¿Qué significa la palabra santo para ti? En la vida cristiana uno se enfrenta con una constante batalla en cuanto a mantenerse en santidad.
Mayormente en la juventud, ya que por mucho tiempo se ha pensado que la santidad y la consagración son cualidades que sólo pueden lograrse cuando se llega a la edad adulta. Sin embargo, es evidente que cuando conocemos a Dios a través de una experiencia personal, un mandato querecibimos de parte del Señor es llevar una vida de santidad. Juan Wesley es uno de los muchos testimonios de cómo puede vivirse una vida de santidad a Dios, dedicada y comprometida. Una vida en la que se ha comprendido que todo lo que se es y todo lo que se posee, le pertenece a Dios y a sus propósitos eternos.
Comencé a reconocer que el corazón es la fuente de la religión verdadera… reservé entonces dos horas cada día para quedarme a solas con Dios. Participaba de la cena del Señor cada ocho días. Me guardaba de todo pecado, tanto de palabras como de obras. Así pues, basándome en las buenas obras que practicaba, me consideraba un buen creyente. Esto pensaba Juan Wesley, pero después comprendió que en el corazón es donde nace la verdadera religión, y que no son las buenas obras las que salvan y llevan a esa vida de santidad que Dios demanda de cada uno de sus hijos. Sino que esto es una obra de Dios.
1. ANTECEDENTE BIOGRÁFICO
Juan Wesley nació en marzo de 1703 en la ciudad de Epworth, Inglaterra. A la edad de 5 años tuvo una experiencia que lo marcaría por el resto de su vida. A media noche el cielo estaba iluminado por el reflejo de las llamas que devoraban la casa del pastor Samuel Wesley. En la calle la gente gritaba ¡fuego’. ¡fuego! Adentro la familia Wesley continuaba durmiendo, hasta que una de las vigas en llamas cayó sobre la cama de una de sus hijas; la niña despertó sobresaltada y corrió al cuarto de sus padres.
La familia logró salir, con excepción de Juan. que continuaba durmiendo. Los intentos de sus padres por tratar de sacarlo fueron en vano. Consiente del peligro. Samuel Wesley reunió a su familia en el jardin, en donde empezaron a suplicar a Dios por la vida del pequeño Juan. Mientras esto sucedía, el pequeño despertó y al no poder bajar por las escaleras, se subió a un viejo baúl en donde pudieron verlo algunos de sus vecinos, quienes uniendo sus fuerzas pudieron rescatar al niño. Segundos después de sacarlo, el techo de la casa se derrumbó. En ese momento su madre se acordó de aquel versículo de la Biblia que dice: ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio? (Zacarías 3:2). Para ella y para muchos, desde ese día fue evidente que Dios tenía planes para el pequeño Juan.
I- SU FAMILIA
Los hermanos Wesley descendían de una familia muy espiritual y que no eran nada conformistas a la religión oficial del estado. Sus dos abuelos habían estado entre los clérigos expulsados en 1662. Su padre, Samuel Wesley (1662-1735), fue pastor por muchos años. Su madre, Susana Annesley, era una mujer de notable fortaleza de carácter, y como su esposo, anglicana. Los hijos heredaron mucho de ambos, pero quizá más de la fuerza de la madre. En un hogar de diecinueve hijos, aunque ocho de ellos murieron en la infancia, la regla era forzosamente el trabajo duro y la más estricta economía. De esa gran nidada, Juan fue el decimoquinto y Carlos el decimoctavo.
ll. SU PREPARACIÓN
Después de cursar seis años en la escuela de preparación básica, Wesley fue a estudiar a Oxford, y llegó a dominar el latín, griego, hebreo y francés. Como todo joven, confesaba que pasaba pruebas y tentaciones, decía: Yo participaba de varias cosas que sabía que eran pecado, aun cuando no fuesen escandalosas para el mundo. Conociendo su naturaleza débil, juan Wesley tomó decisiones que marcaron su vida. Se esforzaba para levantarse diariamente a las cuatro de la mañana, y las tres primeras horas del día las dedicaba al estudio de la Palabra y la oración.
En una ocasión tuvo la oportunidad de asistir a un entierro e invitó a un joven para que lo acompañara. Aprovechó la oportunidad para hablarle de Cristo, logrando ganar la primera alma para el reino de Dios. Después de esto siguió un tiempo de logros ministeriales, y en pocos meses fue nombrado pastor de la iglesia; tenía tan solo 24 años.
Su vida de servicio a Dios lo llevó a formar un grupo de estudio en la universidad de Oxford, donde la oración y el estudio de las Escrituras eran los elementos esenciales. De ese grupo Dios levantó a grandes personajes para traer el avivamiento a su nación y a América, entre los cuales se encontraba Jorge Whitefìeld y su propio hermano, Carlos Wesley. El primero fue un evangelista que impactó al mundo con su mensaje de santidad, y el segundo, un músico y compositor excepcional, del que todavía se preservan sus joyas musicales en la himnología cristiana.
