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sábado, noviembre 23, 2024
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Que es EL LUGAR SANTO en el tabernáculo de reunión?

Verdad central Los objetos del Lugar Santo son una imagen del ministerio de Cristo. Versículo clave Juan 8:12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sique, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

El Lugar Santo contenía tres piezas de mobiliario: el candelero, la mesa del pan de la proposición (pan de la Presencia, NTv) y el altar del incienso. Las tres piezas fueron diseñadas por Dios mismo. Prefiguran enseñanzas del Nuevo Testamento y simbolizan verdades importantes para los creyentes de hoy. Esta lección es mucho más que una mirada histórica a esta parte del tabernáculo; es también una mirada práctica a cómo nuestra vida se convierte hoy en el tabernáculo de Dios.

El estudio de hoy nos lleva más profundamente al tabernáculo al considerar el Lugar Santo. Sólo a los sacerdotes se les permitía entrar al Lugar Santo; alli desempeñaban muchas de sus funciones. Mientras que al Lugar Santisimo entraban sólo una vez al año, al Lugar Santo entraban todos los días. El estudio de esta semana se centra en los tres muebles que ocupaban el Lugar Santo: el candelero, la mesa de los panes de la proposición («Presencia», NTV), y el altar del incienso.

Parte 1-Luz del mundo

Éxodo 25:31-40; Levítico 24:1-4

El Lugar Santo media 15 pies por 30 pies (4.6 m x 9.1 m), y se encontraba en la mitad occidental del atrio. Detrás del Lugar Santo estaba el Lugar Santísimo, que era un cuadrado de 15 pies (4.6 m) y estaba separado del Lugar Santo por una cortina de lino especial con intrincados bordados. Nuestra próxima lección tratará el Lugar Santísimo más a fondo. Sólo había tres piezas de mobiliario dentro del Lugar Santo. En el lado sur estaba el candelero (candelabro, NTV). Dios dio instrucciones respecto a la elaboración de este candelero y sus accesorios, todos los cuales fueron hechos de oro puro. Según algunas estimaciones, estos artículos pesaban entre 120 y 132 libras (54 kg y 60 kg).

El candelero tenía siete brazos (Exodo 25:31,32), y cada brazo tenía una copa «en forma de flor de almendro, sus manzanas y sus flores»> (v. 33). Este cuenco era el depósito para el aceite. El combustible para el candelero era «aceite puro de olivas machacadas»> (Levitico 24:2). Dios comisionó al pueblo para que suministrara este aceite de oliva de alta calidad, y los sacerdotes debían de entrar al Lugar Santo para cuidar las mechas y agregar aceite para mantener encendidas las lámparas (vv. 3,4)
Si bien el candelero tenía el propósito práctico de proporcionar iluminación al sacerdote mientras cumplía con sus deberes, la luz se ve a lo largo de las Escrituras como una metáfora de la guía y dirección que Dios da a su pueblo. La luz suprema para el pueblo de Dios se ve en Jesús, la Luz del mundo (Juan 8:12).

– Luz para la humanidad Juan 1:4-9; 8:12

Asi como el candelero proporcionaba luz en el Lugar Santo para que los sacerdotes pudie- ran ver y ministrar, Jesús nos alumbra en un mundo oscuro. Su luz da vida a la humanidad caida (Juan 1:4). La humanidad está atada a las tinieblas del pecado y la muerte espiritual, pero cuando aceptamos a Cristo como Salvador, esa oscuridad es reemplazada por la luz del evangelio (Colosenses 1:12,13; 2 Corintios 4:3,4). La luz de Cristo disipa las tinieblas del mundo (Juan 1:5).

Dios quiere que todo ser humano venga a Cristo. El envió a Juan el Bautista para dar testimonio de la Luz (vv. 6-8). Juan no atrajo la atención hacia sí mismo, sino que dirigió la atención de las personas a Cristo para que pudieran ser salvas. Como Juan, podemos dirigir a otros hacia Cristo, la «luz verdadera» (. 9).
En Juan 8:12, Jesús estaba en Jerusalén al final de la Fiesta de los Tabernáculos. La luz era uno de los temas de esta fiesta, brindando a Jesús la oportunidad de proclamarse a sí mismo como da luz del mundo». Ya que Él es la Luz, el que lo sigue «no andará en tinie- blas, sino que tendrá la luz de la vida». Este mundo necesita escuchar las buenas nuevas de que Jesús puede disipar las tinieblas del pecado.

Parte 2-Pan de vida

-La mesa del pan de la proposición Éxodo 25:23-30; Levitico 24:5-9

Al norte del Lugar Santo había una mesa de madera de acacia cubierta de oro. Una mol- dura de oro rodeaba el borde de la mesa, y se colocaron anillos en ella para las dos varas que se usaban en el transporte de la mesa cuando los israelitas viajaban. Los utensilios de oro completaban los implementos de la mesa (Exodo 25:25-29).

Esta mesa contenía el «pan de la proposición» (v. 30) o «el pan de la presencia» (NTV)-doce panes planos, uno por cada tribu de Israel. Cada día de reposo, se colocaban doce panes frescos en dos hileras sobre la mesa (Levitico 24:5,6). También se colocaba incienso sobre esta mesa junto con el pan (vv. 7,8).
El pan sinmbolizaba la presencia y la provisión de Dios. Su presencia a través de su gloria descansaba sobre el tabernáculo. Dios también proveyó maná cada día. Su provisión para las necesidades del pueblo está representada en el pan de la proposición.

