Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado,
útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra (2 Timoteo 2:21).
MANUEL BUSTAMANTE
Muchas veces hemos oído decir que solamente ciertas personas con muy buenas características pueden llegar a ser algo en la vida. Casi siempre a los jóvenes se les hace a un lado y algunas ocasiones los adultos no miran todas las posibilidades que puede desarrollar un joven. Esto ha llegado al extremo, pues existen muchas personas que creen que realmente nunca van a hacer nada bueno.
Gracias a Dios por vidas como la de Manuel Bustamante. Un joven que se apasionó por servir al Señor y a pesar de todas las barreras que enfrentó, se convirtió en un gran músico, compositor, pastor, maestro, y además, en uno de los primeros misioneros mexicanos al exterior. Y no estamos hablando de alguien de nuestra época, sino de alguien que nació hace más de 100 años. Cuando las circunstancias misioneras eran mucho más difíciles que ahora.
Pese a que no tenía todo lo que humanamente se puede desear, este joven cambió la historia de muchas personas y dejó una huella imborrable en nuestra m em oria, pues en muchas partes del país y de Latinoamérica aún se cantan sus himnos.
Manuel nació el día de navidad; es decir, el 25 de diciembre de 1905. Su lugar de nacimiento fue Villa de Progreso, en el estado de Coahuila. Desde pequeño fue muy trabajador y pronto tuvo que integrarse al apoyo para el sostenimiento de su familia, por lo que en 1926 ya se encontraba en el poblado de Cloete, en su mismo estado natal, desarrollando su trabajo
1- SU CONVERSIÓN
La luz del evangelio alcanzó a Manuel Bustamante 1926, en Cloete. Ahí estaba un pastor de nombre Francisco Rodríguez, quien le habló del mensaje de salvación y Manuel aceptó felizmente a Jesús como su Salvador.
¡Su vida fue totalmente transformada! Bustamante dejó todo desde ese momento, con tal de agradar a su Señor. Tenía entonces 20 años.
Pronto este deseo lo llevó a prepararse para servir de la mejor forma a Dios, y fue así que se trasladó a la ciudad de San Antonio, donde se matriculó en el Instituto Bíblico Latinoamericano, formando parte de la primera generación de dicha institución. Graduó en 1928 y recibió su ordenación al ministerio el 13 de mayo de este mismo año.
Desde entonces, nunca cesó de trabajar para el Señor. Siendo todavía estudiante del seminario, trabajó en Texas y toda la parte fronteriza de los dos países. Participó también en las campañas de otros hermanos, como Henry C . Ball, quien era el director del Instituto, y Guadalupe Flores, un reconocido evangelista de ese tiempo. Por cierto, desde entonces comenzó a destacar en la música, pues formó un grupo con los hermanos Menchaca, y de esa forma nunca faltó la alabanza al Señor en las actividades donde se encontraba Manuel
II. SU LLAMADO MISIONERO
A pesar de que el futuro parecía ser m uy prometedor si decidía quedarse en los Estados Unidos o si regresaba a México con su excelente preparación, Manuel había empezado a sentir un deseo ferviente por otra área de servicio: el campo misionero. Quizá para muchos, el solo pensar en la posibilidad de que un mexicano fuese al campo misionero a finales de la década de los años veinte, parecía locura. A pesar de ello, Manuel estaba seguro de que esa era la voluntad de Dios. No tenía recursos, no tenía preparación misionera, y quizá al principio ni siquiera sabía a ciencia cierta a dónde dirigirse. Pero la convicción de su llamado al campo misionero lo llevó a una vida de oración pidiendo la dirección divina.
