¿Cuál es el mejor método de evangelismo? De igual modo podríamos preguntarle a un pescador: ¿Cuál es el mejor método para atrapar un pez: una red, un arpón o un anzuelo? Eso depende de las circunstancias. Jesús llamó a algunos pescadores y les enseñó un curso sobre métodos de evangelismo: …síganme… y los haré pescadores de hombres (Mateo 4:19 NVI).
Los discípulos fueron con Jesús y de él aprendieron lo relacionado con el poder, el mensaje, y los métodos de evangelismo, aprendieron a orar, enseñar, predicar, sanar los enfermos, alimentar a los hambrientos y ayudar a los pecadores a encontrar a Dios. El Maestro les enseñó a planificar sistemáticamente las giras evangelísticas y a utilizar también las oportunidades inesperadas para dar el mensaje del evangelio a la gente. Aprendieron a visitar los hogares, y a hacer uso de las ocasiones especiales, oyeron al Señor predicar a multitudes en festividades religiosas, discutir del reino de Dios con ciudadanos prominentes y dar las buenas noticias de salvación a uno de los parias de la sociedad junto a un pozo de Samaria.
El pescador debe ir a donde están los peces.
Jesús llevó el evangelio a la gente, dondequiera que ésta se hallaba. Enseñó a los discípulos a usar todo tipo de escenarios disponibles: un patio, una sala de clases, las calles, la playa, la ladera de una montaña, un hogar, un bote prestado. Los discípulos asimilaron del más grande maestro de todos los tiempos los principios básicos para lograr una comunicación eficaz. Se les enseñó a considerar a sus oyentes, a dirigir el mensaje a sus intereses y necesidades, y a utilizar un lenguaje que ellos pudieran entender. Aprendieron a tomar la Palabra de Dios como base para su mensaje, a formular preguntas, a usar ilustraciones, y a hacer llamados para decisiones. No sólo aprendieron sus métodos sino también de sus actitudes: su amor por Dios y por el hombre, su dedicación, celo, fe y obediencia a la voluntad del Padre. Después de que los discípulos aprendieron a pescar hombres, Jesús los llenó con su Espíritu y los envió para que ejecutaran su trabajo. Id… les ordenó, y prometió: …yo estoy con vosotros todos los días (Mateo 28:19, 20). Su mandato y su promesa permanecen inalterables hasta el día de hoy, siguen vigentes para nosotros. En la actualidad tenemos recursos y oportunidades para evangelizar como no se conocían cuando Jesús anduvo sobre la tierra. Un aeropuerto, un avión, un parque, un camión, un taxi, etc., Al hacer uso de ellos, conviene que sigamos los principios que el Señor estableció: ir a donde está la gente, usar toda oportunidad que se presente para compartir el evangelio, hacer uso del método que mejor se adapte a la necesidad y utilizar todos los recursos que tengamos a mano.
Nosotros somos colaboradores de Dios (1 Corintios 3:9).
Colaborar significa trabajar con otra persona. Mientras que evangelismo proviene de la palabra griega euangelizo, cuyo significado es dar buenas noticias. Evangelismo es acción, es presentar a Cristo. Es poder, del Espíritu Santo. Posee un propósito, que los hombres puedan confiar en Cristo como Salvador. Además, produce resultados, esto es, servir a Cristo como Señor en la fraternidad de su iglesia. En el evangelismo somos socios de Dios en su obra de salvar a los perdidos. Tres de las acciones básicas del evangelismo que el Señor encomendó que las pusiéramos en práctica: predicación, enseñanza y testimonio. El poder del amor: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Marcos 12:31). El éxito o el fracaso de cualquiera dependen en gran medida de sus actitudes y motivos. El amor atrae, el amor sincero es más importante para ganar la gente para Cristo que lo bien que podamos predicar, enseñar o testificar. El amor tiene una elocuencia muy suya. Nuestras actitudes revelan el amor (o la falta del mismo) la esencia del evangelio efectivo. Esto es, amor por Dios y amor por la gente.
Mientras más profundo sea nuestro amor por Dios y por la gente, mayor entusiasmo tendremos para llevar a cabo la gran comisión. El amor a Dios es la clave para nuestra entrega y el amor a la gente es la clave de un ministerio exitoso que los atraerá a Cristo. Actitudes hacia Dios. El evangelio es la comunicación de las buenas noticias del amor de Dios por el hombre (Juan 3:16). Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero (1 Juan 4:19).
Actitudes hacia los demás.
Si deseamos conseguir efectividad en el evangelismo, necesitamos cultivar las actitudes correctas hacia los pecadores, la gente de la iglesia y los nuevos convertidos. El Espíritu y la Palabra. …ayudándoles el Señor y confirmando la palabra… (Marcos 16:20). El Espíritu obra a través de la Palabra. Es necesario depender más del Espíritu Santo para aplicar la verdad y revelar a Cristo mediante la Palabra en nuestra vida y ministerio: pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8). No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos (Zacarías 4:6). Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra (Jeremías 1:12).
Conclusión
No podría concluir este tema sin mencionar el poder de la oracion. Orad sin cesar, nos exhorta Pablo (1 Tesalonicenses 5:17). ¿Qué sucede cuando oramos y adoramos? Suceden eventos maravillosos, el Señor manifiesta su poder sanador y los cautivos son liberados. Pasamos momentos incomparables en la presencia del Señor. Son innumerables los testimonios que podríamos mencionar, incontables los milagros que hemos vivido en el trabajo de evangelismo. Glorifiquemos a Dios a través de nuestro servicio en su obra.