En el día de reposo, cuando los sacerdotes quitaban el pan anterior y lo reemplaza- ban con panes frescos, Aarón y sus hijos tomaban y comían el pan viejo (v. 9). Era un recordatorio semanal del pacto de Dios con el pueblo de Israel. El pan servía como una conmemoración del Señor, y un alimento para los sacerdotes. El pan era la provisión literal de alimento para los sacerdotes, pero hablaba de la provisión espiritual que un día Dios ofrecería a todos sus hijos

– Cristo, nuestro pan de vida Juan 6:44-51

Los oyentes deJesús habrían estado familiarizados con la provisión de Dios del maná (pan) en el desierto para sus antepasados y el pan que se colocaba sobre la mesa en el Lugar Santo. Pero ahora, Dios les daba «pan que desciende del cielo» (Juan 6:50). A diferencia del maná, el sustento que Jesús ofrecía trasciende a la necesidad fisica presente y dura por la eternidad. A diferencia del Pan de la Presencia, que sólo comían los sacerdotes, el Pan de Vida sería gratis para todos los que aceptaran a Jesús.

La gente estaba interesada en el pan fisico. Pero Jesús explicó que Él es «el pan de vida» (v. 48, véase también el versículo 35). Jesús es tanto la fuente de la vida como el sustentador de la vida (Hechos 17:28). Sólo Jesús puede satisfacer nuestra hambre espiritual.

El hambre fisica no es lo que lleva al hombre a Dios. Más bien, es la obra de Dios en el corazón de las personas (Juan 6:44,45). Como el «Pan de vida», Jesús satisface la necesidad real de los que tienen hambre espiritual al presentarles al Dios que el alma anhela. Sólo Jesús puede revelarnos a este Dios (v. 46).
El resultado de comer del Pan de Vida es la vida eterna (vv. 47-51). Aquellos que comen alimento fisico morirán (fisicamente), así como los israelitas comieron maná y murieron en el desierto. Pero aquellos que comen pan de vida tendrán vida eterna (v. 51).

Parte 3-Las oraciones del pueblo de Dios

– El altar del incienso Éxodo 30:1-10

El altar del incienso estaba delante del velo, la entrada al Lugar Santisimo. Era un cuadrado de 11⁄2 pies (46 cm) y 3 pies de altura (91 cm). Tenía cuernos, un borde de oro alrededor de su parte superior y anillos a través de los cuales se insertaban varas para transportarlo.

Dos veces al dia el sumo sacerdote, quemaba «incienso aromático» sobre él (v. 7). Esto debia hacerse «por [sus] generaciones»> (v. 8). Dios especificamente quería que las generaciones mayores enseñaran a las generaciones más jóvenes a obedecer sus mandamientos. Si hoy no enseñamos la Palabra de Dios a la próxima generación, la Iglesia se extinguirá.

Dios prohibió quemar cualquier incienso en este altar que no fuera el que El prescribió (v. 9). Dio instrucciones para hacer este incienso especial, el cual declaró «santo» y prohibió su uso personal (vv. 34-38). Dios también prohibió otras ofrendas en el altar del incienso con la única excepción en el Día de la Expiación, cuando Aarón purificaba el altar rociando los cuernos con la sangre del sacrificio por el pecado (v. 10).

Parte 3-Las oraciones del pueblo de Dios
O El altar del incienso Éxodo 30:1-10

El altar del incienso estaba delante del velo, la entrada al Lugar Santisimo. Era un cuadrado de 11⁄2 pies (46 cm) y 3 pies de altura (91 cm). Tenía cuernos, un borde de oro alrededor de su parte superior y anillos a través de los cuales se insertaban varas para transportarlo.

Dos veces al dia el sumo sacerdote, quemaba «incienso aromático» sobre él (v. 7). Esto debia hacerse «por [sus] generaciones»> (v. 8). Dios especificamente quería que las genera-

ciones mayores enseñaran a las generaciones más jóvenes a obedecer sus mandamientos. Si hoy no enseñamos la Palabra de Dios a la próxima generación, la Iglesia se extinguirá.

Dios prohibió quemar cualquier incienso en este altar que no fuera el que El prescri- bió (v. 9). Dio instrucciones para hacer este incienso especial, el cual declaró «santo» y prohibió su uso personal (vv. 34-38). Dios también prohibió otras ofrendas en el altar del

incienso con la única excepción en el Día de la Expiación, cuando Aarón purificaba el altar rociando los cuernos con la sangre del sacrificio por el pecado (v. 10).

– El aroma de la oración Apocalipsis 5:8; 8:3,4

En una visión, Juan vio cuatro bestias y veinticuatro ancianos con «copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos» (Apocalipsis 5:8). Dios recibe nuestras ora- ciones como dulce fragancia. Juan vio a otro ángel con un incensario de oro. El «mucho incienso» (Apocalipsis 8:3) indica la abundancia de «las oraciones de todos los santos» que se elevaban a Dios como incienso desde el altar de oro.
El pueblo de Israel a menudo se quejaba de sus circunstancias. A veces nuestras oraciones son más bien quejas, pero a medida que nos rendimos a Dios, estas se elevarán a Él como dulce fragancia. El desea que entremos al Lugar Santo de su presencia a traves de la oración

¿Qué nos dice Dios?

Dios quiere que nuestro corazón sea como el Lugar Santo. Jesús es la Luz para nuestro mundo y el Pan para nuestro sustento y crecimiento espiritual. Nuestras oraciones son incienso fragante que sube a Dios. Nuestro mundo necesita este mensaje.

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Editorial VIDA
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