Definición de la palabra crítica: acción de censurar las acciones o conducta de una persona, o de hacer notar los defectos de alguien. Murmuración.
La crítica ha existido siempre en todos los ámbitos sociales de la humanidad: la encontramos en el trabajo, en la escuela, en la familia, en la iglesia y en el ministerio. Como siervos de Dios que somos, siempre estaremos expuestos a la crítica, no podemos escapar de ella. Hay razones para la crítica:
- Somos imperfectos, pero al mismo tiempo perfectibles. Y la crítica nos sirve para enmendar nuestros errores, para valorar si estamos haciendo bien las cosas o las estamos haciendo mal.
- Somos ministros de Dios, con un ministerio reconocido, pero público. Y como personajes públicos que desempeñamos una labor visible, ante la sociedad nos van a criticar, nos van a denostar.
- Somos hombres y mujeres de Dios que estamos trabajando para la obra más grande del universo. Como consecuencia del servicio en la obra del Señor vienen las bendiciones espirituales y porque no decirlo, también las materiales. Cuando alguien le ve conduciendo un carro del año, o cuando usted, el Señor le concede tener su propia casa, o ya ascendió a otro cargo dentro del liderazgo, le van a abundar las críticas, pero no se preocupe, a Cristo también lo criticaron, a Moisés, Pablo y Pedro también, no somos los únicos, gocémonos por eso.
- Sólo el que no hace nada, no está sujeto a la crítica. Ni aun así, al ser humano, como dice un refrán popular hasta lo que no come le hace daño. Recuerdo una expresión del fiel escudero de Don Quijote, Sancho Panza que dijo: señor, los perros están ladrando, a lo que don Quijote le respondió: si están ladrando es porque estamos avanzando. No olvidemos consiervos amados, que mientras unos trabajan, otros critican. Mientras seguimos avanzando otros se levantarán para impedir nuestro avance.
Cómo reaccionar ante la crítica
- No debemos temerle a la crítica Si nos critican, debemos analizarla y tomar lo que nos va ayudar a superarnos en nuestros ministerios y lo demás, no tiene valor. Hay siervos y siervas que se desaniman cuando alguien los crítica y sobre todo cuando la censura viene de alguien que no simpatiza con lo que hacemos o es más, cuando tal persona usa un lenguaje hiriente que lastima y daña la sensibilidad del ministro, entonces se le da entrada al desánimo y lo que es peor, a la amargura y al resentimiento.
- Debemos aprender a convivir con la crítica y con los que nos critican El Señor Jesucristo es un ejemplo de cómo el pudo convivir y compartir con sus detractores. Él convivió con publicanos, prostitutas, con los de su nación, personas de los más bajos estratos sociales de su época, así como con personas del más alto nivel de sus tiempos, ante todo, siempre fue criticado, sin embargo, a él no le interesó; claro dijo en relación a su misión: Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada (Juan 8:29). Este pasaje nos habla de tres cosas: primero, la seguridad de que el Señor está con nosotros, segundo, la certeza de que él nunca nos dejará y lo tercero y más fuerte; tener la completa convicción de que lo que estamos haciendo, le agrada al Señor, aunque a muchos no les guste y seamos objeto de sus críticas y murmuraciones.
- Debemos orar por los que nos critican Jesús dijo: orad por los que os ultrajan y os persiguen (Mateo 5:44), es lo que debemos hacer, no sentarnos a llorar nuestra decepción, al contrario, levantarnos y seguir adelante tal y como le dijo el ángel al profeta Elías Levántate y come, porque largo camino te resta (1 Reyes 19:7).
- Debemos sanar nuestro corazón No somos de fierro, ni de palo para no sentir, y cuando las críticas son demasiadas, tienden a herirnos, a lastimarnos; es entonces que tenemos que aplicar la única medicina que es capaz de sanar nuestros corazones: la bendita palabra de Dios (Efesios 4: 31, 32; Hebreos 12:12-15).
- Debemos darle gracias a Dios por la crítica El apóstol Pablo nos dice en Efesios 5:20 que debemos dar siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. En su Comentario Bíblico de William MacDonald, en relación a este verso dice lo siguiente: cuando el Espíritu reina hay gratitud a Dios, un profundo sentimiento de aprecio y una espontánea expresión de ello. No es algo ocasional, sino continúo. No sólo por las cosas placenteras, sino por todas. Cualquiera puede estar agradecido por la luz del sol; se precisa del poder del Espíritu para ser agradecido por las tempestades de la vida. Haz de esto una norma, da las gracias a Dios por todo lo que te sucede. Porque es cierto que sea cual sea la aparente calamidad que te sobreviene, si das gracias a Dios y lo alabas por ella, la tornas en bendición