LOS BENEFICIOS DE LA PACIENCIA Pbro. Abel Flores Acevedo

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T odos necesitamos de paciencia. La paciencia es lo contrario al enojo y al mal humor. ¿Con qué frecuencia se enoja? ¿Cuánto tiempo nos dura el enojo? Según Stanley Horton, paciencia es la capacidad de soportar las debilidades que otros tengan. Es también la capacidad de tolerar las provocaciones que otros nos hagan.

La Palabra de Dios nos enseña que somos necios cuando no dominamos el enojo. El necio al punto da a conocer su ira; mas el que no hace caso de la injuria es prudente (Proverbios 12:16). El hombre sabio controla el enojo. El necio da rienda suelta a toda su ira, mas el sabio al fin la sosiega (Prov. 29:11).

Dios es paciente con nosotros

Nadie nos tiene tanta paciencia como Dios. Nos la ha mostrado muchas veces y en ocasiones tiene consideraciones especiales. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9).

Si reflexionamos con detenimiento, podemos llegar fácilmente a la conclusión de que el Señor nos ha soportado debilidades, errores, mentiras, negligencia, infidelidad, desobediencia y mucho más. Su misericordia se ha extendido sobre nuestra vida y su amor nos ha cubierto por completo. Creo firmemente que Dios nos ha dado más de lo que merecemos y más de lo suficiente. Su paciencia con nosotros es indescriptible.

Sin embargo, no debemos abusar de su bondad o creer que no nos castigará porque es amor. Cuando la paciencia divina llega a su límite, puede corregirnos como el padre al hijo. Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados (Hebreos 12:6-11).

Cada creyente debe crecer en obediencia y esforzarse cada día para ser un triunfador. Debemos reconocer la grande paciencia que Dios nos muestra cada día; él nos revela su amor en acciones de bondad y de justicia.

Podemos crecer con paciencia

Debemos aprender de Dios. Él no viene apresurado, tiene todo bajo control.  Hay creyentes con bajo nivel de paciencia, son muy desesperados e impulsivos.

  • El impulsivo es aquel cuya conducta y acciones son dirigidas por las emociones y no por la razón (Están creciendo hacia la madurez). El que fácilmente se enoja hará locuras; y el hombre perverso será aborrecido (Proverbios 14:17).
  • El creyente impulsivo no mide las consecuencias. No calcula el efecto de sus reacciones o la intensidad de sus palabras. El hombre iracundo levanta contiendas, y el furioso muchas veces peca (Proverbios 29:22).
  • El impulsivo está expuesto constantemente al peligro, a sufrir consecuencias y hasta pérdidas valiosas. Se pierden amistades, el testimonio, se llega a ofender y a causar heridas profundas. Se pueden sufrir resultados muy negativos a causa de la impulsividad. Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda (Proverbios 25:28). La paciencia se desarrolla en la medida en que crecemos en nuestra relación con Dios.

La intimidad con el Señor produce un temperamento controlado, un carácter más refinado y un dominio propio más visible, la paciencia va en aumento siempre y cuando nos acerquemos al Padre.

Beneficios de la paciencia

El que es paciente piensa antes de responder, y al responder lo hace de forma apropiada. Sabe corregir sin herir, sabe expresar su disgusto sin ofender. Los labios del justo apacientan a muchos, mas los necios mueren por falta de entendimiento (Proverbios 10:21). Habla con sabiduría y tacto. No se deja dominar por el enojo ni da rienda suelta a malas palabras que ofenden y desprecian.

El que es paciente no toma represalias, es decir, no toma venganza. No permite que se clave en su corazón el rencor. Honra es del hombre dejar la contienda; mas todo insensato se envolverá en ella (Proverbios 20:3). Se conduce con prudencia, valora su vida y respeta a las personas. Sabe poner distancias y no reacciona con necedad. El que es paciente sabe pasar las pruebas confiado en Dios. No se desespera, no pierde el control. Mantiene la serenidad en medio de las crisis y confía en que el Señor le responderá. Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios (Salmos 40:1-3). El crecimiento en paciencia es gradual y progresivo.

fuente: aviva 21 edición: octubre 2016

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