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Sabías que el Pecado arruinó no solo al hombre sino tambien a la creación de Dios? (4)

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Colosenses 1:20 … y por medio de él [Jesús] reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

Dios creó un universo que, en las palabras de las Escrituras, era «bueno en gran manera». Creó a la humanidad a su imagen y le dio la responsa­bilidad de cuidar lo creado. Incluso a Adán y a Eva les dio un bello huerto donde vivir. Y luego, descansó el séptimo día. a la primera pareja humana solo se le prohibió una cosa: «Puedes comer libremente del fruto de cualquier árbol del huerto, excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Si comes de su fruto, sin duda morirás» (Génesis 2:16-17). Trágicamente ellos no obedecieron a Dios, y la creación ha sufrido desde entonces.

El pecado de Adán y Eva trajo las consecuen­cias del pecado a toda la humanidad. El autor de la carta a los Hebreos con su declaración nos invita a reflexionar en en nuestra vida. «Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio» (Hebreos 9:27). Cuando el pecado entró al mundo, trajo consigo la fuerza destructiva de la muerte. Esta fuerza no solo causó la muerte física y afectó a toda la creación, también nos separó de Dios. Sin embargo, en Colosenses 1:20 leemos respuesta de Dios a este problema.

1—La creación se contamina por nuestro pecado

□ El pecado impacta toda la humanidad Oseas 4:1-3

La pecaminosidad humana contamina la creación de Dios. El Antiguo Testamento da respuestas específicas sobre la definición de contaminación. La Ley incluía ins­trucciones claras sobre las consecuencias de la contaminación. Algo o alguien que estaba «contaminado» no era apto o no estaba calificado para servir o adorar en el templo porque el templo era la morada del Dios santo. Una persona que estaba contaminada tenía que limpiarse de acuerdo con las instrucciones en la Ley para volver a servir o adorar en el templo. (Véase Levítico 11-15.)

El juicio de Dios cae sobre la humanidad pecadora por el pecado (Romanos 3:23). En el Antiguo Testamento, el profeta Oseas fue enviado a pronunciar juicio contra el pueblo de Israel por su pecado y rebelión contra Dios (Oseas 1:4-5). El juicio de Dios vendría sobre la tierra, así como sus habitantes (4:3). Observe que aun la tierra misma se describe como si estuviera en duelo por esta situación.

¿Por qué la tierra sufrió como resultado de los pecados del pueblo? Tal vez porque el pueblo de Dios y su herencia eran inseparables del pacto que Él hizo con ellos. El pacto consideraba no solo al pueblo, sino también a la tierra. Cuando Israel viera la devastación sobre la tierra de la Promesa, sabrían que no contaban con el favor del Dios que estableció el pacto. (Véase Génesis 12:1-3; 15:4-6,18.)

El impacto del pecado incluye la creación física Génesis 3:17-19; Isaías 24:5

El juicio de Dios del pecado no se restringe a su efecto en la humanidad. La crea­ción física participa de la devastación. Isaías dijo: «Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno» (Isaías 24:4,5).

El pecado de Adán trajo un cambio que afectó la perfección de la tierra. Dios le dijo a Adán: «maldita será la tierra por tu causa» (Génesis 3:17). La tierra ya no produciría su fruto con facilidad. El pecado de Adán también provocó un cambio en la condición humana. Aunque fuimos creados del polvo y se nos dio el aliento de vida, el pecado trajo la muerte y estamos destinados a volver al polvo. La Caída fue catastrófica, e impactó a toda la creación de una manera profunda.

2 – La creación padece sufrimiento y aflicción

La creación sufre en el tiempo presente Romanos 8:18-21

Cuando el pecado entró al mundo, resultó en muerte y sufrimiento para toda la creación. En Romanos 8, Pablo usó una «personificación» para exponer su

punto sobre el sufrimiento de la creación. Note los términos que usó. La creación «aguarda» ardientemente (v. 19). La creación «gime…con dolores de parto» (w. 19,22). Fue «sujetada a vanidad» y será «libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa» (w. 20,21). Pablo describió una creación que languidecía bajo las dolorosas condiciones del juicio de Dios sobre el universo. El mundo está en un camino de decadencia y eventual destrucción.