¿Cuánto tiempo estuvo así? No lo sabemos. Tampoco tenemos la seguridad de cuándo salió al campo misionero, pues se manejan dos fechas, 1930 o 1933. Así que, por lo menos, fueron dos años, y con la otra fecha serían cinco años muy largos que debió esperar para ver cumplido su llamado. Pero a su tiempo el Señor dio la dirección, mostró el camino y abrió las puertas, otorgando los medios para que Manuel pudiera hacer lo que deseaba su corazón. Dios usó a un pastor de su tierra, el hermano José Ibarra, para com partirle de la necesidad del país centroamericano de Nicaragua a donde el pastor Ibarra y su familia se dirigían como misioneros. Sin dudar, Manuel supo que ese era también su destino. Todo lo demás estuvo bajo la m ano de Dios
III. SU TRABAJO EN NICARAGUA
Una tras otra, las puertas se fueron abriendo y de esa forma Manuel pudo emprender el viaje más importante de su vida. Fueron 10 los años que estuvo en Nicaragua y en ese tiempo Dios le concedió ver grandes resultados de su trabajo. Fue incansable como evangelista. Fundó nueve iglesias en Nicaragua, de las cuales pastoreó formalmente a dos. Doce ministros nicaragüenses fueron preparados directamente por Manuel durante ese tiempo.
Desde entonces se preocupó por la preparación de obreros y fue uno de los fundadores del primer Instituto Bíblico de Nicaragua, junto con otros personajes, como Melvin L. Hodges. A demás, él fue el primer director de dicho Instituto. A parte de su trabajo ministerial, ocupó puestos ejecutivos en la iglesia nicaragüense, como el de Secretario Tesorero General y representan te de las propiedades de la iglesia ante el gobierno. ¡Todo esto en menos de 10 años!
IV. EL RESPALDO DE DIOS A SU TRABAJO
En aquellas tierras conoció a una señorita con la cual compartiría el resto de su vida. Isabel Pérez se convirtió en la compañera inseparable de Manuel, durante 47 años. Este joven no se preocupó del cómo ni del cuándo, solamente decidió servir a Dios y dejó todo lo demás en sus manos. Por supuesto que Dios no se hizo esperar y siempre lo ayudó y bendijo en todo lo que hizo y lo protegió incluso sobrenaturalmente. Dios lo bendijo con una hermosa familia, la cual aún sigue sirviendo al Señor, continuando con la fe evangélica que recibieron como herencia.
En la historia de la iglesia de Nicaragua, está escrito que en cierta ocasión Manuel iba cabalgando a predicar a un pueblo lejano, cuando le salieron al encuentro unos asaltantes que intentaron m atarlo, pero Dios intervino y el caballo se atravesó para recibir el golpe del machete, lo que espantó a los maleantes, quienes huyeron despavoridos. Según la historia de los hermanos de Nicaragua, este acto fue de gran impacto en el pueblo, al saber que el hombre que iba en el caballo era un predicador del evangelio, y fue una puerta para que la Palabra del Señor fuera recibida.
Como ya dijimos, desde sus años de estudiante en el Instituto Bíblico Manuel destacó como un buen músico. Desde antes de su salida a Nicaragua empezó a componer cantos para alabar al Señor. Lo inspirado de sus letras y lo agradable de su música, por supuesto, según el estilo de aquella época, hicieron de sus composiciones verdaderas alabanzas de la gloria de Dios.
Después de regresar a México, continuó su vida de servicio al Señor. Fue pastor de la iglesia El Buen Samaritano en el poblado de Anáhuac, municipio de Tamaulipas, durante 30 años ininterrumpidos. Fue maestro de varios institutos bíblicos, y con su constante preocupación por preparar obreros, creó el instituto bíblico por correspondencia al que llamó Penuel. Este instituto sigue funcionando; tiene su sede en Monterrey, Nuevo León, pero lleva ahora el nombre de su fundador.
De su ministerio podemos decir que impactó la vida de la iglesia no sólo en México sino en toda Latinoamérica. Sus himnos aún se cantan en muchas iglesias. De hecho, algunos de ellos fueron nombrados himnos oficiales, com o el del Distrito Central, el de la Sociedad de Varones en México, y los himnos oficiales de las damas en Texas, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Perú, Chile, Bolivia y Argentina. Además, escribió dos libros titulados Pensamientos Homiléticos y Profecía Bíblica, e innumerables programas para días especiales de las iglesias con poemas y dramas, dos himnarios, Avance Cristiano, coros especiales y mucho más.