IV – SU MINISTERIO
Convertido en ministro de la iglesia anglicana en Inglaterra, predicó en diferentes partes de su nación e hizo campañas evangelísticas por toda América. Jorge Whitefield, su compañero de misión, reportó: El éxito de Juan Wesley en América es indescriptible. Su nombre es muy apreciado por el pueblo, donde echó los cimientos que ni los hombres ni los demonios podrán conmover
Sin embargo, en uno de sus viajes cerca de Georgia tuvo una experiencia que nunca imaginó. Al estar en contacto con un grupo de moravos se dio cuenta de que necesitaba algo que ellos tenían y él no.
De su propia pluma escribió: Hace casi dos años y cuatro meses que dejé mi tierra natal para ir a predicar a Cristo a los indios de Georgia; pero, ¿qué llegué a saber? Vine a saber lo que menos me esperaba, que yo que fui a América para convertir a otros, nunca me había convertido a Dios.
Juan había vivido con las marcas de la religión y había servido a Dios por obediencia, yendo aun a los rincones de la tierra, pero aunque conocía bien las Escrituras y oraba mucho, no había experimentado el perdón de sus pecados. Él creía que la salvación era un proceso que implicaba sus buenas obras. Cuando comprendió la verdad de una salvación sólo por fe y la aceptó así, comenzaron a ocurrir grandes cambios en su vida y ministerio.
V.- SU APORTACIÓN
La decadencia espiritual que vivía Inglaterra y los problemas políticos que enfrentaba con la independencia de las colonias americanas, así como la revolución industrial que empezaba a florecer, parecían destruir toda esperanza para la nación de Wesley. Sin embargo, el mensaje bíblico de una fe sencilla, de una salvación por gracia y de una vida de santidad, transformó a Inglaterra y dio a la naciente nación de los Estados Unidos de Norteamérica los fundamentos que los mantuvieron por años en la cúspide del éxito en todos los sentidos.
Muchos historiadores reconocen que la presencia del ministerio de Juan Wesley en Inglaterra evitó la revolución armada que vivieron países como Francia en ese mismo tiempo. Por supuesto, su mensaje se contrapuso a las tradiciones clericales de su época. Por lo tanto, muy a su pesar, tuvo que dejar la iglesia anglicana y dar paso a una organización que supliera la necesidad de un mundo espiritualmente hambriento. Desde los años de aquel grupo de Oxford, habían sido tildados de metodistas, y seguía siendo el mote favorito de la gente para hacer burla de los seguidores de Juan Wesley.
Así que pareció oportuno usar ese mote como su identificación. De ahí, pues, el nombre de la iglesia metodista que fundara nuestro personaje. Lo que siguió fue una explosión en su vida con profundas experiencias del Espíritu Santo. Este avivamiento abrió grandemente los horizontes espirituales de Wesley; su ministerio se volvió excepcionalmente fructífero, y la obra metodista se extendió rápidamente, al grado de convertirse en la iglesia de mayor crecimiento en los Estados Unidos. Juan comprendió que su vida ya no le pertenecía, que era propiedad del reino de Dios. A partir de esta experiencia con los moravos podemos contar 53 años de ministerio ininterrumpido, con el corazón abrasado del amor divino. Para que tengas una idea del infatigable hombre que fue juan Wesley, aquí está este dato: Un pastor que predica dos veces por semana, comparte un promedio de 100 sermones por año, pero el promedio de Juan Wesley fue de predicar 780 veces por año, durante 511 años. ¡Más de dos predicaciones diarias durante 53 años ininterrumpidos A los 86 años hizo un viaje a Irlanda, donde, además de predicar seis veces al aire libre, predicó cien veces en sesenta ciudades. Este titán del evangelio de jesús partió a la presencia del Señor el 2 de marzo de 1791.
Este hombre de Dios lo dejó todo por servir a su Rey. Su preocupación nunca fue obtener bienes materiales, remuneración económica O fama. La visión de su vida fue compartir las buenas nuevas a toda la gente posible; su urgencia era que todos conocieran al Dios que él conocía. Al morir juan Wesley, dejó en el mundo: dos cucharas, una tetera de plata, un abrigo viejo y decenas de millares de almas salvadas a través de su ministerio, en una época de decadencia espiritual.
CONCLUSION:
No es malo anhelar llegar a tener posesiones materiales; el problema es cuando esto se convierte en la urgencia de la vida. Debemos recordar que como hijos de Dios, somos peregrinos en esta tierra, todo lo que lleguemos a obtener en lo material no podremos llevarlo a la eternidad; cada uno de nosotros estamos aquí para dar a conocer a Dios a través de nuestras vidas. Piensa en lo magnífica que será nuestra recompensa y que de antemano ya la tenemos: una eternidad con nuestro Dios y Padre. No desvíes tu mirada de los propósitos eternos de Dios, él quiere usar tu vida poderosamente para la proclamación de su evangelio.