1 REYES 18:36-39; HECHOS 3:1; 12:5
VERDAD CENTRAL La oración es la práctica devocional por excelencia que prescribe la Biblia para la edificación y comunión del creyente con Dios. Por este medio se dialoga con el Señor estableciendo así un vínculo perfecto que construye una relación vivificante.
I- VICTORIA POR MEDIO DE LA ORACIÓN
1 – Es recurso indispensable en tiempos de crisis
Se requiere de mucha disciplina en la vida de oración. Así era la personalidad de Elías, surgida de la cantera de la entrega y la consagración; el resultado podía percibirse en los tiempos críticos. La vida de oración en la iglesia traerá muchos beneficios. La confianza en las promesas de Dios aumenta y crece la fe que puede conquistar lo imposible. Las crisis nunca faltarán, de salud o finanzas, familiares o personales, leves o graves desafiarán nuestra fe. Este es el tiempo en que la presencia de un líder de oración fuerte dirige las plegarias del pueblo en la dirección correcta haciendo vallado de intercesión.
Aunque la oración debe practicarse en todo tiempo, son los momentos críticos los que más ponen a prueba nuestra fe en Dios. Una y otra vez se ha dicho que las personas buscan más del Señor cuando están inmersos en problemas o adversidades. En el caso de los creyentes, la comunión continua con el Creador, no sólo en casa sino también en la iglesia, aportará la fuerza y el ánimo necesarios para salir avante de cualquier tribulación que aqueje sus personas, familias, trabajos, ministerios.
2- Nos identifica con el propósito de Dios
Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas (1 Reyes 18:36). Elías estaba conectado con la voluntad de Dios para su vida y su pueblo. Todo cuanto hacía estaba dirigido por el Soberano. Lo que el Señor le había ordenado realizar en ese momento él lo estaba ejecutando. Debido a eso su oración es directa; el propósito es de Jehová, el vidente es sólo su siervo, y el milagro va a suceder indefectiblemente. Los contrarios verán el prodigio y se darán cuenta quién es el verdadero Dios.
El profeta Elías mostró su absoluta confianza en Jehová al preparar el holocausto. La identidad de los hijos de Dios está bien definida respecto a nuestra dependencia del Señor y nuestra filiación como sus hijos. Los creyentes no oran en un vacío existencial ni se adentran en un túnel sin sentido como en el caso de los profetas de Baal; nada de eso, la certeza y la convicción acompañan las plegarias de los justos cuando son elevadas desde lo profundo del ser, como lo expresa el Salmo 130: De lo profundo, 0h Dios, a ti clama. Señor oye mi voz; estén atento tus oídos a la voz de mi súplica (Salmos 130:1, 2).
Así debe ser la oración de los siervos del Altísimo y, por ende, la de la iglesia; ha de surgir de una profunda confianza en Dios que sabe recompensar a los que los buscan. No permitamos que el desánimo o la pereza impidan el desarrollo de una vida de comunión en unidad con el cuerpo de Cristo. Si nos llaman a la oración, acudamos prestos y con la mayor disposición.
3 Revela la magnanimidad de Dios
El profeta ora basado en la bondad y fidelidad de Dios. No se acerca como un extraño ni tampoco dice palabras que provocan desdoro a la persona del Creador. Nuestra oración revela lo que hay en nuestro corazón y muestra el conocimiento que tenemos de la bondad divina.
Palabras hermosas y bien expresadas surgieron del corazón del siervo de Dios. La oración fue pública y en voz alta, fue un clamor potente que pudieron escuchar propios y extraños. Bienaventurado el pastor que puede orar como el profeta Elías, saturado de poder y convencido de que cada palabra expresada llega al trono de la gracia.
Pregunta de reflexión o aplicación: ¿Cuál es el incentivo más grande que lo motiva a usted a entrar en comunión con Dios a través de la oración?
II- LA EXPANSIÓN ES POR MEDIO DE LA ORACIÓN
1- Unidad de propósito cuando oramos
Una hermosa descripción de unidad de propósito es la que se muestra en la vida de oración de los apóstoles. Es verdad que nuestras oraciones tienen como un objetivo fundamental el presentar a Dios las peticiones de nuestro corazón. Pero el valor agregado se otorga cuando nuestras plegarias están enfocadas por fines comunes y para el bien plural.
El interés por las necesidades ajenas y el ejercicio de la piedad nacen de una oración que muestra compasión e intercesión por la comunidad, por los necesitados y para que los perdidos vengan al conocimiento de la verdad. Así era la vida de oración de los apóstoles, llena de entrega fervorosa y dirigida a consumar la voluntad de Dios en esta tierra.
2- Unidad de visión como consecuencia de la oración
De entre los múltiples beneficios que aporta la vida de oración de la iglesia está el tener una visión de trabajo conjunta y bien direccionada. El Salmo 133 afirma esta gran verdad, los hermanos bien unidos por la unción que proviene del Señor, la cual hará crecer la iglesia al mismo tiempo que la fortalecerá en el poder y el servicio.
