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TRANSFORMADOS POR CRISTO una realidad para quienes creen en El (11)

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Efesios 5:2 Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.

El cristiano debe reflejar el poder transformador de Cristo en su vida todos los días.

Cuando somos transformados por la obra de Cristo en nuestra vida, empezamos un proceso de aprendizaje. Necesitamos aprender nuevos comportamientos y prioridades que sean agra­ dables a nuestro Señor. No podemos continuar mostrando las mismas actitudes y acciones que han dominado nuestra vida en el pasado.

Las preferencias y la conducta generalmente se aprenden. Una persona no nace con un gusto desarrollado por ciertos alimentos. Para cam­biar las preferencias alimentarias es necesario probar otros alimentos y desarrollar el gusto por ellos.

Cuando somos transformados por Cristo, tendremos que cambiar nuestros gustos y prioridades por el poder del Espíritu Santo.

Por esta razón, Pablo escribió mayormente a nuevos creyentes cuya cultura les había enseñado comportamientos incompatibles con la nueva vida. Él veía como su responsabilidad ins­truirlos para que aprendieran a tomar decisiones que glorificaran a Dios.

1- RENOVAR LA MENTE

El viejo hombre Efesios 4:17-19

Los creyentes efesios, como gentiles, comenzaron la vida de fe sin el concepto de los mandatos de Dios. Su entendimiento había sido oscurecido por su condición pecaminosa. Debemos tener presente que Dios no obliga a las personas a vivir en un estado de oscuridad espiritual. Y así, los efesios, como tantos otros en todo el mundo romano, se habían endurecido contra el evangelio.

Las personas con corazón endurecido a menudo rechazan a Dios. Al igual que el faraón en la historia del Éxodo, Dios ofrece muchas oportunidades para que respondamos, pero llega un punto en el que una persona se endurece de tal manera que le es imposible aceptar cualquier perspectiva de Dios.

Como resultado de su resistencia a Dios, los gentiles ya no se oponían a la inmoralidad. Si algo les parecía bien, lo hacían—a menudo a expensas de otros, y ciertamente a expensas de violar los mandamientos de Dios. Mientras que Dios deseaba de ellos una vida abnegada, los gentiles practicaban un estilo de vida inmoderado y codicioso. Ya no se avergonzaban de sus pecados. Su conciencia estaba adormecida. Como un callo en la mano, estos individuos se habían vuelto resistentes al dolor que les causaban las repetidas fechorías. En cambio, practica­ ban con «avidez» toda clase de impurezas (v. 19).

□ La mente renovada Efesios 4:20-24

En Efesios 4:20-24, Pablo describió el proceso de adoptar un estilo de vida que refleja la transformación que ocurre en la vida de un cristiano. Comenzó diciéndole a los efesios que se «despojaran» del viejo hombre. Los creyentes deben tomar la decisión de alejarse de su antigua forma de vida. Una persona puede ser liberada a través de Cristo y, sin embargo, permanecer atrapada en las mismas prácticas con las que luchó en el pasado. Los cristianos deben apartarse de aquellas cosas que los podrían atrapar, y deben hacerlo mediante el poder del Espíritu Santo. Enton­ces ese creyente podrá caminar en la libertad que se le ha dado.

El proceso de «despojarse» de la vieja naturaleza implica cambiar de cosmovisión, escuchando al Espíritu Santo y aprendiendo de sus instrucciones. Cuando el creyente comienza a ver a las personas como Dios las ve, obrará desinteresada­ mente y hará aquellas cosas que complacen a Dios.

Pablo continuó su ilustración diciendo a sus lectores que debían de «vestirse» con nueva ropa espiritual. Dios tiene poder para obrar una transformación total en nosotros. Nos convertimos en nuevas criaturas cuando estamos «en Cristo» (véase 2 Corintios 5:17).

2—No den lugar al diablo

□ Desechar el mal comportamiento Efesios 4:25-31

Pablo presenta una lista específica de comportamientos que los creyentes deben desechar. Lo primero es la mentira. Si Jesús vive en el creyente y Él es «la Verdad», no hay compatibilidad con el testimonio de un cristiano que es mentiroso. Cuando hay mentira entre creyentes, se rompen los lazos de amor y unidad y el resultado es confusión y desunión en el cuerpo de Cristo.

