Por Silverio Manuel Bello Valenzuela
Levítico nos habla sobre la orden que Dios le dio a Moisés para ungir a Aarón y a sus hijos para que ejercieran el ministerio sacerdotal durante el período de la ley mosaica (Lv.8:1-13). El ministerio sacerdotal aarónico tendría vigencia sólo hasta que llegara Jesús, quien asumiría su funcióncomo cordero de Dios desde el Getsemaní hasta la cruz.
Como “cordero”, Jesús derramó su propia sangre en sacrificio vivo y perpetuo por los pecados de la humanidad, al tercer día resucitó de ente los muertos, después de resucitado estuvo cuarenta días con sus discípulos y entonces, ascendió al cielo y se sentó a la diestra del Padre. Desde que ascendió al trono de la gracia y se sentó a la diestra de su Padre, asumió su función como Sumo Pontífice; es decir, desde allí comenzó a ministrar en el santuario celestial, no hecho de mano de hombre (Heb.4:14; 9:24).
Desde el desarrollo de este tema se presenta una especie de enfoque apologético sobre la superioridad del sacerdocio de nuestro Señor y salvador Cristo, al de Aarón. La palabra (hebrea (כֹּהֵן para sacerdote es koh, se usa para referirse al sacerdocio aarónico, también llamados aaronitas.[i]
Según la orden que Dios le dio a Moisés para ungir a Aarón como sumo sacerdote, se entregarían sacrificios y ofrendas en el Tabernáculo por los pecados del pueblo. Pero su ministerio como mediador entre Dios y el pueblo sería temporal. Ese ministerio lo asumió Cristo en su plenitud con el derramamiento de su sangre en la cruz, ya no sólo por el pueblo de Israel, sino por toda la humanidad (Jn.3:16).
Por su sacrificio vivo en el Calvario, con su resurrección de entre los muertos y con su ascenso al cielo, Jesucristo culminó su misión como el salvador del mundo y el único mediador entre Dios y los hombres. Así lo expresó Pedro, en su primer discurso después de Pentecostés, cuando dijo: “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hch.4:12). Lo dicho por Pedro fue confirmado por Pablo: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Ti.2:5).
Harold L. Willmington, al hablar de la misión del sacerdocio hebreo, escribe:
La persona consagrada al sacerdocio hebreo representaba al hombre ante Dios. Habían tres requisitos: primero, debía ser tomado de entre los hombres, con compasión por los hombres (Heb.5:1-2); segundo, tenía que ser escogido por Dios (Núm. 16:5; Hebr.5:4); y tercero, debía ser un hombre consagrado a Dios (Lv.21:6-7).Cristo llenó todos esos requisitos.[ii]
Uno de los principales propósitos que tuvo el autor de la carta a los Hebreos fue darles a conocer a los cristianos judíos las diferencias entre el sacerdocio de Cristo y el sacerdocio de Aarón. Observemos lo que nos dicen tres destacados comentaristas al respecto:
Frank M. Boyd, escribe:
Los cristianos hebreos no estaban familiarizados con Cristo en su aspecto de Sumo Sacerdote. No entendían la aplicación del título ni el cargo en lo referente a Jesús. No podían deducir ese aspecto de su vida temprana de que no descendía del mismo linaje de Aarón; ni tampoco por su ministerio, desde que nunca reclamó para sí privilegio algún de acceso al templo, jamás desempeñó funciones sacerdotales y contradijo toda la concepción judía relativa al sacerdocio.[iii]
Roberto Jamieson, también comenta sobre el propósito de la carta a los Hebreos:
Su finalidad es enseñar la superioridad del cristianismo sobre el judaísmo, por cuanto fue introducido por uno muy superior a los ángeles y a Moisés, por medio de los cuales los judíos recibieron la ley, y por cuanto su sacerdocio y sus sacrificios carecían de la virtud perfeccionadora respecto de la salvación que tienen los de Cristo; que él es la substancia de la cual los anteriores no son sino sombra, y que el tipo forzosamente cede lugar al precursor del tipo; y que ahora ya no estamos detenidos a tanta distancia como cuando la ley, sino que tenemos libertad de acceso por el velo abierto, es decir, por la carne de Cristo.[iv]