Al avanzar en el capítulo, vemos que Pablo se enfocó en la condición caída de la humanidad que sufre bajo el juicio de Dios del pecado. Observó que «nosotros también gemimos» (v. 23), y estas condiciones nos parecen permanentes en nues­tro estado actual. Son continuas, «hasta ahora» (v. 22), y son una esclavitud de la que nosotros, junto con toda la creación, anhelamos ser liberados (w. 21-23).

□ La creación aguarda con esperanza Romanos 8:22-25

Los cristianos tenemos buenas noticias: la redención de Dios en Cristo y por medio de Cristo afectará toda la creación. En Romanos 8:22-25, Pablo enseña que una gloria incomparable aguarda a todo el pueblo de Dios que está en medio de un gran sufrimiento. El pueblo de Dios está destinado a revelar esa gloria (véanse w . 18,19), cuando experimente «la libertad gloriosa» de la muerte y la corrupción (véase v. 21). Sin duda, Pablo se estaba refiriendo a la resurrección de los creyen­tes en la segunda venida de Cristo, una promesa repetida a lo largo de sus epístolas y también confirmada en pasajes como 1 Juan 3:1,2. Incluso ahora el creyente tiene «las primicias del Espíritu» (v. 23). Si bien gemimos bajo grandes sufrimientos, lo hacemos en medio de una gran esperanza (w. 24,25), sabiendo que el día señalado de liberación resultará en la redención de nuestro cuerpo.

Romanos 8 relata que la creación misma también espera ansiosamente esta transformación, porque asimismo experimentará la redención de la decadencia provocada por el pecado humano. En la actualidad, la creación se encuentra en un curso irreversible de decadencia. Pero Pablo nos recuerda que, en medio de la maldición sobre la creación, hay una gran «esperanza» (v. 20). Esto significa que tanto la humanidad como la creación física compartirán la gloriosa liberación de las condiciones provocadas por la maldición del pecado sobre lo que Dios creó.

3 – Un nuevo mundo viene

Creador, Sustentador y Señor de todas las cosas Colosenses 1:15-18

Toda la creación comparte la esperanza de ser hecha nueva. Ciertamente, cada creyente en Cristo es una «nueva criatura» (2 Corintios 5:17), dejando atrás las cosas viejas. Quien realiza este nuevo comienzo para la creación es Cristo, «el primogénito de toda creación» (Colosenses 1:15). Cristo es superior a su creación, y no es parte de su creación.

Cristo es «la imagen visible del Dios invisible» (v. 15). Todo en la creación le debe su existencia. Él no crea y luego abandona su creación, sino que la sustenta y la mantiene. Los versículos 17 y 18 establecen la soberanía y el señorío de Cristo sobre toda la creación. Su existencia antes de todas las cosas nos recuerda que Él no depende de nada. En cambio, Cristo es Señor sobre toda la creación y sobre su cuerpo, la Iglesia, que lo reconoce como el Cristo resucitado y el primogénito en todo (v. 18). Su soberanía no tiene paralelo. Él tiene supremacía sobre todo.

□ Reconciliador de todas las cosas Colosenses 1:19,20; 2 Pedro 3:10-13

Cristo no sólo es el Creador de todas las cosas, sino que también reconcilia todas las cosas. Jesucristo, en quien habita toda la plenitud de Dios (v. 19), vino a recon­ciliar su creación caída. Normalmente pensamos en la reconciliación solo como un asunto de tratar con el pecado, pero Pablo explicó que se refiere a toda la creación, tanto las cosas en el cielo como en la tierra, sean visibles o invisibles. El apóstol Pedro se refirió a este acto final de la salvación de Dios. Él mencionó «el Día del Señor», un término que las Escrituras usan para referirse al trastorno cósmico venidero y la destrucción de la creación, seguido de la creación de un cielo nuevo y una nueva tierra (2 Pedro 3:10-13). Por lo tanto, se nos recuerda el impacto del pecado en la creación, así como la gloriosa respuesta de Dios.

¿Qué nos dice Dios?

La vida en la tierra está marcada por la muerte y la destrucción, pero Dios dice que hay esperanza en medio de esta situación (Romanos 8:20). No importa cuán som­brías se vean las cosas hoy, sabemos que Dios tiene un plan glorioso para nosotros.

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