Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar. Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá. Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora. Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno.
Mateo 17:14-21
1. La frustración del padre de familia
Por la condición del Hijo endemoniado.
Por la ausencia de Jesús
Por la impotencia de los discípulos
Por las recriminaciones de Jesús
2. La frustración de los discípulos
Por la intención de liberación infructuosa
Por el esfuerzo exhaustivo estéril
Por la condición deprimente del niño dominado por el demonio
Por la decepción del padre que les confió a su hijo y no le dieron solución
Por la imagen pública de impotencia que se formó de ellos.
Por las recriminaciones de Jesús sobre su escasa fe y su falta de disciplina espiritual
3. La frustración vencida por el poder de Jesucristo
Mandó traer al niño para ministrar.
Reprendió al demonio y liberó al niño.
Entregó al padre un hijo liberado y una lección de fe.
Entregó a sus discípulos lecciones de vida y ministerio al motivarlos a incrementar su fe y a practicar asiduamente las disciplinas espirituales
Conclusión
Para combatir los poderes del mal efectivamente y acabar con la frustración necesitamos
La presencia de Jesucristo
El poder de Jesucristo
Ministrar con fe
Ministrar respaldo de disciplina espiritual
fuente – fanpage del predicador