Las palabras de Cristo ofrecen instrucciones para la vida cristiana. Mateo 10:7,8 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.
La mayoría de nosotros conocimos a Jesús y el camino a la salvación a través de otra persona. Luego, a medida que hemos avanzado en la vida cristiana hemos recibido la ayuda, la dirección y la enseñanza de hermanos en la fe. Es importante que los cristianos ayudemos a otros a encontrar el camino a una relación con Dios. Cuando lo hacemos, los estamos guiando en el primer paso al discipulado, un camino a recorrer durante toda la vida mediante el cual Jesús los transformará.
Así como alguien probablemente lo ayudó a conseguir empleo en algún momento de su vida, aun si esa persona lo publicó en Internet, usted necesitó de esa ayuda para llegar adonde tenía que ir. En esta lección, exploraremos cómo el declarar las buenas nuevas es clave en el discipulado, conforme ayudamos a las personas a llegar donde necesitan ir espiritualmente. Y luego, seremos desafiados a ayudar a otros a vivir esa misma fe que hemos llegado a practicar, a pesar de la presencia muy real de la resistencia e incluso la persecución de un mundo perdido. Una vida así es el corazón del discipulado.
Parte 1—Proclamen las buenas nuevas
□ La proclamación a los judíos Mateo 10:1-16
Jesús instruyó a sus discípulos sobre cómo usar la autoridad que les fue otorgada para hacer milagros, así como el propósito de esa autoridad. Los milagros tenían como fin atraer la atención hacia el reino de Dios, y declarar que ese reino se ha acercado. La salud restablecida del individuo que recibe el milagro es también un maravilloso beneficio. Pero si el reino de Dios no se proclama claramente a través del milagro, este no ha cumplido su verdadero propósito.
Se esperaba la hospitalidad en la cultura judía. Si un viajero entraba en una ciudad y solicitaba un lugar para quedarse y comer, era práctica común que el anfitrión concediera la solicitud. Jesús le dijo a sus discípulos que se valieran de esta costumbre en su labor de difundir el mensaje del reino de Dios. Jesús sabía que algunas personas no serían recepti vas a este mensaje, pero aquellos que lo recibieran serían transformados y experimentarían la paz que viene de una recta relación con Dios. Si una persona rechazaba el mensaje, los discípulos debían marcharse, habiendo hecho lo que se les exigía.
Jesús conocía los riesgos de compartir el mensaje del reino de Dios en este mundo. Sus discípulos serían perseguidos y algunos darían la vida. Por eso Jesús les dio instrucciones de usar sabiduría al llevar a cabo su misión.
□ La proclamación al mundo Mateo 28:16-20
Antes de su ascensión al cielo, Jesús reafirmó la autoridad que el Padre le había dado. Los discípulos necesitarían recurrir a Su autoridad para difundir el reino de Dios. Conforme seguimos su ejemplo, debemos recordar que Jesús llama a la Iglesia no sólo a predicar la salvación. Él nos llama a un ministerio de discipulado para toda la vida.
El bautismo en agua, un aspecto de ser discípulo, es una señal de que la persona ha renunciado a su vida anterior, se ha alineado con Cristo y cree en Él como Salvador. En los tiempos bíblicos, los que se bautizaban a menudo eran rechazados por su familia y ridicu lizados o menospreciados por las personas a su alrededor. El bautismo en agua, entonces, era un asunto serio que impactaba la vida entera de una persona.
Proclamar el Reino de Dios incluye enseñar a los nuevos creyentes cómo obedecer lo que Jesús ordenó, lo cual se reflejaba en una vida de verdadera libertad espiritual. Cuando una persona ama a Dios, amará también a los demás. Amar a los demás nos llama a ofrecer el mensaje de esperanza y salvación a todos los que lo escuchen. Amar a Dios y amar a los demás son los sellos distintivos de la ciudadanía en el reino de Dios.
Parte 2-Estén preparados
□ Confiados en tiempos difíciles Mateo 10:17-20
Jesús ordenó a sus discípulos que estuvieran preparados para afrontar las dificultades. El mundo les ofrecería una salida fácil de la persecución; simplemente debían callar, mezclarse con la multitud y guardarse la verdad para sí mismos. Pero tales acciones eran inaceptables si querían permanecer fieles a su Señor y a la obra del Reino.
Jesús le aseguró a los discípulos que no estarían solos cuando enfrentaran persecución por su fe. El Espíritu Santo (el «Espíritu de vuestro Padre») estaría con ellos. Cuando más necesitaran a su Señor, el Espíritu hablaría a través de ellos para asegurar que el propósito de Dios se cumpliera en medio de sus dificultades.
