MUJER SIN LÍMITES por PBRA. ANA MARCELA CORDERO SANDOVAL

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Proverbios 1:7; 31:30 Cuando el temor de Dios te convierte en una mujer que no tiene límites

E l libro de Proverbios comienza y acaba hablando del temor a Dios. En su primer capítulo dice: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová (Proverbios 1:7), expresando aquí la frase en sentido general, para todo ser humano. Pero en el capítulo final, el enfoque está dirigido hacia la mujer. La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada (Proverbios 31:30). El rey Lemuel presenta la enseñanza de su señora madre, quien habla como una mujer con pleno conocimiento de lo que expone a su hijo. Lo que distingue a una creyente que teme al Señor es la sabiduría que proviene del conocimiento de la palabra de Dios y su aplicación en su diario vivir cuando toma decisiones. Hoy existe una necesidad urgente de levantar a un mundo que ha caído en crisis en todos los sentidos y en todos los lugares. Para lograrlo se requiere la manifestación de mujeres ejemplares, que no sólo enseñen o dirijan, sino que sean modelos de cómo hacer las cosas; de esas que abren el camino y lo van allanando. Surge entonces en las Escrituras esa mujer descrita en las páginas de este hermoso libro de Proverbios.

Se trata de una señora con unas cualidades espectaculares, un verdadero ejemplo a seguir. Cuántas veces el problema que enfrentamos nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo le voy a hacer para resolverlo? Y nos examinamos para ver dónde estamos fallando. Luego decimos: Necesito un ejemplo a seguir. ¡Ah! pero sí lo hay. Existe un patrón a seguir y está aquí en Proverbios 31. Vayamos entonces a aprender de esa dama virtuosa. Es una mujer valiosa, confiable y buena Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas (Proverbios 31:10).

La mujer de Proverbios es valiosa no por lo que tiene físicamente hablando, en cuanto a hermosura, tampoco por la cantidad de valores materiales que posea. Su valía se encuentra en su interior, en su corazón. Esa belleza interna sólo se puede adquirir teniendo comunión con Dios y su Palabra.

Esto da como resultado un encanto intrínseco que toda mujer puede recibir al tener temor del Señor. El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias (Proverbios 31:11). Esto nos habla de una mujer que es digna de confianza, porque tiene el carácter formado mediante el conocimiento de las Escrituras. Es una persona que infunde seguridad.

Dios busca gente confiable para encargarle tareas importantes. Estas labores se las ha dado a personas ordinarias que han hecho de la Palabra su baluarte, aquello que les da seguridad y confianza. Por eso el corazón del marido de la mujer virtuosa está confiado en ella, su amada esposa, pues sabe que todo lo que deja en sus manos lo cuidará de la mejor manera, sea familia, finanzas, etc. ¡Imagínese ser de la talla de esta mujer! Le da ella bien y no mal todos los días de su vida (Proverbios 31:12).

Para que una mujer pueda vivir en este estándar debe cambiar de mentalidad, y eso sólo puede lograrlo al apropiarse de la palabra de Dios todos los días. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad (Filipenses 4:8). A este nivel hay que llegar. Pero esto no es producto de la casualidad, para alcanzarlo se requiere hacer de la Biblia nuestra norma de vida, hasta lograr reflejar a Cristo en nosotras

Es una mujer trabajadora, una buena administradora y la protectora de su casa

Busca lana y lino, y con voluntad trabaja con sus manos (Proverbios 31:13). Otra de las cualidades que la mujer virtuosa tiene es que es trabajadora. No labora por simple obligación, sino que lo hace voluntariamente porque todo esfuerzo lo dedica para el bienestar de la familia y los que la rodean. Entiende que es la herencia que ha recibido de parte de Dios y es por eso que ama lo que hace no quejándose. Sabe que así agrada al Señor. Sea la hora que sea ella está al pendiente de la necesidad de los suyos, aun de madrugada. Se puede decir que es una mujer incansable. Alguien dijo: Mujer luchona, como esa, pocas. Por eso el escritor pregunta: ¿Quién la hallará? Ve que van bien sus negocios (Proverbios 31:18).

Esta mujer hace de todo, porque otra de sus facetas es la administración. Maneja con cuidado los bienes de su esposo y de su familia. Ha logrado convencer a su marido de que puede confiarle su dinero, porque sabe invertir en los negocios que prosperan, y no hay límites para ella. Sabe comprar y distribuir bien las finanzas para que alcance para todo. No es irresponsable al gastar en cosas innecesarias. Esta dama tiene el don de la administación.

Su lámpara no se apaga de noche (Proverbios 31:18). La importancia que ella le da a su vida espiritual es porque quiere madurar y desarrollarse en todo lo que emprenda. Lee y estudia las Escrituras y tiene su tiempo de oración con el Señor. Como es una mujer de corazón compasivo, mira por los pobres que tienen necesidad y les ayuda con generosidad. Así lo hace en toda situación adversa. No tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles (Proverbios 31:21). Ella no se preocupa por las adversidades que pueda enfrentar su familia como el clima, las finanzas, etcétera, pues los suyos visten muy bien; su atuendo es de lo mejor. Y cuando dice que ella se hace de tapices, es que tiene su casa bien arreglada y decorada (Proverbios 31:22).

