CON LA HERMANA LIDIA, SE CIERRA UNA PÁGINA
PARA ABRIRSE UNA DE ORO, QUE NOS EXHIBE UN GRAN LEGADO
El dia 24 de abril de 2020 parte para estar con su Señor quien la llamó, capacitó y envió durante muchos años de Ministerio ininterrumpido en el norte del país.
Con el cambio de domicilio de la hna. Lidia de la Riva de Salazar, a las moradas eternas, puedo decir que se están acabando en el Noroeste de México los ministros de la vieja guardia o de la vieja escuela. La hna. Lidia, inicialmente como esposa de pastor, como mamá, como trabajadora de la salud, como estudiante en el Instituto Bíblico Adolfo Salazar en Hermosillo, como fundadora, como directora de Instituto y como líder, fue toda una institución.
No voy a decir que la conocí en tal día, mes y año. Más bien voy a decir, cuando ella me conoció, ya que el hermano Adolfo y la hermana Lidia fueron muy buenos amigos de mis padres. Mi padre fue director y maestro del hermano Adolfo Salazar en el Instituto Bíblico Bethania en Tijuana, México, allá por 1947 a 1949. Fue por ese tiempo cuando se inició y se fundió una amistad, que perduro hasta que cada uno de ellos recibió el llamado al cielo.
Después, en 1955 a 1960 mi padre pastoreo en el estado de Sonora, y fue en donde tuvieron la oportunidad de cultivar más esa amistad. Al grado de que cuando mi padre llego para pastorear la Iglesia en Hermosillo, nos tocó vivir en la casa de la familia Salazar de la Riva, debido a que la casa pastoral no estaba terminada todavía. Recuerdo cuando las 2 familias nos íbamos a un lago que se llama o se llamaba “La Sauceda” a pasar el día nadando, comiendo y jugando.
La hermana Lidia siempre se destacó por su espíritu servicial, y su entrega a la causa del crucificado. Recuerdo como se emocionó cuando le regale la biografía de mi padre. Tuve la oportunidad de verla, saludarla y platicar con ella hace un par de años, cuando asistimos a un aniversario del Instituto Bíblico Bethania en el Templo El Redentor en Tijuana, en donde hicimos un intercambio. Ella me regalo una foto de mi padre y yo le regale el libro “Las Heroínas de la Biblia”.
Hermana Lidia, con su partida se cierra una página, para abrirse una de oro, que nos exhibe un gran legado. Descanse en paz.
“SÉ QUE UN DÍA LE VERÉ DE NUEVO”
Como un tributo a la hna. Lidia de la Riva de Salazar
© Juan D. Herrera
Este día ha caminado con el Señor
Una sierva de ejemplo y enseñanza,
Una mujer que a Dios supo dar loor
Y en quien tenía toda su esperanza.
Ya traspaso el umbral a la eternidad
Ejemplar e incansable sierva de Dios,
La Pbra. Lidia de la Riva de Salazar
Ya está gozando en presencia de Dios.
Sé que un día le veremos de nuevo
Así nos lo dice la palabra del Señor,
Un día iremos donde todo es nuevo
Así nos lo enseño nuestro Salvador.
En su servicio escribió bella historia
Que se traduce en una página de Oro,
Nos ha dejado un legado de victoria
Por servir a Dios con especial decoro.
Pregonera incansable fiel trabajadora
De un ministerio de hermoso impacto,
Maestra ejemplar, también fundadora
Supo conducir todo con su buen tacto.
Señor, tu das luz en las noches oscuras
Señor, tú siempre nos brindas consuelo,
A los Salazar de la Riva da tus ternuras
Ahora que la hna. Lidia está en el cielo.