Dios es misericordioso, pero la persistencia en el pecado provoca su juicio. Génesis 6:5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo el designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
¿Alguna vez ha sentido que el mundo que lo rodea se ha alejado tanto de Dios que se pregunta cuánto peor se puede poner? Quizá haya sentido como si Dios se hubiera apartado, sin siquiera darse cuenta de las personas justas que continúan sirviéndole. Sin embargo, nada podría estar más lejos de la verdad. Así como Dios vio al justo Noé que le servía en un mundo malvado, Él nos ve a cada uno de nosotros y toma nota de nuestra adoración y servicio a Él.
El pecado comenzó en el huerto de Edén cuando Adán y Eva desobedecieron el simple mandato de Dios de no comer el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Sus descendientes nacieron en ese mismo estado de separación de Dios, y demostraron sus inclinaciones pecaminosas mediante sus palabras, actitudes y acciones. Dios los juzgaría por apartarse de Él, pero usaría a una persona, Noé, para preservar un remanente de vida humana y animal en el arca.
Parte 1-La maldad del se humano
□ El mal será limitado Génesis 6:1-4
El mandato de Dios de que los seres humanos llenaran la tierra se estaba cumpliendo (Génesis 6:1). Nacieron tanto hijos como hijas, pero Génesis 6 señala especialmente a las hijas. Algunos consideran que los «hijos de Dios» en el versículo 2 son seres angelicales. Sin embargo, Jesús enseñó que los ángeles no se casan (Mateo 22:30). Otros ven a los «hijos de Dios» como descendientes del justo Set, y a las «hijas de los hombres» (Génesis 6:4) como descendientes del injusto Caín.
El pecado humano movería la mano de Dios contra la raza. Su Espíritu «no contenderá» con el hombre, o le dará convicción a la presente generación para siempre; más bien, daría a la humanidad 120 años para corregir su camino (Génesis 6:3; véase Juan 16:8-11). Este período de gracia estuvo marcado, junto con el ministerio directo del Espíritu Santo, por el ministerio de Noé, conforme predicaba a la gente y construía el arca (1 Pedro 3:20; 2 Pedro 2:5).
□ La maldad trae destrucción Génesis 6:5-7
La maldad entró en la población humana cuando Adán y Eva cedieron a la tentación de Satanás. Y todo ser humano después de ellos llevó la misma propensión de ir en contra de Dios. Génesis 6:5 describe vividamente la total depravación de la raza humana durante este período de prueba de 120 años (véase v. 3). La maldad en el corazón humano no permanece oculta. Un corazón lleno de pensamientos malvados se manifiesta en acciones malvadas (Santiago 1:14,15).
La maldad de la humanidad trajo pesar al corazón de Dios (Génesis 6:6), no porque crear a los humanos fuera un error, sino por sus constantes pensamientos y acciones malvadas. Por su naturaleza, Dios debía tomar acciones justas contra el pecado de la humanidad. Adán y Eva fueron juzgados por su pecado como los primeros y únicos seres humanos de su tiempo. Ahora, una población más numerosa sería juzgada por un Dios santo. Aunque el juicio era necesario, no agradó a Dios hacerlo: «le dolió en su corazón» (v. 6). Dios juzgaría la tierra, destruyendo tanto a los seres humanos como a los animales (v. 7).
Parte 2-Noé halló gracia ante Dios
□ Noé y su generación Génesis 6:8-11
En una generación inicua, Dios tomó nota de Noé, como persona, y halló gracia ante Él (Génesis 6:8). Noé era «justo» y «perfecto» (v. 9) en su generación, pero la Biblia no implica que estuviera exento de pecado. Todo ser humano (excepto Jesús) ha pecado. Sin embargo, Noé, y más tarde Abraham, fueron contados justos por su fe en Dios (Hebreos 11:7; véase Génesis 15:6). Noé era un hombre de integridad moral, con un sincero deseo de seguir a Dios. Este deseo preservaría su propia vida y la vida de sus hijos (6:10).
Noé «anduvo en íntima comunión con Dios» (v. 9, ntv). Caminar, o andar, a menudo significa vivir en una relación con Dios. Al principio, Dios caminó en el huerto del Edén y Adán caminaba con Él (Génesis 3:8,9). Dios todavía quiere que las personas caminen diariamente con Él. En contraste, la generación de Noé era corrompida (6:11). La palabra hebrea para corrompido se usa también para la corrupción del pueblo en el Monte Sinaí (Éxodo 32:7); durante el tiempo de los jueces (Jueces 2:19); y durante el reinado de los reyes israelitas (2 Crónicas 27:2). La humanidad estaba pecando desvergonzadamente, llamando la atención de Dios a la violencia que llenó la tierra.