Es una mujer que honra a su esposo, es prudente y sabia

Su marido es conocido en las puertas (Proverbios 31:23). Aquí se refiere a los lugares principales donde se encontraban los líderes distinguidos de la localidad. Sólo personas importantes y de honor podían pertenecer a ese grupo selecto. Eran consejeros, gente de gobierno, los ancianos de la ciudad. Cuando un hombre es honrado en su casa, por su mujer y sus hijos, tendrá un lugar de preeminencia. Todo cuanto logra es porque hay una esposa que lo impulsa, lo motiva. Obtiene sus logros porque tiene a la mujer idónea, la cual es su complemento, la ayuda adecuada.

Ciñe de fuerza sus lomos, y esfuerza sus brazos (Proverbios 31:17). La mujer virtuosa se viste de fuerza y honor, lo cual indica el carácter que tiene. Nada la mueve de lo que cree porque se fundamenta en las instrucciones del bello Libro de la vida. Dios ha puesto la Biblia a tu disposición también, para que al igual que a la dama llena de virtudes te vaya bien todos los días de tu vida y en todo lo que emprendas.

Y se ríe de lo porvenir (Proverbios 31:25). No se preocupa por los problemas que se vayan a presentar en el futuro, pues ella está confiada ya que ha hecho bien su tarea como esposa y madre de su hogar. Ha establecido los principios de la palabra de Dios en su matrimonio y en todos sus deberes como mujer. Ha instruido, corregido y aplicado la disciplina en sus hijos desde pequeños, por lo tanto, no pierde la paz por el día de mañana que sus hijos lleguen a la adolescencia o a la juventud, pues están bien enseñados.

Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua (Proverbios 31:26). ¡Qué grato es estar en la mesa charlando con una mujer que te bendice con sus palabras, te aconseja y te aumenta el saber con las enseñanzas de fe en el Señor! Pero qué triste es escuchar a una que murmura, y que de su boca no salen expresiones que edifiquen, sino que destruyen, porque hay amargura en su corazón. La Biblia dice: Con la boca el impío destruye a su prójimo, mas por el conocimiento los justos serán librados (Proverbios 11:9 LBLA). El Señor quiere que nuestra vida le agrade a él cuando hablamos, y que lo que digamos sea sabio y prudente.

Es una mujer digna de admiración

Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde (Proverbios 31:27). Ella está al pendiente de cómo se conduce su familia delante de Dios y de los hombres. Hay madres que no ponen atención a los suyos, pues no corrigen el mal que hacen sus hijos porque no quieren que éstos se enojen con ellas; eso mengua su autoridad, y sus hijos les pierden el respeto. Hay una frase que dice: La mano que mece la cuna mueve el mundo.

Esta expresión resalta la gran influencia que tiene una madre sobre sus hijos. Nada de lo que ella trae a casa es gratuito. Enseña el valor de trabajar por las cosas. Esto dignifica la vida de sus hijos y de cualquier persona. Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba (Proverbios 31:28).

Esta es la recompensa de todo el esfuerzo de la mujer ejemplar. Porque ella decidió establecer en su vida y en su familia el temor al Señor; no miedo a Dios sino respeto, obediencia a los principios establecidos por él. Y no es que ella haya tenido estas virtudes, sino que con el tiempo y el proceso requerido logró esta grande hazaña con la ayuda del Creador.

No enseña la Biblia que esta mujer era perfecta, sino espectacular. Era una dama ordinaria, como cualquiera de nosotras, que se atrevió a creer en las promesas de Dios adoptando los principios bíblicos en su familia. Eso la llevó a ganar la admiración de sus hijos y de su esposo. Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas (Proverbios 31:29). No es fácil llevar a cabo esta titánica tarea: ser esposa, madre y administradora de un hogar. Hay muchas mujeres que han emprendido este viaje en la vida, pero sólo las que han temido a Dios logran alcanzar este nivel de excelencia.

Muchas mujeres han fracasado en el intento de sacar adelante a su familia, porque la han llevado en sus fuerzas, costumbres y tradiciones. En este tiempo hay grandes desafíos que la mujer tiene que enfrentar, como los medios masivos de comunicación y las nuevas ideologías que el mundo está estableciendo en la actual generación (de cristal) que está decaída, débil, sin energías. Aquí es donde tenemos que levantarnos con el poder de Dios. No vivan según el modelo de este mundo.

Mejor dejen que Dios cambie su vida con una nueva manera de pensar. Así podrán saber lo que Dios quiere para ustedes y también lo que es bueno, perfecto y agradable a él (Romanos 12:2 PDT). Sólo las damas que han sido transformadas por la palabra de Dios, al mudar su manera de pensar, logran salir adelante en este proceso de cambios, porque: La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada (Proverbios 31:30). Si haces del temor de Dios tu valor más importante, cuidarás tu vida de tal forma que tus anhelos se harán realidad y la gente de alrededor te mirará como lo que serás: una mujer a la que ningún límite le impedirá cristalizar sus sueños.

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