¿Es usted feliz?
Es una de las preguntas que nos pone en que pensar y a la vez tristes. Porque nos lleva a una realidad la existencia real quizás lleguemos a recordar algunos momentos de felicidad pero luego nos damos cuenta que aún no somos felices. Alguien adinerado que mostraba no faltarle nada, me preguntó: ¡Pastor! ¿Qué es la felicidad…? Dando a entender que teniéndolo todo, no era feliz. Por tal razón, en esta hora quiero aprovechar la oportunidad de hablarles de la verdadera felicidad, analizando el episodio que hayamos en el texto que hemos leído. Y comienzo con estas aclaraciones verdaderas:
I. LA VERDADERA FELICIDAD NO ESTÁ EN LAS POSESIONES. Lucas 1:2ª.
ª Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos…”.
La Biblia presenta a Zaqueo como “jefe de los publicanos”. Esto muestra que era un hombre que tenía autoridad. Algunos eruditos de la Biblia dicen que en Israel existían tres centros de recaudación de impuestos; uno en e1 norte en la ciudad de Capernaúm, otro junto a la costa en Cesarea y el tercer centro se ubicaba en la parte sur de Israel, en Jericó, la cual era la parte más próspera del país, y Zaqueo tenía autoridad sobre toda ella. A pesar de eso, ¡No tenía felicidad!
Tal vez las posesiones dan ciertos privilegios, pero no felicidad. El ser alcalde de un municipio, NO te hará feliz. Ser licenciado o presidente de una república, no significa que también te otorguen la felicidad. Tener autoridad no es lo mismo que tener felicidad.
Zaqueo estaba por encima de otros, tenía mucho éxito. Pero por dentro tenía el vacío de la felicidad. Se pueden imaginar a Zaqueo fingiendo una sonrisa, aparentando ser feliz y que alguien le diga ¡qué bueno que está feliz don Zaqueo! Era jefe de los publicanos, pero no se sentía alegre de la vida que llevaba.
II. LA VERDADERA FELICIDAD NO ESTÁ EN EL DINERO. Lucas 1:2b.
La última parte del verso lo nombra como una persona adinerada. Como si lo tenía todo.
“…un hombre llamado Zaqueo…que era muy rico”. (NVI).
Atrás de ser una persona con mucha autoridad, era también poseedor de mucho dinero. Cualquiera podría decir…lo tengo todo. Era un negociante con mucho éxito, pero sentía un vacío en su corazón, aunque tenía dinero pero no lo tenía todo. Le hacía falta la verdadera felicidad.
Como Salomón en Eclesiastés, él quería comprar cosas que el dinero no puede comprar. ¡No existen tiendas donde uno pueda comprar respeto, paz o felicidad! Sólo Dios sabe cuántas horas Zaqueo se pasó queriendo cambiar su vida de tristeza, a una vida donde realmente hay felicidad. Si fuera posible comprar felicidad, Zaqueo se hubiera comprado unas cuantas horas de felicidad. A pesar de que el dinero le dio casi todo, pero no le pudo dar la verdadera felicidad.
III. LA VERDADERA FELICIDAD ESTÁ EN CRISTO. Lucas 19:6c.
Zaqueo reconoció que la autoridad era buena, porque lo hacía un hombre importante. También que el dinero era muy bueno, porque era lo más deseado en la humanidad. Pero reconoció que ambas cosas no le habían dado lo más importante, lo más valioso en este mundo; “la verdadera felicidad”.
El versículo 6 declara: “Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso”. La verdadera felicidad llega cuando le permitimos a Jesucristo que entre a nuestra vida. ¡Esa es la verdadera felicidad! Las posesiones no te harán feliz, el dinero no te dará la felicidad…Cristo sí es la verdadera felicidad.
Se puede imaginar a alguien con mucha autoridad, adinerado, haberse rebajado subiéndose a un árbol sólo para ver a Jesús…? Esto muestra lo atormentado que estaba, y que necesitaba encontrar algo que lo hiciera feliz. Ese era Zaqueo, aquel hombre que sabía que Cristo es la respuesta, que Cristo es la verdadera felicidad.
El apóstol Pablo confiesa en Filipenses 3:7-8, “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.” Esto mismo hizo Zaqueo, tomó en poco la autoridad y el dinero. Demostrándoles a todos que eso no era la felicidad. El versículo 8 nos muestra que: Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. La expresión que Zaqueo usa “cuadruplicado” es muestra total de desinterés al dinero. No quería ya más ese dinero, él quería a Cristo, porque en Él hay paz, hay amor y tenemos la verdadera felicidad.
Conclusión. Quizás eres una de las persona que has estado equivocada, pensando que tu dinero, tus posesiones, títulos u otros te harán feliz. Ahora te digo que sólo en Cristo hay felicidad. ¿Eres una persona feliz? ¿Ya alcanzaste la felicidad con lo que has hecho? ¿Quieres ser feliz…? ven a Cristo…! Acéptalo ahora y serás feliz para siempre. Reconcíliate con Cristo… Él te hará feliz.