27 Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. 28 Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. (1 Samuel 1:27-28).
I. LOS PADRES DE SAMUEL
¿Quién fue Ana? ¿Qué era lo que ella anhelaba con todo su corazón? Fue una mujer hebrea, esposa de un hombre llamado Elcana; ella sufría por ser estéril. Los hebreos consideraban que la esterilidad era la mayor desgracia para una mujer, y hasta creían que era desagradable ante Dios (Génesis 30:23).
Además, su esposo tomé una segunda mujer llamada Penina, que se convirtió en rival de Ana, e hizo hasta lo imposible por amargarle la vida usando como arma la esterilidad de Ana (I Samuel 1:6). Aunque su marido la amaba con todo su corazón (1 Samuel 1:5), Ana lloraba amargamente. La aflicción y la desesperación fueron los factores que la impulsaron a derramar su alma en oración a Dios (1 Samuel 1:10).
Elcana era un hombre religioso que cumplía la ley de presentarse delante de Jehová en Silo, por lo me nos una vez al año (1 Samuel 1:3). En el tabernáculo, Ana elevó secretamente su voz a Dios; su llanto era amargo, pues las lágrimas fluían de un corazón acongojado y herido. Fervorosamente rogaba que Dios le concediera un hijo.
II. DEDICADO A DIOS
Tanta era la angustia de Ana, que al soñar con un hijo varón, hizo voto de dedicararlo a Jehová todos los días de su vida, y que no pasaría navaja sobre su cabeza (1 Samuel 1:11). La oración de Ana y el movimiento tembloroso de sus labios despertaron en Eli, el sumo sacerdote, la sospecha de que estaba ebria (1 Samuel
1:12-14). Al escuchar la explicación de la mujer, Eli la animó a confiar en Dios, y le deseó ver cumplida su petición. Luego, el llanto y angustia de Ana se tornaron en confianza y paz (1 Samuel 1:18).
¿Tienes alguna necesidad? ¿Algo causa tristeza y amargura en tu alma? Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón (Salmos 37:4). A su debido tiempo, ni antes ni después, verás la respuesta de tu petición. El nunca llega tarde, aparece en el momento más oportuno, de la manera que menos te imaginas —a veces caminando sobre el agua—, únicamente para decirte NO temas.
Es ilustrativo que Ana buscara hallar gracia ante los ojos del Señor, ya que su propio nombre, Ana, significa gracia. Y a su debido tiempo Ana halló gracia y dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel, que significa escuchado por Dios. Así fueron las circunstancias del nacimiento de uno de los profetas más grandes de Israel, pero nada de esto hubiera sucedido si esta mujer no hubiese cumplido su promesa a Dios. Samuel era un hombre dedicado a Dios desde el vientre de su madre.
¿Qué tan importante es dedicar nuestra vida a Dios? Se requiere una vida dedicada para poder trans formar el mundo en que vivimos, esta será la única manera de impactar a la sociedad que nos rodea (1 Samuel 1:28).
La situación por la que atravesaba la nación no era nada alentadora. El sacerdote Eli tenía serios problemas con sus hijos, pues ellos habían perdido todo temor a Dios, al grado de no respetar ni siquiera el templo. La situación emocional, espiritual y hasta económica estaba en peligro. Por esta razón Dios planeó llevar a Samuel al templo; aun cuando Samuel era un niño, él entendió que para eso había sido puesto en aquel lugar
III. EL PLAN PERFECTO DE DIOS
A su debido tiempo, Ana cumplió su voto entregando a su hijo Samuel al sacerdote Eli (1 Samuel 1:28), para que sirviera en el altar. Qué mejor lugar para comenzar un ministerio que la misma casa de Dios.
Dios comenzó a tratar con la vida de este joven desde su temprana edad. En contraste, los hijos del sumo sacerdote Eli vivían alejados de Dios. Profanaban el santuario yJehová había resuelto hacerlos morir. Jamás se imaginó Eli que Dios usaría la vida de este joven para anunciarle el severo castigo que caería sobre su familia y para transformar el mundo de aquel entonces. Samuel aprendió a identificar la voz divina y el Señor mismo comenzó a capacitarlo para el trabajo profético.