Debemos de desechar también el enojo. Pablo no dijo que un cristiano no debe expresar emociones; lo que sí dijo es que los cristianos no deben dejarse contro­lar por la ira. La ira desenfrenada no es de Dios. Cuando nos enojamos, debemos resolver rápidamente las diferencias para restaurar la unidad dentro de la iglesia. Los conflictos no resueltos basados en la ira son peligrosos.

Luego, Pablo dijo que no debemos hurtar. La naturaleza humana busca el camino más fácil que es tomar algo en vez de ganarlo. Pablo llevó su instrucción un paso más allá al decir que además de no robar, el cristiano debe dar de lo que tiene a otros que necesitan.

Tampoco hay lugar para palabras corrompidas entre nosotros. «Palabra corrompida» podría traducirse mejor como conversación «corrompida» o «sin valor». Un buen ejemplo podría ser el efecto de tan solo una manzana podrida en un cajón de manzanas perfectamente sanas. Pablo declaró que en lugar de una conversación que corrompe o destruye, las palabras que salen de la boca de un cristiano deben servir para edificar a quienes escuchan. El lenguaje «corrompido» contrista al Espíritu Santo y obra en contra de Aquel que sella nuestra salvación. Pablo enumeró seis maneras en que una persona puede destruir a otros (v. 31). Cada término está muy arraigado a la falta de amor; el sello distintivo de los cris­tianos es el amor.

□ Adoptar un comportamiento piadoso Efesios 4:32 a 5:2

Efesios 4:32 contrasta fuertemente con los versículos que lo preceden. La benig­nidad, la misericordia y el perdón son unificadores poderosos dentro de la iglesia porque reflejan el carácter de Cristo. Él es compasivo, conoce nuestras necesida­des y manifiesta su misericordia que lo llevó a la cruz y , sobre todo, nos perdona. No es sorprendente, entonces, que Él espere que nos perdonemos unos a otros.

¿Y cuál es nuestra motivación para vivir de esta manera? Somos hijos de Dios. El amor de unos por otros y por Dios deberían fluir naturalmente de nuestra vida debido a la relación que tenemos con Dios a través de Cristo.

3 -Vivir en la luz de Cristo

□ Hablar con pureza

Pablo dijo que la inmoralidad sexual debe evitarse incluso como tema de conversa­ción. Los cristianos no deben jugar con la inmoralidad porque esta enciende pasio­nes impuras. Como dijo Pablo, cualquier cosa que pudiera considerarse impura está fuera de lugar para un cristiano. En lugar de dedicar tiempo a actividades inmorales, debemos enfocamos en agradecer a Dios por lo que nos ha dado.

Si bien el comportamiento no es lo que nos salva, la salvación debe producir un cambio de comportamiento. Las personas revelan cuál es su condición espiritual cuando su vida está marcada por la inmoralidad, la impureza o la codicia. Aquellos que enseñan que estos comportamientos son aceptables, descarrían a las personas y experimentarán el juicio de Dios.

□ Relaciones puras Efesios 5:7-14

Somos responsables de aprender lo que es agradable al Señor. Si ama a una per­sona, deseará hacer las cosas que le agradan a ella y evitará lo que le desagrada. Este principio también es cierto en la relación de un cristiano con Dios. Es nuestra responsabilidad conocer a Dios y aprender lo que Él espera de nuestra vida.

No basta con sólo evitar la oscuridad. Debemos activamente esforzamos para exponer las tinieblas de nuestra vida a la luz de la verdad. Esto se aplicó a aquellos que intentaron engañar a los efesios mediante enseñanzas corruptas. Sus obras necesitaban ser expuestas a la luz.

¿Qué nos dice Dios?

La salvación no solo transforma la condición espiritual de una persona, sino que también cambia nuestra manera de pensar, y nuestro pensamiento determina nues­tra conducta. Hemos sido liberados del pecado a través de la salvación, para que ya no tengamos que vivir en servidumbre. Si escuchamos al Espíritu Santo, pensare­mos piadosamente. Una vez que nuestro pensamiento cambia, nuestro comporta­ miento, las actitudes y la manera de hablar se conformarán a la voluntad de Dios.

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Editorial VIDA
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