Cualquiera que se arrepienta y crea en Cristo será salvo. 1 Timoteo 1:15 – Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
¿Alguna vez ha orado por la salvación de un amigo o ser querido durante tanto tiempo que se ha rendido? Quizá, alguien que ama se ha alejado tanto de Dios, que tal vez usted piensa que no hay esperanza de que vuelva a la fe en Cristo. La lección de hoy debe ayudar a fortalecer su fe de que nadie está tan lejos del evangelio o es tan indiferente que la gracia de Dios no lo pueda alcanzar. Si Dios pudo alcanzar a Saulo, el perseguidor, y convertirlo en el apóstol Pablo, Él también puede llegar a esa persona por quien siente tal carga en su corazón. Siga orando, siga creyendo y siga amando a quien está lejos de Dios.
La experiencia de Saulo comenzó con su estricta adherencia a la ley judía. Durante este proceso, escuchó de Jesús, y lo consideró una amenaza para el debido ejercicio de la religión judía y se com prometió a eliminar la mención del nombre de Jesús. La trayec toria de Saulo se detuvo cuando viajaba a Damasco para perseguir a los creyentes. Repentinamente, por disposición divina, el trayecto de su vida cambió para siempre.
Parte 1—Perseguidor de cristianos
□ Búsqueda, arresto, cárcel Hechos 7:58; 8:3; 9:1,2; 22:4,19,20
La primera mención de Pablo, aquí Saulo, informa que fue un joven que guardó las ropas de los que apedrearon a Esteban (véase Hechos 7:58; 22:20). Saulo se convirtió pronto en la figura central de la persecución de la Iglesia (Hechos 8:3; 22:19). La palabra griega traducida como «asolar» en Hechos 8:3 se refería a la acción de animales salvajes, como leones y lobos. Las mujeres creyentes también fueron blanco de persecución (9:2; 22:4). Al decir «hombres y mujeres», Lucas denota que la crueldad de Saulo no escatimó género.
□ Oponiéndose al nombre de Jesús Hechos: 26:9-11
Acusado por los judíos de palabras y acciones contra la Ley y el templo, Pablo se defendió ante el rey Agripa señalando su historia de estricta observancia de la Ley y fe en la futura resurrección de los muertos (w. 4-8). Pablo explicó que su comprensión anterior de los requisitos de Dios lo había llevado a oponerse al nombre de Jesús (v. 9). Desde el principio de la Iglesia, la salvación se había predicado solo en Su nombre (véase 4:12), lo que provocó una fuerte oposición de los judíos que no aceptaron el mensaje. Saulo, entre ese número, encarceló a los creyentes cristianos (26:10). También testificó emitió su voto en contra de los creyentes. No tenemos evidencia clara de que hubiera sido miembro del Sanedrín, así que su voto pudo haber sido en un juicio en la sinagoga antes de un juicio por el Sanedrín.
Saulo presionó a los creyentes para que «blasfemaran» (v 11). Si bien maldecir el nombre de Dios se castigaba con la muerte (véase Levítico 24:10-16), este versículo puede indicar que Saulo quería que los cristianos «maldijeran a Jesús», su Mesías (véase Hechos 26:11 , n t v ). La obsesión de Saulo lo llevó a viajar a otras regiones en búsqueda de creyentes. En uno de esos viajes, su vida cambiaría para siempre.
Hechos 9:1 describe el comportamiento de Saulo, diciendo que estaba «respirando… amenazas y muerte contra los discípulos del Señor». Su crueldad no terminaba con arrestar y encarcelar a los creyentes. También los golpeaba y trataba de llevarlos de regreso a Jerusalén, donde eran juzgados por el Sanedrín y condenados a muerte (v. 2; 26:10). Hechos 9:2 habla de los que seguían «el Camino», quizá originado en la referencia de Jesús de sí mismo como «el camino» (Juan 14:6).
Parte 2-Arrestado por Cristo
□ Un perseguidor desarmado Hechos 9:3-9
Con la autorización escrita del sumo sacerdote, Saulo se dirigía a Damasco para arrestar a los seguidores de Cristo. Sin embargo, tuvo un encuentro con Aquel a quien se oponía. Hechos 9:3 afirma que «repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo». Saulo cayó al suelo, y una voz del cielo lo llamó por su nombre y preguntó: «¿Por qué me persi gues?» (Hechos 9:4). Saulo preguntó: «¿Quién eres, Señor?» (v. 5). Después de todo lo que Saulo había creído y hecho, escuchó: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues» (v. 5). Quizá esta declaración de que perseguir a los seguidores de Cristo es perseguir al mismo Cristo, fue el comienzo de sus posteriores enseñanzas sobre el cuerpo de Cristo.