La iglesia de Jerusalén experimentó de primera mano esta gloriosa visitación y eso le permitió cumplir el mandamiento de predicar el evangelio. La unidad de los creyentes daba fiel evidencia de la presencia de Dios. El Señor respaldaba el ministerio de sus siervos para ser fructíferos y preservar la iglesia en el temor y la santidad. La Iglesia que no le dé importancia al ministerio de la oración está destinada a secarse y perder la oportunidad de ser bendecida. La oración es clave para el buen desarrollo de las actividades del cuerpo de Cristo. Es como la Vitamina que fortalece y prepara a la congregación para soportar los procesos a los cuales se tiene que enfrentar.
Se requiere de la oración conjunta de la congregación para poder avanzar hacia la meta que el Señor ha establecido para nosotros. Dentro de la congregación hay muchas cabezas con diferentes pensamientos e ideas cada una, pero que encuentran la armonía con el respaldo de la oración. De pronto, las diversidad de razonamientos se unen para buscar un mismo objetivo, para caminar hacia un mismo destino.
Pregunta de reflexión o aplicación: ¿Qué está haciendo usted como integrante de la iglesia para aportar y sumar esfuerzo en la oración unida? Si participa en los servicios de oración, siga esforzándose por hacerlo; si no, busque la forma de activarse y unirse a quienes sí lo están.
III. LA ORACIÓN: FORMATO Y MÉTODO INSUSTITUIBLE
1- Didáctica de la oración
Dijeron los discípulos al Maestro: Enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos (Lucas 11:1). Esta magistral declaración proviene de un inquieto varón que le pide al Señor Jesucristo que los enseñe a orar. Este discípulo está consciente que para acercarse a Dios de la forma correcta, y con resultados, primero debe aprender a hacerlo. No se trata sólo de tener una escuela de oración en el sentido estricto del concepto, sino que el espíritu de lo que solicita aquel hombre tiene que ver con el ejemplo que Jesús les mostraba.
La vida de oración de Jesús era un olor fragante que despedía los más gratos aromas de paz y cordialidad. Aprender a orar implica un proceso donde se camina paso a paso. Se corrigen errores y se evalúan las etapas. No es complicado reconocer cuando las plegarias son sólo expresiones secas y acartonadas, frases que se dicen sin sentido ni contenido. Dios nos libre de ser creyentes que no están dispuestos al aprendizaje de la omción elicaz.
2- Planificación de la oración
De forma intencionada y bien planificada se debe incluir en el programa del culto los tiempos de oración que se llevarán a cabo. Existen muchas formas saludables para conducir la oración. Se pueden repartir tarjetas entre los creyentes especificando un motivo (le oración. También se pueden proyectar testimonios impactantes de peticiones que Dios ha respondido.
No se pase. por alto incluir en el calendario de oraciones a los misioneros y sus familias, las autoridades, los pastores, y por supuesto, que haya intercesión para que vengan de la presencia de Dios tiempos de avivamiento para el cuerpo de Cristo. Cada domingo se pueden incluir además peticiones que los visitantes entregan por medio de un buzón en la iglesia. No faltarán buenas ideas cuando se quiere ser una iglesia de oración.
3- Persistencia en la oración
La oración va acompañada indefectiblemente de nuestras emociones y sentimientos. Como humanos y como creyentes no debemos descuidar nuestra comunión con el Señor en este aspecto. Muchos son los pasajes donde se ilustra cómo hombres y mujeres de Dios, que fueron persistentes en sus oraciones, obtuvieron maravillosos resultados. No se desanime si está orando por una petición o un problema. El carácter de los que oran debe ser consistente y persistente. No recibiremos respuesta si nos desesperamos y abandonamos la trinchera.
Algunas oraciones son auténticos campos de batalla donde se pelea palmo a palmo y se desgarra el alma ante el Omnipotente. Pero hay una promesa hermosa aun para esos tiempos, las batallas no son sólo nuestras, también son de Dios. No estamos solos ni desamparados, contamos con el apoyo que viene de lo alto.
La iglesia en Jerusalén pasó por muchos problemas, pero ninguno la derribó. Quisieron los líderes religiosos intimidarla para que se sometiera a la voluntad humana y dejara de predicar pero no lo lograron, antes bien, cobró más fuerza y decisión para seguir siempre adelante. El secreto de su victoria estaba en su vida de oración intensa y decidida. Los verbos son muy ilustrativos cuando afirman: Pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios. . . (Hechos 12:5). Estuviera o no en problemas, la iglesia siempre oraba.
Preguntas de reflexión o aplicación: ¿Cómo aprendió usted a orar? ¿Sigue el modelo testimonial de Cristo o imita otro? Qué ideas podría aportar en su congregación para mejorar los tiempos y actividades en la oración?
CONCLUSIÓN
Agradezcamos a Dios que nos ha dado el recurso para nutrirnos de la vida del Cristo resucitado por medio de la oración. A través de. la oración afirmamos nuestra identidad de hijos amados. Oramos no sólo para pedir. pero también para agradecer. La iglesia ora no sólo porque es una orden, sino que lo hace por gratitud y con un corazón rebosante como ofrenda al Padre eterno.
Aprendiste: ¿Qué tipos de crisis tiene que enfrentar el creyente en la vida? 2. ¿Qué es lo que revela la oración en nosotros?