Por Jaime Mazurek
Al leer un salmo, cualquier salmo, es fácil cometer el error de presumir que fue escrito por el Rey David. Efectivamente, David escribió muchos salmos, pero no todos; ni siquiera la mitad.
Los salmos fueron escritos por una variedad de personas en diferentes etapas de la historia antigua de Israel. Esta diversidad de escritores que contribuyeron a la salmodia hebrea es un tema muy interesante. En este breve escrito repasaremos lo que se sabe acerca de estas personas, pues, reconocer correctamente al autor de un salmo siempre enriquece su estudio.
Hay que tener en cuenta que cuando se hizo la labor de coleccionar y organizar el Libro de los Salmos, que estas se agruparon en cinco libros, en semejanza a los cinco libros de la Ley. Estos son:
Libro Primero – Salmos 1 a 41 Libro Segundo – Salmos 42 a 72 Libro Tercero – Salmos 73 a 89 Libro Cuarto – Salmos 90 a 106 Libro Quinto – Salmos 107 a 150
Cada libro termina con una hermosa expresión de alabanza a Dios, como se aprecia en seguida:
Salmo 41:13 – Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, Por los siglos de los siglos. Amén y Amén.
Salmo 72:19, 20 – Bendito su nombre glorioso para siempre, Y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y Amén. Aquí terminan las oraciones de David, hijo de Isaí
Salmo 89:52 – Bendito sea Jehová para siempre. Amén, y Amén.
Salmo 106:48 – Bendito Jehová Dios de Israel, Desde la eternidad y hasta la eternidad; Y diga todo el pueblo, Amén. Aleluya.
Salmo 150:6 – Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya.
Según las anotaciones al inicio de cada salmo, se identifican a los siguientes autores:
David 73 salmos Asaf 12 salmos Los hijos de Coré 11 salmos Salomón 2 salmos Moisés 1 salmo Hemán ezraíta 1 salmo Etán ezraíta 1 salmo Anónimos 49 salmos
Repasemos brevemente lo que se sabe acerca de los diferentes escritores de los salmos.
David (73 salmos)
David fue el gran rey de Israel, bien conocido por sus habilidades musicales. En su juventud, con su arpa y canto tranquilizaba al rey Saúl (1 Sa.16:23). Luego, al ascender al trono de Israel, organizó una gran orquesta y coro de doscientos ochenta y ocho levitas para adorar ante el Arca del Pacto y ante el pueblo (1 Cr.16, 25). Los salmos de David destacan sus lamentos y luchas, como también su profunda adoración.
No hay consenso absoluto sobre cuántos y cuáles salmos fueron escritos por David, pero la mayoría de la literatura al respecto indica que fueron setenta y tres. En la versión Reina Valera 60 se indica que David escribió los siguientes salmos:
En el Libro Primero: (37 salmos) 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 11, 12, 13, 14,15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, (todos menos los salmos 1, 2, 10 y 33)
En el Libro Segundo: (18 salmos) 51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64, 65, 68, 69, y 70
En el Libro Tercero: (1 salmo) Solamente el salmo 86
En el Libro Cuarto: (2 salmos) 101, 103,
En elLibro Quinto: (15 salmos) 108, 109, 110, 122, 124, 131, 133, 138, 139, 140, 141, 142, 143, 144, 145.
Asaf y sus hijos (12 salmos)
Asaf fue un levita que llegó a ser un importante líder entre los que colaboraban con el Rey David en la adoración corporativa (1 Cr.16:5). En el hermoso salmo 73, Asaf confiesa su propio pecado de envidia hacia quienes tenían más posesiones que él (Sal.73:3). Siendo levita, no era dueño de grandes tierras, ni se dedicaba a la ganadería, la agricultura o el comercio. Su labor era instruir al pueblo en la Ley y colaborar con el Rey David. Sus ingresos venían de los diezmos de los demás israelitas, según los repartía el sumo sacerdote. La herencia que dejaría algún día a sus hijos, sería Jehová mismo y no las cosas de este mundo (Dt.18:1,2).
Afortunadamente, Asaf reconoció su error a tiempo (Sal.73:17-28), y por muchas generaciones, sus descendientes continuaron en el ministerio levítico y en la alabanza en el Templo de Salomón y también en el segundo Templo después del exilio (1 Cr.25, Neh.11 y 12). Según Nehemías 7:44, los descendientes de Asaf que ministraban como levitas cantores en el segundo templo sumaban ciento cuarenta y ocho en número. ¡Qué tremendo legado ministerial dejó este gran salmista!
En la Biblia se atribuyen doce salmos a Asaf y sus hijos. Esto son los salmos 50 y 73 a 83.
Los hijos de Coré (11 salmos)
Coré fue un levita rebelde que lideró una insurrección contra Moisés durante el tiempo en el desierto (Nú.16). No le gustaba que el sacerdocio propiamente tal no sería función de todos los levitas, y menos de todas las tribus de Israel, sino únicamente de los levitas descendientes de Aarón, según Dios había estipulado en la Ley (Ex.28). Coré y sus seguidores sufrieron las consecuencias de su rebelión, al ser tragados por la tierra en un gran terremoto (Nú.16:31-33).
Sin embargo, sus hijos pequeños no murieron ese día (Nú.26:11) y los descendientes de Coré, con el pasar del tiempo, reconocieron el gran error de su antepasado, y aceptaron gustosamente el rol que Dios tenía para ellos como levitas. El profeta Samuel, hijo de Elcana, fue un descendiente de Coré (1 Cr.6:22-27).