Jesús le dijo a Saulo que continuara a Damasco para recibir más órdenes (v. 6). Sus compañeros, no habiendo visto a Jesús, no sabían qué le había sucedido a Saulo (v. 7). Sin embargo, lo llevaron de la mano a la ciudad (w. 8,9).
□ Ayudado por Ananias Hechos 9:10-18
Tres días después, Saulo estaba orando cuando recibió una visión de alguien llamado Ananias que lo ayudaba a restaurar su vista física (w. 11,12). Mencionado sólo aquí y en el testimonio posterior de Saulo, Ananias era un discípulo de Jesús que vivía en Damasco (v. 10; 22:11-16). Ananias también tuvo una visión en la que Jesús le dio instrucciones específicas sobre cómo visitar y orar por Saulo (9:9-12). Al principio Ananias argumentó que Saulo había hecho un gran daño a la iglesia en Jerusalén y estaba autorizado para arrestar a los creyentes en Damasco (w. 13,14). Pero el Señor le aseguró que este perseguidor de creyentes era su «instrumento escogido» para llevar el evangelio tanto a gentiles como a judíos (v. 15). Además, el mismo Saulo sufriría mucho por Cristo (v. 16).
Ananias encontró la casa de Judas en la calle Derecha. Anunciando que el Señor Jesús lo había enviado a orar por Saulo y ayudarlo a recibir el Espíritu Santo (v. 17), Ananias puso las manos sobre Saulo. Inmediatamente fue sanado y después fue bautizado en agua (v. 18). Los detalles de su bautismo en el Espíritu no se registran aquí; pero él luego dice: «Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros» (1 Corintios 14:18).
Parte 3-Transformado por Cristo
□ Antes y después Hechos 9:19-25
Cegado en su encuentro con Jesucristo, Saulo también dejó de comer y beber (Hechos 9:9). Es posible que perdiera todo deseo de alimentarse, o que voluntariamente haya comenzado un período de ayuno para buscar a Dios (véase Daniel 10:12-14). Después de ser sanado y alentado por Ananias, Saulo volvió a comer y se fortaleció (Hechos 9:19). Inmediatamente comenzó a proclamar que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios (w. 20-22).
Los oyentes de Saulo estaban asombrados. Sabían que él había venido para arrestar a los discípulos y llevarlos ante los principales sacerdotes en Jerusalén (v. 21). Sin embargo, de la misma manera en que muchos habían presenciado los milagros de sanidad en el libro de los Hechos, estaban presenciando el milagro espiritual de la transformación de Saulo, de oponente de la fe a alguien que argumentaba de manera concluyente que Jesús es el Mesías (v. 22).
La predicación de Saulo provocó la oposición de los que no creían; estos se unieron para matarlo (w. 23,24). Sin embargo, los creyentes lo rescataron, bajaron a Saulo en una canasta por el muro de la ciudad (v. 25).
□ Encuentro con la Iglesia en Jerusalén Hechos 9:26-31
Después de tres años, Saulo fue a Jerusalén para tratar de unirse en comunión con algunos de los primeros conversos cristianos (Hechos 9:26; véase Gálatas 1:18). Ya que su última aparición allí estuvo marcada por la violenta persecución de la Iglesia, los creyentes temían que se hiciera pasar por un discípulo para hacerles daño. Saulo, sin embargo, encontró un amigo en Bernabé. Su nombre era realmente José, pero los apóstoles lo apodaron «Ber nabé», que significa «Hijo de consolación» (Hechos 4:36). Habiendo escuchado de la con versión de Saulo, y su testimonio de Cristo en Damasco, Bernabé lo llevó a los apóstoles y compartió este informe (9:27).
Saulo comenzó a predicar en Jerusalén como lo había hecho en Damasco (w. 28,29). Tuvo conflicto con algunos judíos que habían adoptado la lengua y la cultura griegas. Su vida se vio amenazada, por lo que fue enviado a Tarso, su lugar de nacimiento (v. 30).
Lucas concluyó esta sección del libro de los Hechos con una amplia declaración sumaria sobre el estado de la Iglesia, ahora difundida «por toda Judea, Galilea y Samaria» (v. 31). Una pausa en la persecución resultó en un tiempo de paz; los creyentes crecieron espiritualmente; y la Iglesia entera creció numéricamente con la ayuda del Espíritu Santo.
¿Qué nos dice Dios?
Nada es imposible para Dios. Una prueba de esto es la dramática transformación de la vida de Saulo (Pablo). Podemos sentirnos alentados a creer en Dios para grandes cosas, con forme reflexionamos sobre la historia de Saulo. Dios puede cambiar a cualquier persona o situación para Su gloria, a medida que oramos, ponemos nuestra confianza en Él y nos comprometemos a trabajar con Él.