El matrimonio se define en las Escrituras como una relación comprometida entre un hombre y una mujer, para toda la vida.
Génesis 2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Dios dispuso que el matrimonio fuera un compro miso de toda la vida entre marido y mujer. Al prin cipio de la historia, la caída de la humanidad conta minó lo que Dios creó como una hermosa relación. Aun la lectura más somera del Antiguo Testamento mostrará ejemplos de personas que desobedecieron los mandamientos de Dios en esta área. Sin embargo, Dios es fiel, misericordioso y amoroso. Él todavía hoy tiene en alta estima la santidad del matrimonio. Al mirar las Escrituras en esta lección, veremos que su plan para el matrimonio no ha sido alterado.
La Palabra de Dios define el matrimonio y da instruc ciones sobre cómo debería vivirse. Hebreos 13:4 dice: «Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios». Dios no ha cambiado de opinión sobre el matrimonio, no importa lo que la cultura acepte o dicte. Como creyentes, somos llamados a vivir según los estándares de Dios, no los del mundo.
Parte 1— Mantenga sagrado el matrimonio
□ Dios estableció el matrimonio Génesis 2:18-24
Dado que el ser humano fue creado a la imagen de Dios, no debería sorprendernos que necesitemos compañía. Como señalan muchos eruditos cristia nos, la expresión «Hagamos» en Génesis 1:26 es una referencia a la doctrina de la Trinidad. El compañerismo del Dios trino refleja en la nece sidad de comunidad y compañerismo en los seres humanos creados a la imagen de Dios.
Los animales que Dios creó no satisficieron la necesidad de compañía de Adán. La palabra «ayuda» aquí no es un término degradante; de hecho, también se usa para describir a Dios como nuestra Ayuda (Salmos 33:20; 70:5; 115:9). Dios formó un ser similar a Adán para que fuera su compañera.
La formación de Eva de una de las costillas de Adán apunta a la unidad de la raza humana. También revela la intimidad que Dios quería entre el hombre y la mujer en el matrimonio. Adán y Eva debían caminar por la vida uno al lado del otro, apoyándose mutuamente con las cualidades y fortalezas únicas con las que Dios los creó.
□ Compromiso de por vida Mateo 19:1-9; Efesios 5:31-33
En Mateo 19:1-3, los fariseos desafiaron a Jesús sobre el tema del matrimonio y el divorcio. Él dirigió la atención de ellos al relato en las Escrituras de cómo Dios unió al hombre y la mujer en uno solo. Jesús señaló que Dios tenía la intención de que la relación matrimonial durara para toda la vida (w. 4-6). La ley incluía una provisión para el divorcio, pero sólo como una concesión a la dureza de corazón causada por el pecado (w. 7,8).
En ese momento, dos escuelas de pensamiento dominaban el debate sobre el tema del matrimonio y el divorcio. Un grupo sostenía que el único motivo de divorcio era la infidelidad. El otro grupo tenía una opinión del divorcio «por cualquier causa» (v. 3). Los fariseos esperaban que Jesús respondiera de una manera que le hiciera perder el apoyo del grupo con el que su respuesta no estuviera de acuerdo.
Jesús enfatizó que la intención de Dios es que el matrimonio sea un compromiso de p o r vida . C u a n d o u n h o m b r e y u n a m u j e r d e j a n s u f a m i l i a , es p a r a f o r m a r u n a n u e v a f a m i lia (Efesios 5:31-33; véase también Génesis 2:24). En la sociedad, el matrimonio tiene un componente civil que aborda asuntos legales y sociales y un componente moral que refleja la naturaleza sagrada del matrimonio, y se expresa en la fidelidad al cónyuge.
Los cristianos no están exentos de matrimonios rotos. Sin embargo, aun en casos de infidelidad, no se ordena el divorcio. El deseo de Dios es redimir a las personas de sus pecados y restaurar lo que el pecado ha roto. A medida que interactuamos con aquellos que están pasando por problemas matrimoniales o lidiando con las secuelas de un divorcio, la compasión y la misericordia deben guiarnos en vez de la condenación y el juicio.
Parte 2-Permaneciendo puro en el matrimonio
□ Honre a Dios con su cuerpo 1 Corintios 6:18 a 7:5
Los cristianos deben de comportarse de una manera que honre a Dios, porque le pertene cen por completo—espíritu, alma y cuerpo. La intención de Dios era que satisficiéramos nuestras necesidades sexuales a través de la intim idad con nuestro cónyuge. Practicar el autocontrol en esta área de la vida honra a Dios y enriquece la relación matrimonial (1 Corintios 6:18).