Su pasión por predicar el evangelio a los perdidos lo plasmó muy bien, en la letra del him no oficial del Distrito Central: El Distrito Central va marchando / Con la fe en su Salvador / El mensaje de Dios va llevando / Con las nuevas del perdón / Por doquiera que se hallen las almas / Hasta ahí irá su amor / En la lucha va ganando / Siendo salvo el pecador / Cada palmo conquistado / Por su Cristo y su Señor.
Manuel Bustamante murió el 10 de agosto de 1979, dejándonos un ejemplo imborrable. Todo el que esté dispuesto a servir a Dios podrá encontrar la forma de hacer cosas grandes para él. Manuel era un joven como cualquier otro de su época, como cualquier joven de este tiempo. Quizá no tenía muchos recursos y a la vista de los demás no tendría mucho qué ofrecer, pero tenía un corazón dispuesto y eso es lo que Dios necesitaba para hacerlo su siervo.
Mira hacia atrás y contempla una gran verdad: Dios no espera que las personas que él va a usar sean muy buenas, excelentemente preparadas y con todos los recursos hum anos. Aunque tener todo eso es bueno, lo que Dios desea es que seamos de un corazón dispuesto a servirle hasta lo último de nuestros días, y que en medio de las tormentas más difíciles que experimentamos en la vida, seamos capaces de levantar nuestra voz como Manuel Bustamante.
Se cuenta que en ocasión de un fuerte huracán que azotó la región donde él pastoreaba, se levantó en la noche y escribió un himno que testifica de la confianza en medio de la tormenta:
(Letra del canto):
Señor cuando tú pasas / veloz en la tormenta / se queda estremecido / mi pobre corazón / mas cuando ya te has pasado / m i vida ya se aquieta/ y surge una esperanza y / nace un nuevo amor. / Tú eres la vida misma / De mi existir la esencia / Tu aliento es
suave brisa / Que yo he de respirar.
Sabíamos de la existencia de un himno Nacional de varones que se usó en tiempos atrás, incluso a la fecha muchos hermanos nos solicitan la letra de este himno.
Nuestros amigos de Unzion Records, produce, graba con la excelente voz del Pastor Moisés Gamboa Uribe, con los arreglos musicales del productor ALEKZ GAMBOA P.
Basándose en la melodía que nos proporcionó el Pbro. Daniel de los Reyes, esperando sea del agrado del Concilio en General. pronto estará en plataformas digitales. Te dejamos el audio final de este himno que podrás descargar y aprenderlo además de del himno en lo que se produce la música orquestal.
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HIMNO OFICIAL DE LAS SOCIEDAD DE VARONES
Letra y Música: Pbro. Manuel Bustamante : duración del audio: 5.23
SOMOS DE DIOS PESCADORES!
1
Somos de Dios Pescadores y vamos a pescar a los pobres pecadores perdidos en enfurecido mar. En mar de vicio, profundo, Mensaje hemos de dar, Y por Jesús y su amor Ellos se han de salvar.
CORO
Redes muy nuevas llevemos para pescar, para alta mar naveguemos; Vamos sin demorar, Somos de Dios pescadores; Muchos se han de salvar. Nuestro Señor con su poder Nos va a ayudar.
2
Por nuestro México entero nos vamos a pescar. Llevamos muy buen anzuelo, La Gran Verdad que les podrá salvar. Y si por montes o mares Nos ha de conducir nuestro deber siempre será su voluntad cumplir.
3
La patria entera nos pide un poco del amor, de ese amor tan sublime que Él nos compró en una dura cruz, en esa cruz del Calvario Donde murió Jesús, Vamos allá a predicar de su bendita luz.
4
Y si cruzar no podemos fronteras más allá, En el hogar trabajemos, Pudiera allí nuestra misión estar. Hay muchas almas tan cerca que viven sin su amor Y en nuestra vida de humildad Verán al Salvador.
fuente: eccad libro dominical
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