Henry H. Halley, del mismo modo comenta:
Los judíos cristianos, después de aceptar a Jesús como su Mesías continuaban celosos de los ritos y sacrificios del templo; creyendo, suponemos que bajo el reinado del Mesías su amada ciudad pronto sería la capital del mundo, y el Templo, el centro de peregrinaciones del mundo. En lugar de esto, habían de recibir la conmoción más grande de sus vidas. De un solo golpe del ejercito romano, había de desaparecer la Ciudad Santa y cesar los ritos del Templo. Esta epístola fue escrita para explicarles que los sacrificios de animales, a los cuales ellos con tanto celo se apegaban, ya no eran de ningún provecho; que la muerte de una res o de una oveja jamás podía quitar el pecado; que nunca hubo la intención de que estos sacrificios fueran perpetuos, sino que eran propuestos como una especie de cuadros gráficos a través de los siglos, del venidero sacrificio de Cristo; y que ahora que Cristo había venido, aquellos habían desempeñado su cometido y habían pasado para siempre.[v]
Con la magnanimidad e insigne sapiencia con que estos eruditos abordan el tema sobre los motivos de la epístola a los Hebreos, debe ser lo suficiente para que los cristianos de todas las épocas entendamos la inminente superioridad de la persona y del ministerio de Jesucristo en contraste con el de Aarón. Los cristianos hebreos necesitaban saber y entender que Cristo era y es al mismo tiempo, “el mediador de ese nuevo pacto” que fue profetizado por Jeremías (Jr.31:31) y a su vez fue confirmado por el mismo Jesús, en su última cena con los doce (Mt.26:38). Ese nuevo pacto fue confirmado y declarado como cumplido por el autor de la epístola a los Hebreos (Heb.8:13).
Los creyentes judíos de aquellos días necesitaban conocer y entender, además, que el Señor Jesucristo era y es, el “Sumo Pontífice” establecido por Dios mismo, según el orden de Melquisedec. Debían saber que la descendencia genealógica de Cristo no vino de la tribu de Leví (Heb.7:5,11), sino de la de Judá (Hebr.7:14), y que Jesucristo vino para ser en su totalidad el sustituto, para siempre, del sistema sacerdotal establecido en la ley de Moisés.
Si no hubiera sido por el libro a los Hebreos, ni los cristianos judíos, ni los cristianos gentiles hubieran conocido a Cristo superior a los ángeles, a Moisés, a Aarón, al tabernáculo, y a los sacrificios y ofrendas quemadas, que se ofrecían por los pecados del pueblo. Los judíos cristianos necesitaban reconocer que todo aquello era sombra, tipo y figura de quien Dios, a través de sus profetas decía que habría de venir, es decir, Cristo su Hijo, quien era y es la imagen misma, la sustancia, el cumplimiento en esencia de todo lo que habría de venir.
La muerte de Aarón en el monte Hor fue diferente a la de Cristo en Gólgota
Aarón, el sumo sacerdote murió en el monte Hor. Con su muerte cesó su ministerio sacerdotal. Eleazar su hijo, ocupó su lugar como sumo sacerdotes (Nm.20:22-28). Tras la muerte de Aarón en aquel monte, en pueblo hizo treinta días de duelo (v.29); pero no hubo ninguna otra novedad.
Luego de la muerte de Jesús acaecieron sucesos sobrenaturales
La hora de la muerte de Cristo acaecida en el monte del Gólgota o de la Calavera, sucedió muy diferente a lo ocurrido con la muerte del sumo sacerdote Aarón en el Monte Hor. En la cima del monte donde Jesús fue crucificado, se cumplió al pie de la letra la profecía dicha por Isaías, cuando dijo sobre Jesús: Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”…Angustiado él y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, no abrió su boca (Is.53: 5,7).
