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martes, marzo 25, 2025
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DIOS CREÓ TODO – El origen de la historia humana – clase domingo de sep, 2022

Todas las personas y todas las cosas han sido creadas por Dios.
Génesis 1:31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.

Cuando vemos la belleza y el orden de la creación, podemos ver la mano de Dios en formas innegables. El mar que golpea embravecido contra las rocas o avanza suavemente sobre la playa; al contemplar un paisaje desde lo alto de una montaña o al ver de cerca los deditos de las manos y los pies de un bebé recién nacido, vemos en acción la creatividad del Dios todo­ poderoso. Como pieza final de su obra creativa, hizo a la humanidad a su imagen; esa distinción especial hace posible que podamos vivir en una relación con Él. Aun después de que la creación se malogró por el pecado, Dios nos amó de tal manera que preparó un camino para restaurar esa relación cercana, de con­ fianza y de adoración a Él.

En un proceso ordenado que abarcó seis días, Dios creó los cielos y la tierra y todo lo que existe, inclu­yendo la raza humana. Estaba satisfecho con la bon­ dad de su creación, pero no con que fuera todo para Él solo. Dios hizo a las personas a Su imagen para que cuidaran de Su creación, edificaran vidas y familias juntos y, lo más importante, para que disfrutaran de andar con Él en una cercana relación diaria.

Parte 1—Dios hizo el cielo y la tierra

En el principio Génesis 1:1,2

El primer versículo de la Biblia es también el más conocido: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra» (Génesis 1:1). La Biblia habla de la existencia de Dios como un hecho innegable, nunca cuestionado o discutido. Además, hay un solo Dios a diferencia de las religiones no cristianas con una colección de deidades a las que rinden culto (véase Isaías 45:5,6). Cuando Dios creó el mundo, no se encontró con ningún otro «dios» con el cual competir ni desafiar.

Dios es eterno, sin principio ni fin (Salmo 90:2, ntv). «Principio» en Génesis 1:1 se refiere al momento que Dios eligió para crear el mundo material. Él existía antes que todas las cosas y es más grande que todas ellas.

La creación fue en etapas. Primero Dios creó la tierra, la cual «no tenía forma y estaba vacía» (v. 2, ntv). Algunos dividen los seis días de la creación de esta manera: Los días uno al tres «formó» la tierra que aún no tenía forma; los días cuatro al seis «llenó» la tierra recién formada, pero aún vacía.

La Trinidad estuvo presente. El Espíritu Santo aparece como un ave que se mueve sobre las aguas (v. 2). También sabemos que Dios Hijo participó. «Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho» (Juan 1:3).

□ La Palabra creativa de Dios Génesis 1:3-19

Dios habló y lo que dijo, sucedió. Primero, Él creó la luz, que sustenta la vida en la tierra (Génesis 1:3). La luz disipó las tinieblas que cubrían las aguas, e hizo visibles las demás obras de la creación de Dios (v. 2). Dios declaró que la luz que había creado era buena, la luz separada de las tinieblas—aun antes de que se crearan el sol, la luna y las estrellas (w. 4,5). El segundo día, Dios separó las aguas sobre el cielo—las nubes—de las aguas en la tierra (w. 6,7; Salmo 104:1-3). La palabra «cielos» tiene varios usos (Génesis 1:8): la atmósfera de la tierra (v. 20); el espacio que ocupan las estrellas (Génesis 15:5); o al ámbito de Dios mismo (Efesios 1:20).

El tercer día, Dios creó un hábitat para los animales y seres humanos al crear áreas de tierra y de mar (Génesis 1:9,10). También hizo que la tierra produjera una variedad de árboles y otras plantas, que podían reproducirse según su género (w. 11-13).

El cuarto día, Dios creó las lumbreras o luces en el cielo para gobernar el día y la noche (w. 14,18, ntv). El movimiento del sistema solar afecta nuestra percepción del tiempo, nos permite contar días y hasta años. ¡Qué trascendental orden proporcionó Dios!

Parte 2-Dios hizo las criaturas vivientes

□ Criaturas para el mar y el cielo Génesis 1:20-23

El segundo día de la creación, Dios puso espacio entre las aguas de la tierra y las del cielo. En el quinto día, creó seres vivos para el mar y el cielo (Génesis 1:20-23). Dios quiso que en los océanos hubiera seres vivos (v. 20), y en los cielos, criaturas voladoras, incluidos los insectos. Dios ordenó que estas criaturas en el mar y el cielo tuvieran descendencia. El mandamiento de «fructificad y multiplicaos» fue una forma de bendición que también se usó más adelante en el libro de Génesis (Génesis 1:22; véase 35:11; 48:4).

