verdadera dimensión a lo que escuchamos.
La expresión fue, denota el pasado. Es decir de tiempo en tiempo las formas cambian. Lo que hacemos, lo que usamos y lo que creemos tiene que ser revisado de temporada en temporada. Nuestras resistencias se ponen aprueba de generación en generación. Basta ver la historia para darnos cuenta cuanto hemos cambiado.
En el basurero de la historia se nota más aquello a lo que una generación se aferró y al final, al cambio de las nuevas expresiones la obsolescencia se llevó lo que quedó inservible. En ocasiones pueden ser los dispositivos desechables, igual que los platos y las cucharas. Lo mas doloroso es cuando se trata de hábitos colocados en el centro de cada individuo. Si la tierra tiembla y retiembla, que no tiemble uno.
¿Qué tan abiertos estamos al cambio? ¿Cuál es el sacudimiento que nos ha hecho ver más de cerca nuestra realidad? ¿Cómo enfrentamos la adversidad del rechazo? ¿Odiamos al que nos odia? ¿Es real la verdad de Cristo en nuestra vida?
Jesús va a tomar el amor al prójimo como una expresión limitante. Es decir, hacer por los demás lo que la ley me ordena. Hacer por los demás lo que ellos han hecho por mí. Hacer por los demás lo que estoy dispuesto a hacer en mi favor. Esa practica suele ser piadosa, porque se da entre iguales.
Las sociedades más democráticas del mundo enfrentan el dilema de lo limitante. En algunos casos puede hasta considerarse como un principio para la generación de riqueza. El estatus del prójimo es aquel al que accedemos por simetrías sociales, económicas, educativas, políticas y hasta religiosas.
Pero el mundo es tan desigual, las capacidades de las personas son tan diferentes, las múltiples inteligencias muestran a la humanidad como un mosaico con piezas de rompecabezas en donde la desigualdad es tan grande que hay que tratar de armarla entre pedazo y pedazo.
Lo fraternal es bueno cuando el desarrollo pleno cobija a todos los que necesitan más allá de lo que sus capacidades pueden producir. Aunque es limitante cual camisa de fuerza cuando no resuelve las verdaderas necesidades de todos a la vez.
Hay un dejo de insatisfacción en entender que no hemos hecho todo lo que se puede o necesita y que aun hay mucho por descubrir, hacer o inventar. La creatividad que Dios ha colocado en cada uno llevará a este mundo a un mayor aumento de ciencia, inteligencia, sabiduría y fe. Deseamos también un bautismo de amor en medio del desierto de las complicadas relaciones humanas en el siglo XXI.