Jesús fue apresado en el Getsemaní por una turba impía, compuesta por las máximas autoridades sacerdotales judías y por unos crueles soldados romanos. Luego, fue conducido en medio de ignominias y maltratos por la vía dolorosa hasta el Calvario, y lo clavaron en una cruz en medio de dos malhechores. Allí se cumplió lo dicho por Juan el Bautista, cuando, refiriéndose a Jesús, dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn.1:29).
De las siete palabras pronunciadas por Jesús en la cruz, la penúltima y la última jugaron un papel muy importante en el cumplimiento del plan profético de Dios con la vida de su Hijo amado y su misión salvadora para con el mundo perdido.
La penúltima de aquellas siete palabras dichas en la cruz, fue: “Consumado es” (Jn.19:30), y la última, fue: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc.23:46). En la última parte de este versículo, Lucas escribe: “… y habiendo dicho esto, expiró”.
Inmediatamente Jesús entregó su espíritu, acontecieron algunos fenómenos sobrenaturales, que llenaron de espanto y pavor a quienes le habían arrancado la vida. Pareció como si la naturaleza, incómoda, hubiera alzado su voz de protesta por la muerte cruel del inmaculado cordero. Pero, sobre todo, pareció como si el mismo Dios, airado con quienes le habían quitado la vida a su Hijo amado, se dispuso a derramar la copa de su ira se dispuso a estremecer y a sacudir los cimientos de la tierra y a convertir la luz del sol en densa obscuridad para confirmar de manera la inocencia del divino redentor y Sumo Pontífice que acababa de morir injustamente, por los martirios que le causaron aquella cruenta, profana e impía multitud.
En Mateo 27: 50-53, leemos: “mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos”.
Los sucesos sobrenaturales que tuvieron lugar tras la muerte de Cristo
Se rasgó el velo del templo de arriba abajo: algunas verdades espirituales del rasgamiento del velo del templo. La Biblia de Estudio Pentecostal Vida Plena, en su comentario dice:
El velo rasgado del templo significó que había un camino abierto a la presencia de Dios, El velo que separaba el lugar santo del lugar santísimo obstruía el camino a la presencia de Dios. Mediante la muerte de Cristo fue quitado el velo y se abrió el camino al lugar santísimo (la presencia de Dios) para todos los que creen en Cristo y en su Palabra salvadora (Heb.9:1-14:10:19-22).[vi]
También significó la entrada de Cristo al lugar santísimo celestial, no hecho de mano de hombre; allí se sentó a la diestra de su Padre Dios (Heb.12:2). Al subir y sentarse en aquel excelso lugar, asumió de inmediato su ministerio como Sumo Pontífice celestial, desde donde intercedepor sus redimidos (Heb.4:14-16; 7:26-28).
Del mismo modo, el velo del templo rasgado de arriba abajo significó que Dios desde el cielo, a través de la muerte de su Hijo acababa de proporcionar un acceso libre para todo aquel que quisiera establecer una relación personal con de Dios después de recibir en su corazón al que murió en la cruz.
Muchos cuerpos de santos se levantaron
En sus notas sobre aquel inusual acontecimiento, la Biblia de Estudio de la Vida Plena, comenta: “La importancia de este suceso es la indicación profética es que la muerte y la resurrección de Cristo garantiza la gloriosa resurrección de los creyentes cuando él venga. Su resurrección fue la derrota de la muerte” (1Co.15:50-58);1 Tes.4:14).[vii]
El terremoto, la rotura del velo del templo y la densa obscuridad que hubo después que Jesús expiró, pusieron a templar a las autoridades religiosas y a los soldados romanos que le dieron muerte. Hubo tanto espanto, hubo tanto miedo, que el centurión romano, despavorido exclamó: “…Verdaderamente este era Hijo de Dios” (Mt.27:54). Sí, ¡Pero ya era tarde!