Dios dispuso que la vida vegetal produjera su propia especie (Génesis 1:11). La misma capacidad también se le dio al reino animal y a la raza humana. En su obra de reproducir la vida en la tierra, Dios no solo ordena, sino que también da a todas las formas de vida que ha creado la capacidad que necesitan para producir generación tras generación de su misma especie.

□ Criaturas salvajes y domesticadas Génesis 1:24,25

Habiendo hecho todo tipo de plantas, criaturas marinas y aves, Dios creó los animales terrestres en el sexto día (Génesis 1:24,25). Es interesante observar la obra de Dios en el tercer día—la provisión de tierra seca y la vegetación que sustenta—y el sexto día, en que Dios hizo la vida animal y humana para beneficiarse de estas. Los animales que Dios creó se dividen en tres categorías. Primero, el «ganado» (v. 24), los animales más grandes que comen pasto y que la humanidad pronto domesticó. Esta clase también puede incluir ove­ jas, caballos y camellos. «Todo animal que se arrastra» se enumera en segundo lugar, tal como los reptiles. La última clase son las «bestias» o «animales salvajes» (ntv) a diferencia de los mansos. Algunos animales pronto fueron domesticados, pero todos los animales estaban bajo el mandato que Dios dio al ser humano de que gobernara sobre ellos (v. 28).

Parte 3-Dios hizo a los seres humanos

□ Hechos a la imagen de Dios Génesis 1:26,27

El último y más importante acto de la creación fue el ser humano (Génesis 1:26,27). Aunque Dios había ordenado que la tierra, el mar y el cielo se llenaran de vida vegetal y animal (versículos 1:11,20,24), usó un lenguaje más personal respecto a la creación del ser humano, Él dijo «hagamos» (v. 26). El versículo 27 declara tres veces que Dios nos creó.

Dios hizo al ser humano a su «imagen» y «semejanza» (v. 26). Ambos términos indi­can que somos reflejo de Dios, no un duplicado. La humanidad es la única parte de la creación a la que Dios se refiere de esta manera (Génesis 5:1; Santiago 3:9). Esta es la base del mandato de Dios de que la vida humana debe honrarse y protegerse (Génesis 9:6).

La imagen de Dios se refleja en nuestra espiritualidad. El ser humano es el único ser que tiene el potencial de relacionarse con Dios. También vemos la imagen de Dios en nuestra capacidad de pensar, razonar y crear. Y el mandato de gobernar sobre las demás formas de vida es un reflejo del soberano poder de Dios.

La creación de Dios de las personas en dos géneros se registra en Génesis 1:27. Más adelante, en Génesis 2:18-25, se explica el relato completo del hombre y la mujer, y el matrimonio entre los dos. Ambos géneros reflejan igualmente la naturaleza del Dios que los creó y merecen el mismo honor como reflejo de su imagen divina. Además, ambos tienen acceso a una relación con Dios a través de su Hijo, Jesucristo (Gálatas 3:28).

□ Una bendición y un mandato Génesis 1:28 a 2:3

Dios dio a la humanidad una bendición y un mandato de multiplicarse (Génesis 1:28). Su mandato de «[llenar] la tierra» usa la misma palabra hebrea con que ordenó que en los mares hubiera vida (v. 22). Sin embargo, a diferencia de otras formas de vida, el ser humano tiene la responsabilidad de responder voluntariamente al plan de Dios.

Por voluntad de Dios, el ser humano también tiene la capacidad de gobernar sobre otras formas de vida. Esta facultad debe usarse para glorificar a Dios, no para estropear su creación. Al igual que con todas las tareas que Dios nos da, somos responsables ante Él (véase 1 Corintios 3:11-13). Dios dio a su creación humana y animal abundante vida vegetal para su alimento (Génesis 1:29,30): hortalizas, semillas y diversas frutas.

Génesis 1:31 declara la obra de Dios—incluyendo a la humanidad—como buena en gran manera. Este sello de perfección prepara el escenario para la entrada contrastante del pecado y el mal en Génesis 3. La creación estaba completa (2:1). «Acabó Dios… la obra que hizo» (v. 2), no por cansancio, sino porque su obra estaba terminada (véase Isaías 40:28). Dios apartó el séptimo día como un día de descanso y adoración (Génesis 2:3).

¿Qué nos dice Dios?

El universo entero es un testimonio del poder de Dios que hoy podemos ver y experimen­ tar. El mismo Dios que nos creó ha hecho posible que nos acerquemos a Él, lo conozcamos y andemos con Él a través de su Hijo, Jesucristo.

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Editorial VIDA
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