La función principal de los levitas coreítas era servir como porteros, guardias en las entradas del Templo (1 Cr.9:19; 26:1,19).
Los Hijos de Coré dejaron una hermosa colección de once salmos, muchos de los cuales nosotros hoy cantamos en nuestros cultos. Estos son: 42, 44-49, 84-85, 87-88. En estos salmos el tema del Templo en el monte Sión es muy destacado. Es fácil apreciar como los Hijos de Coré, guardias en ese lugar, meditaban y reflexionaban sobre la gran bendición estar ahí cada día. A continuación, presento algunos ejemplos de su hermosa salmodia:
Salmo 42:1
1 “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.”
Salmo 46:1-5
1 Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 2 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar; 3 Aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah. 4 Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, El santuario de las moradas del Altísimo. 5 Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana. Salmo 48:1,2, 10 1 Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado En la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo. 2 Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra, Es el monte de Sion, a los lados del norte, La ciudad del gran Rey. 10 Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad.
Salomón (2 salmos)
Hay dos salmos atribuidos al rey Salomón: los salmos 72 y 127. La nota editorial introductoria del salmo 72 puede ser traducida como “por Salomón” o “para Salomón”. Por esto algunos estudiosos estiman que se trata de un salmo que David escribió para su hijo, Salomón. Sin embargo, los eruditos judíos siempre lo han considerado como escrito por Salomón. El salmo 72 es un salmo real, que celebra la coronación de un rey; pero este salmo también se proyecta hacia el futuro rey mesiánico. Dice el versículo 17: “Será su nombre para siempre, Se perpetuará su nombre mientras dure el sol. Benditas serán en él todas las naciones; Lo llamarán bienaventurado.”
El segundo salmo atribuido a Salomón es el 127. En este salmo, tan bien conocido, aparece la frase: “Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.” Es parte de la colección de “salmos de acenso” (120-134) que los peregrinos cantaban al marchar hacia Jerusalén para celebrar las grandes fiestas anuales de Israel.
Moisés (1 salmo)
Sin duda, el salmo más antiguo – y uno de los más hermosos – es el Salmo 90, el cual, según su nota introductoria fue escrito por Moisés. Es el primer salmo del Libro Cuarto. No hace ninguna mención de David o de cosas posteriores al tiempo de Moisés. Se puede apreciar que refleja con fidelidad la situación vivida por Moisés y el pueblo de Israel. Los versículos 1 y 2 expresan adoración de Dios; los versículos 3 a 6 expresan lo efímero de la vida; los versículos 7-12 hablan de la justicia de Dios en sus castigos; y los versículos 13-17 expresan su anhelo de la plena restauración de la relación con Dios.
Hemán ezraíta (1 salmo)
Hemán ezraíta fue uno de los tres levitas músicos y cantores (Hemán, Asaf y Etán) que el Rey David instaló como líderes de la alabanza en su culto a Jehová. Es notable que Hemán también fue un nieto del profeta Samuel, y por ende uno de los “hijos de Coré” (1 Cr.6:33-38).
Este salmo se destaca por ser de pura angustia. Las únicas palabras de fe y esperanza están en los vs 1 y 2. Todo el resto del salmo es la expresión triste y profunda de angustia de un hombre que siente que le queda poca vida y Dios lo ha abandonado del todo. El salmo se asemeja un poco al libro de Job, en que trata con la paradoja de por qué a veces, gente que ama a Dios pasa por tiempos de gran dolor y angustia. A diferencia del libro de Job, en este salmo no encontramos una respuesta de parte de Dios. La importante lección de este salmo es que podemos expresarnos ante Dios en todo tiempo, tanto en los malos como en los buenos.
Etán ezraíta (1 salmo)
Etán fue el tercero del grupo de tres levitas nombrados por David para coordinar y dirigir la alabanza en Israel. Se le menciona en 1Crónicas 6:44; 15:17,19.
Etán compuso el salmo 89, el último salmo del Libro Cuarto, que sigue justo después del salmo 88 escrito por su compañero, Hemán. La segunda mitad de este salmo, los versículos 38-52 tiene semejanza con el salmo 88, en que el autor le ruega a Dios que muestre sus misericordias otra vez. La primera parte del salmo contiene grandes y hermosas promesas mesiánicas, celebrando las promesas hechas a David.
Anónimos (49)
A pesar de todo lo repasado aquí, sin embargo, quedan cuarenta y nueve salmos de autoría desconocida. Estos son los salmos: 1, 2, 10, 43, 61, 66, 67, 71, 91, 92, 93, 94, 95, 96, 97, 98, 99, 100, 104, 105 106, 107, 111,112, 113, 114, 115, 116. 117, 118, 119, 120, 121, 123, 125, 126, 128, 129, 130, 132, 134, 135, 136, 137, 146, 147, 148, 149, 150.
¿Quiénes escribieron estos cuarenta y nueve salmos? No lo sabemos. Puede ser que ahí estuvo la mano de David, Asaf, los hijos de Coré u otros de los escritores ya presentado. Las tradiciones judías también han sugerido a candidatos tan diversos como: Adán, Abraham, Melquisedec, Ezequiel, Jeremías, Hageo, Zacarías, y otros.
Como solía decir el hermano Floyd Woodworth, “S.D.S.” (Solo Dios sabe).
Estudiar un salmo siempre trae mucha bendición. Si es posible añadir a ese estudio una buena consideración de quién fue el autor, su vida y circunstancias, el estudio se enriquece muchísimo. Que esta información presentada aquí sea de mucha ayuda a quienes la emplean.