Auto revictimización pastoral y ministerial.
Si bien la revictimizacion tiene un trasfondo jurídico, consiste en que la persona reviva la situación traumática que vivió y vuelva a asumir su papel de víctima. Tomo esa idea para reflexionar sobre que de vez en cuando en mis redes sociales me aparecen textos o columnas copiadas por pastores que sienten gusto de hacer público que son víctimas del ministerio.
Se desahogan porque lo hacen aquí y no en persona.
Sentirse la víctima de todos y hacerlo público o creer que denunciarlo es necesario, es partir de una premisa falsa.
El desarrollo del ministerio pastoral o de cualquier tipo nunca ha sido fácil, ni sencillo, ni se desarrolla en un lecho de rosas. El ejemplo de Jesús debiera ser suficiente para entender este precepto. Despreciado y desechado, escondimos de él el rostro, menospreciado. No hay parecer en él.
Así le fue al fundador de esta fe.
¿Que esperas, lo contrario a lo que él vivió? ¿Creías que no iba a tener este camino una cuota de sufrimiento? No entendías que implica dejar todo, a todos, de ser necesario. Y que muchos te dejarån a ti. Es negación, es cargar la propia cruz.
Es vivir sujetos a traición, porque el que menos esperas te vende por menos de treinta piezas de plata. Es amar a Dios por sobre todo, en primer lugar, por sobre todas las cosas, y aún sobre todas las personas, aunque se tenga que pagar el precio más alto que pueda pagar un ser humano. Hasta estar dispuesto a sacrificar un hijo, si él te lo demanda.
Quien no lo entiende y piensa que esto es algo fácil, sencillo y ligero está equivocado. Los discípulos apenas lo percibieron, pero sus persecuciones post ascención del Señor y finalmente sus muertes fueron crueles, a Juan el Bautista le costó la cabeza, a Esteban lo martirizaron hasta perder la vida, a Pablo le dejó marcas imborrables en el físico y en el alma. Nos enfermamos como todos, no estamos exentos y cargamos con en esa cruz también.
Por eso creo que cuando alguien escribe pidiendo compasión por ser pastor o ministro, que pide clemencia por ser incomprendido, que apela a la misericordia humana, que se molesta porque no tiene el ciento por ciento de aprobación o por qué no lo felicitan todos los que espera en su cumpleaños, es que esta extraviado en la vocación.
Pero hacerlo público es revictimizarse, es revivir la situación traumática del precio de ser ministro.
Es hacer público lo que se llora y se sufre en privado. No todo se vale en la búsqueda de likes o de aprobación. Creo que esas cosas es mejor dejarlas en privado. Aunque algunos se justifican divulgando sus pesares y los de otros, como una pastora que me dijo mi pecho no es bodega. Lo de hoy es publicar lo que sea solo por ser popular.
Termino transcribiendo la letra del himno
“Puedo oír tu voz llamando”.
Puedo oír la voz de Cristo,
Tiernamente está llamando,
Puedo oír el llamamiento:
Trae tu cruz y ven en pos de mí.
Seguiré do tú me guíes,
Seguiré do tú me guíes,
Salvador, seguirte quiero,
Dondequiera fiel se seguiré.
Yo te seguiré en el huerto,
Por la vía dolorosa,
Y con mi alma tan gozosa,
Sufriré contigo, mi Jesús.
Sufriré por ti, Maestro,
No me faltará tu mano:
Y si tú irás conmigo,
Moriré contigo, mi Jesús.
Me darás tu plena gracia,
Yo veré tu eterna gloria,
Contaré la antigua historia,
Y por siempre tú me guiarás.