Dios levanta profetas en los momentos críticos con el fin de volver a su pueblo a él. Los profetas eran voceros de Dios para alejar al pueblo del pecado y revelarles la voluntad divina. Samuel, con el paso del tiempo, amo nestaba, reprendía y profetizaba sobre el futuro.
La noticia de que Dios había levantado a Samuel como profeta de Israel se divulgó rápidamente por toda la nación (1 Samuel 3:20). Samuel crecía y el Señor estaba con él. Dedicaba su tiempo, sus capacidades- entregándose sin reservas a su Dios.
IV. ENTREGA TOTAL
Cada uno de nosotros ha decidido dedicar su vida a Dios; en ocasiones hasta promesas hemos hecho al respecto. Lamentablemente, en ocasiones también hemos dejado de cumplir esos votos. Como dijo el apóstol Pablo, es tiempo de mirar hacia adelante, hacia la meta del supremo llamamiento y dejar de estar lamentándonos en lo que no pudimos hacer en el pasado.
La dedicación en la vida de Samuel era real, Dios no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras (1 Samuel 3:19). Qué hermoso es tener el respaldo divino. ¿Te gustaría tenerlo? Dedica tu vida, nunca es demasiado temprano, ni demasiado tarde para hacerlo. Samuel comenzó muy temprano en el camino de la dedica ción y vivió para Dios, quien le había regalado el privilegio de servirle y caminar con él.
Al parecer, al principio Samuel no tuvo opción de decidir qué hacer de su vida. Tal como muchos de nosotros que crecimos en la iglesia, había sido dedicado a Jehová desde pequeño, pero al crecer siguió en el camino del Señor por su propia voluntad, pues no hay nada comparable en esta vida que servir a Dios
V. LA MEJOR DECISIÓN
Una vida dedicada transforma. Llegó el día en que Dios llamó a Samuel por su nombre y él respondía: Habla, porque tu siervo oye. Aunque hayas crecido en la iglesia, hoy es el día en que Dios te habla por tu nombre y te hace un llamado a la salvación. Ahora ya no se trata de lo que hicieron tus padres, maestros o amigos; es una decisión personal, no es suficiente con decir fui presentado delante del Señor ¡Respóndele hoy!
No hay mejor opción que hacer un compromiso de dedicación ahora mismo, y decidir vivir bajo el servicio de Dios. No encontrarás mejor jefe, nadie te dará mejor paga. A nadie le importarás tanto como a él.
La decisión de Samuel de vivir para servir a Dios le permitió ver cosas grandes. Samuel ungió a los dos primeros reyes de Israel, fue el primero de los grandes profetas, fue maestro de profetas, fundador de la escuela de profetas, sacerdote, intercesor, el último de los jueces y tuvo éxito en su intento de unir a las doce tribus de Israel.
En cuanto a su carácter, Samuel era un hombre excelente, sincero, de consagración absoluta y de carácter intachable. Supo desempeñar el papel que le tocó en la providencia de Dios de una manera que trajo gloria al Todopoderoso.
CONCLUSION
Entrega en este día tus ansiedades y deseos a Dios y permítele que ministre tu vida. Hoy es día de dedicación; tú puedes vivir confiando en el plan que Dios ha trazado para tu vida y dejar que él te use para cambiar tu entorno.
Si tan sólo te atreves a ser diferente, lo lograrás. Si por un momento piensas y enfocas tu mirada al mundo en que te mueves, lo podrás cambiar. No será fácil por la situación que ahora vive esta sociedad, pero así como Samuel salió victorioso del entorno corrupto que le tocó vivir, tú harás lo mismo, pues el mismo que estuvo con Samuel, estará contigo.
Un joven pastor, músico y cantante, compuso un coro que dice:Los mejores años de mi vida, son los que quiero dedicar a ti Señor. Amarte, servirte y darte todo mi ser; es lo que quiero hacer, en los mejores años de mi vida. ¡Que esa sea la oración de cada joven! ¡Sé el Samuel de tu generación!
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