La penúltima palabra de Cristo en la cruz su y su verdad teológica
Con la penúltima palabra de Jesús en la cruz (consumado es), se puso fin a la ley de Moisés y al sistema sacerdotal aarónico junto con sus rituales y sacrificios de animales por los pecados del pueblo. La Biblia del Diario Vivir, en su comentario sobre esta sexta palabra de Jesús en la cruz (Jn.20:30), señala:
Hasta ese momento, un sistema un sistema complicado de sacrificios se ofrecía por los pecados. El pecado separaba al hombre de Dios y sólo mediante el sacrificio de un animal, un sustituto, la gente podía recibir perdón de su pecado y llegar a tener limpieza delante de Dios. Pero la gente peca continuamente, de modo que eran necesarios sacrificios frecuentes. Jesús, sin embargo, fue el sacrificio final por el pecado. La palabra consumado es la misma que se traduce “cancelado”. Jesús vino a consumar la salvación de Dios (Jn.4:34;17: 4), a pagar la deuda total de nuestros pecados. Ahora podemos acercarnos a Dios por lo que hizo por nuestros pecados”.[viii]
El sistema sacerdotal aarónico, cuyos sacrificios por los pecados se hacía derramando sangre ajena, con la declaración “consumado es”, definitivamente, Jesús acabó de decretar, que, con su propia sangre derramada en la cruz, había puesto fin al sistema viejo de sacerdocio establecido por la ley de Moisés y de Aarón. Cristo murió, fue sepultado, pero resucitó al tercer día (Mt.28:6). Luego de estar con sus discípulos cuarenta días y cuarenta noches, ascendió a los cielos (Hch.1:11). Como Sumo Pontífice, superior al de Aarón, Cristo, resucitó de entre los muertos al tercer día (Mt.28:6). Después de cuarenta días ascendió a los cielos (Hch.1:11). Desde aquel momento Cristo asumió su posición como “autor y consumador de la fe” (Heb.12:2).
La superioridad del sacerdocio de Cristo al sacerdocio de Aarón es sin igual
Frank M. Boyd, en su enfoque de Hebreos 4:14-5:10, resalta de una forma magistral la grandiosidad del sacerdocio de Cristo como sigue:
Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, ha entrado en aquel descanso que él mismo prefiguró, a fin de poder llevar a su pueblo a ese descanso. Ha pasado a través de los cielos (traducción literal), más allá de la oposición satánica de principados y potestades, hasta llegar al lugar donde se encuentra Dios. Este sumo sacerdote es nuestro, de manera que debemos asirnos de la “confesión” o reconocimiento (no es mera “profesión” en la cual reside la seguridad del éxito)”.[ix]
Paralelismos de contrastes sobre las diferencias entre el sacerdocio de Aarón y el de Cristo
AARON |
CRISTO |
Primera comparación |
|
Según la orden que Dios había dado a Moisés para ungir a Aarón, la Ley constituyó sacerdotes a hombres débiles y mortales (Heb.5:1; 7:11;19, 7:23; 28) | El sacerdocio de Cristo, “es santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecados, inmortal, inmutable” (Heb.7:24, 26, 28) |
Bajo el sacerdocio levítico (de Aarón) recibió el pueblo de Israel la Ley, o viejo pacto (Heb.7:11, 18; 8:13) | Bajo el sacerdocio de Cristo vino el Nuevo Pacto, de la Gracia, que cambió la Ley y el sacerdocio levítico (Heb.7:12-19; 8:13) |
El sacerdocio levítico era temporal, débil, imperfecto e ineficaz (Heb.7:11, 18) | El sacerdocio de Cristo fue eficaz, poderoso, eterno e Indestructible, según el orden de Melquisedec (Heb.7:16-17, 24) |