□ Dios anuncia su juicio Génesis 6:12,13
La tierra, y todas las formas de vida, incluyendo la vida humana, fueron declaradas buenas en gran manera en la creación (Génesis 1:31). Sin embargo, el juicio vendría porque todos estaban corrompidos a los ojos de Dios (Génesis 6:12). El camino de Dios fue rechazado por Adán y Eva (Génesis 3:12,13). Todas las personas—excepto Jesucristo—seguirían a Adán y Eva en los malos pensamientos y acciones. Noé recibió el don de Dios de la justicia por la fe (Hebreos 11:7). Más tarde, Abraham, fue justificado a los ojos de Dios por la fe (Génesis 15:6). Debido a la relación correcta de Noé con Él, Dios anunció a Noé su juicio venidero. La declaración de Dios de que «[destruiría]» (6:13) a todas las criaturas vivientes usa la misma palabra hebrea que describe cómo la gente había «corrompido» la buena tie rra de Dios (Génesis 6:12). Aquellos que Dios creó habían destruido el mundo al volverse contra Él; ahora Él se volvería contra ellos en juicio.
Parte 3-Preparación para el juicio venidero
□ Planes para el arca Génesis 6:14-16
Habiéndole dicho a Noé que la tierra sería juzgada por el pecado, Dios le dio instrucciones para que se salvaran él, su familia y ejemplares de todos los animales y las aves terrestres. A Noé se le encargó la construcción de un arca, o un inmenso cofre hueco de madera (Génesis 6:14). Dios diseñó este barco no para navegar, sino para flotar. El interior del arca se dividió en pequeños aposentos para sus diversos ocupantes.
Las dimensiones del arca—300 codos por 50 codos por 30 codos (v. 15). Un codo era la longitud del brazo de una persona desde el codo hasta la punta del dedo más largo, aproximadamente 46 centímetros (18 pulgadas). Con 137.16 metros de largo (450 pies), el arca era más larga que una típica cuadra de ciudad. Fue construida de «madera de gofer» (v. 14) o «madera de ciprés» (ntv), una madera de árbol de hoja perenne muy duradera y valorada en el mundo antiguo para la construcción de barcos. Para impermeabilizar y como defensa contra los gusanos, Noé cubrió el arca con brea, probablemente bitumen, disponible en abundancia en el área.
Una ventana de 46 centímetros (18 pulgadas) de alto en la parte superior del arca proporcionaba luz y ventilación (v. 16). Una puerta en el costado del barco era la entrada. El arca se dividió en tres pisos. Cada uno habría tenido un promedio de unos 4.6 metros
(15 pies) de altura, dejando espacio para los ocupantes y la comida que necesitaban las personas y los animales a bordo.
□ Muerte afuera, vida adentro Génesis 6:17-22
Dios le dijo a Noé que enviaría un diluvio que destruiría «toda carne en que haya espíritu de vida» (Génesis 6:17). Esto fue resultado, no de la ley natural, sino de la acción directa de Dios. Él dijo: «Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra» (v. 17).
En medio de la destrucción, Dios libró a Noé y a su familia entera (v. 18). Dios estable ció su pacto—su promesa solemne—con Noé, y pidió una respuesta de fe: Noé y su familia tenían que entrar en el arca que habían construido. Los tres hijos de Noé y sus esposas creyeron la promesa que Dios dio a Noé y entraron en el arca.
Además de los pasajeros humanos, el arca era el único lugar de refugio para una pareja de cada especie de animal y ave terrestre (v. 19). Más tarde, vemos que fueron incluidos siete parejas de los animales aprobados para el sacrificio y para comer y siete parejas de cada especie de ave (véase 7:2,3). Dios prometió a Noé que Él personalmente haría entrar al arca las parejas de cada criatura para que permanecieran a salvo durante el Diluvio (Génesis 6:20). Aunque Dios ha establecido una relación especial sólo con los seres huma nos, su amor y cuidado también se extiende al reino animal.
Noé cargó el arca con suficiente comida para los humanos y los animales durante todo un año (v. 21). En este punto, la decisión directa de Dios fue una dieta de plantas para todas las criaturas vivientes (véase 1:29,30). Noé obedeció a Dios en todos los preparativos para el Diluvio (6:22).
¿Qué nos dice Dios?
Dios ve la vida de cada ser humano. Ve a los que no lo han aceptado, y envía creyentes para compartir con ellos el evangelio. También envía al Espíritu Santo a tocar sus corazones. Dios ayuda a los creyentes a profundizar más en su vida espiritual. Dios puede llamarnos, así como a Noé, a tareas que afectarán a innumerables personas.