Los discípulos sí vivieron tiempos difíciles. La historia registra que casi todos dieron su vida por la causa de Cristo. Los cristianos del primer siglo fueron perseguidos por los judíos y enfrentaron interrogatorios, encarcelamientos e incluso el martirio por parte de los romanos. Pero tal como Jesús prometió, el Espíritu Santo estaba con ellos y el reino de Dios continuó expandiéndose a pesar de la oposición.
Hoy, nosotros como cristianos no debemos sorprendernos cuando enfrentamos persecución por nuestra fe. Seguir a Cristo resultará en tiempos difíciles, por lo que no debemos estar desprevenidos. El recordar que el Espíritu Santo está con nosotros durante tales momentos nos brindará consuelo y confianza conforme declaramos fiel mente el reino de Dios.
□ El costo de la obediencia Mateo 10:21-25
La vida de un discípulo podría traer problemas tanto en casa como en el mundo. Los her manos entregarán a sus hermanos a las autoridades que los buscan por su vida. La traición también ocurrirá entre padres e hijos. El amor al mal sustituirá al amor a los miembros de la familia. La persecución es inevitable porque aquellos que rechazan el reino de Dios se sentirán inclinados a odiar a los ciudadanos del Reino.
Jesús indicó que algunos que emprenden el camino de la vida del Reino cambiarían de rumbo poco antes de llegar a la meta. A la luz de las nuevas palabras de Jesús, esto no es sorprendente. Pero Jesús nos recuerda que aquellos que perseveran hasta el fin serán salvos. El mundo puede quitarnos la vida, pero rendirnos al pecado puede costar nuestra alma. ¿Por qué serían tratados de esa manera los discípulos? Jesús fue perseguido por el mensaje del Reino. Sus discípulos también serían perseguidos por declarar fielmente ese mensaje.
Parte 3 – No teman
□ Una proclamación audaz Mateo 10:26-28
El mandamiento de Jesús de no tener miedo ante la persecución desafía los instintos humanos. Sin embargo, Él instruyó a los discípulos a mostrar valor y confianza al procla mar el Reino. Hasta ese momento, la proclamación había sido algo limitada. Mucho de lo que Jesús había enseñado lo había dirigido a sus discípulos. Pero ahora Él les daba instruc ciones de proclamar sus palabras al mundo, a plena luz del día y a grandes voces desde los tejados. La vida de Jesús fue una demostración del amor de Dios al mundo entero. Pero el mundo sabría esto solamente si las verdades de Dios, que el Hijo enseñó en su ministerio terrenal, eran anunciadas a toda criatura.
El miedo a veces nos impide hacer lo recto. Ni siquiera la muerte debería atemorizar al creyente. Podemos caminar con el Señor, confiados en su amor y cuidado, sin preocu parnos por lo que pudiéramos enfrentar en la vida.
□ Bajo el cuidado de Dios Mateo 10:29-33
Jesús aseguró a los discípulos que Dios cuida de toda su creación, incluso los gorriones que pudiéramos considerar insignificantes. Él sabe el número de cabellos que cada persona tiene en su cabeza. Si Dios está preocupado por las aves y por cuántos cabellos tenemos, ciertamente podemos confiar en su cuidado de nosotros. Aunque el cuidado de Dios no garantiza una vida sin dificultades, sí debemos confiar que en Él tenemos una vida de gozo y paz, incluso en tiempos difíciles. Jesús sabía en ese tiempo que aun hoy los creyentes enfrentaríamos tentaciones reales de negar que somos sus seguidores.
¿Nos uniremos en solidaridad a nuestro Señor, o dividiremos nuestra lealtad entre el Señor y los hombres, y nos arriesgaremos a que cuando llegue el fin, Cristo nos niegue ante el Padre? Como discípulos suyos, elijamos valerosamente nuestra identidad de seguidores de Cristo.
Qué nos dice Dios?
Para alcanzar a los perdidos, debemos de tener en cuenta dos cosas. Primero, Dios nos ha llamado a ser discípulos—debemos ocuparnos de crecer continuamente en nuestra relación con Cristo, lo que nos capacita para ministrar. Segundo, debemos comprometer nos con la tarea del discipulado, ayudando a las personas a conocer a Cristo. Una vez que esto suceda, debemos guiar a los nuevos creyentes a ser fieles seguidores de Cristo en un mundo difícil.