Los sacerdotes levíticos fueron constituidos en su función sacerdotal sin juramento divino (Hebr.7:21) | Fue hecho sacerdote bajo juramento de Dios según el orden de Melquisedec (Heb.7:21-22) |
Los sacerdotes levitas llegaron a ser muchos, y eran mortales (Heb.7: 23) | Como Sumo Sacerdote es un solo, es inmutable, y es eterno (Heb.7:24) |
Los sacerdotes levitas no tenían la condición de ser fiadores del viejo Pacto (Heb.7: 22) | Por su muerte vicaría sí, podía ser hecho fiador de un nuevo pacto (Heb.7:22) |
El sistema sacerdotal aarónico tenía que ofrecer sacrificios continuos por ellos mismos y por los pecados del pueblo (Lv.16:11, 15, 33; Heb.9:7) | No hizo sacrificios por sus propios pecados (no los tenía); Él hizo un sólo sacrificio una vez para siempre (Heb.7:27). Él fue tentado en todo, pero sin pecado (Heb.4:15) |
El Sumo sacerdote levítico y el tabernáculo terrenal era un símbolo de Cristo y del santuario celestial (Heb.9:8-9). | Nuestro Señor Jesucristo es la imagen misma del real sacerdote y del santuario Celestial no hecho de manos humanas (Heb.9:11) |
Segunda comparación[x] |
|
Éste, ministraba bajo un santuario terrenal (Heb.9:1), era de este mundo, inferior, temporal (Heb.9:8), era una copia (símbolo, tipo) del auténtico (Heb.9:9). | Élministra sobre un santuario celestial, superior al de Aarón, es permanente, es verdadero y es accesible para todos (Heb.4:16;10:19). |
El sacrificio ofrecido en el santuario del Tabernáculo: se hacía continuamente con la sangre de animales para perdón de los pecados del pueblo y entraba una vez cada año al lugar santísimo terrenal con aquella sangre ajena (Heb.9:6-7, 13, 25). | En sacrificio vivoderramó su propia sangre (Heb.9:12), yentró al lugar Santísimo celestial, una sola vez por siempre, y proveer así, la eterna redención de los pecados de la humanidad (Heb.9:24-25). |
Conclusión
Leer y repasar el contenido de este material nos ayuda a conocer más en profundidad la sobrenaturalidad del ministerio de Cristo como Sumo Sacerdote, superior a Aarón. Nos sirve como recurso bíblico, didáctico y teológico para aumentar nuestra relación y nuestra devoción a Dios, nos ayuda a aumentar la fe y la confianza para “acercarnos al trono de la Gracia” (Heb.4:14-16; 10; 22).
Es además, una excelente herramienta apologética útil para probar a los grupos “neo judaizantes” de las “raíces hebreas”, a los “testigos de Jehová”, y otras sectas, que procuran negar la divinidad y el real sacerdocio celestial de Cristo según los sagrado escritores del Nuevo Testamento: superior a los ángeles, a Moisés, y a Aarón; ya que Jesucristo con su propia sangre hizo un solo sacrifico y entró al lugar santísimo celestial por siempre.
[ii] Willmington, Harold L., Auxiliar Bíblico Portavoz (Grand Rapids: Editorial Portavoz, 1995), 532.
[iii] Frank, M. Boyd, La Biblia a su Alcance, Tomo VI (Miami: Editorial Vida, 2002), 178.
[iv] Jamieson, Roberto, Comentario Exegético y Explicativo de la Biblia, Tomo II (El Paso: Editorial Casa Bautista de Publicaciones, 2003), 608.
[v] Halley, Henry H., Compendio Manual de la Biblia (El Paso: Editorial Casa Bautista de Publicaciones, 2004), 579.
[vi] Biblia de Estudio Pentecostal (Miami: Editorial Vida, 1993), 1339.
[vii] Biblia de Estudio de la Vida Plena (Miami: Editorial Vida2008), 1339.
[viii] Biblia del Diario Vivir (Miami: Editorial Caribe, 2007), 1463.
Silverio Manuel Bello Valenzuela