Pablo confrontó los conceptos erróneos que tenían algunos de los creyentes de Corinto respecto a su sexualidad. No veían el componente espiritual en la actividad sexual, pen sando que solo involucraba el cuerpo físico. Lo que los cristianos hacen con su cuerpo honra o deshonra a Dios, porque el cuerpo es templo del Espíritu Santo (v. 20). El pecado sexual también puede causar un gran daño al cuerpo y a las relaciones. La infidelidad des truye la confianza y la intimidad, debilitando la base de la relación matrimonial.
Dios proveyó para la expresión saludable de la sexualidad a través del matrimonio (7:2-5). Si bien Dios permite (e incluso llama) a algunas personas a permanecer solteras, la mayoría de las personas no tienen el don del celibato, por lo que deberían casarse. Dentro de la relación matrimonial, se satisfacen las necesidades sexuales tanto del esposo como de la esposa. La intimidad sexual debe fortalecer la relación matrimonial.
□ Guarde su corazón Mateo 5:27-30
Para permanecer puro en el matrimonio es necesario guardar el corazón. Esto requiere pasos deliberados y la santa resolución del creyente de protegerse de la tentación sexual. En Mateo 5:29,30, Jesús usó una hipérbole para enfatizar el peligro de dejarse llevar por la tentación de pecar sexualmente. Si bien dichas normas de Dios son necedad para el mundo, debemos aceptar la advertencia de la Biblia acerca de la naturaleza destructiva del pecado, y particularmente de los pecados sexuales (Proverbios 7:1-27; 1 Corintios 6:18-20).
Jesús enseñó que las acciones pecaminosas son resultado de lo que hay en el corazón de una persona. (Mateo 15:19). Los mandamientos de Dios abordan tanto las acciones peca minosas externas, como los pensamientos pecaminosos internos (Hebreos 4:12). En Mateo 5:27-30, Jesús advirtió tanto contra el acto de adulterio como de la lujuria que conduce a este. Luego instruyó a evitar aquello que nos atrapa en tales pecados. Estos resultan en que el pecador sea «echado al infierno» (v. 30). Pablo también nos advirtió que «[huyéramos] de la fornicación» (1 Corintios 6:18). Así que deseche cualquier pensamiento lujurioso que lleve al adulterio. Más bien, guarde su corazón y manténgase puro.
Parte 3-Practique el amor y el respeto mutuos
□ La mujer, respete a su esposo Efesios 5:21-24
Las instrucciones de Efesios 5:21-30 respecto a la relación esposa-esposo comienzan con el mandato de que los cristianos se sometan unos a otros por reverencia a Cristo. La base de las acciones de tanto los maridos como de las esposas es seguir el ejemplo de Cristo que es el Salvador de la Iglesia, que dio su vida por ella.
Esto significa que la esposa trata a su esposo con el mismo respeto que la Iglesia tiene por Cristo. Después de todo, su esposo tiene la responsabilidad de dirigir, cuidar y proveer para la familia, tal como Cristo lo hace con la Iglesia. Esto no significa que la esposa es inferior, sino que reconoce el papel y la responsabilidad de su esposo en el hogar. Tanto la autoridad como la sumisión brindan diferentes oportunidades para servir. El valor de una persona no está determinado por su papel. La atención se centra en el servicio, no en el poder. Servirse uno a otro por amor despoja a la autoridad de su control y a la sumisión de su humillación.
□ El hombre, ame a su esposa Efesios 5:25-30
En términos generales, el hombre tiene una necesidad de ser respetado, y la mujer necesita ser amada. El amor proporciona a la esposa un sentido de seguridad, así como el respeto proporciona al marido afirmación emocional. El amor que se muestra a una esposa es un amor desinteresado que busca el mayor bien para ella. Cristo es el modelo. Él eligió servir a su esposa, la Iglesia, y edificarla.
Si bien la mujer puede cuestionar su necesidad de someterse, el hombre puede luchar con el desafío de vivir a la altura del ejemplo de Cristo. Esa norma se centra en el sacrificio personal y en dar prioridad a las necesidades del otro. Mostrar este tipo de amor y preo cupación beneficia al esposo, ya que su necesidad de afirmación, respeto e incluso amor, se satisfacen.
Algunas parejas están atrapadas en un ciclo de disfunción. Él no siente que ella respeta su arduo trabajo, por lo que se retrae emocionalmente. Ella no se siente amada, así que su falta de seguridad la lleva a la insatisfacción. Por lo general, uno de los dos debe reconocer el ciclo de disfunción y dar el primer paso para poner fin a este ciclo destructivo. Con la ayuda de Dios, el ciclo de amor y respeto se puede restaurar.
¿Qué nos dice Dios?
Dios diseñó el matrimonio para ser una relación gratificante para toda la vida. Para que esto suceda, las parejas deben comprometerse a mantener la pureza y la fidelidad en su matrimonio. La relación matrimonial es un reflejo de la relación entre Cristo y su Iglesia.