LA INVERSIÓN FINANCIERA EN LAS MISIONES — Pbro. Miguel Ángel Lagos Matehuala

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E n el contexto empresarial, la inversión es el acto mediante el cual se invierten ciertos bienes con el ánimo de obtener unos ingresos o rentas a lo largo del tiempo. La inversión se refiere al empleo de un capital en algún tipo de actividad o negocio, con el objetivo de incrementarlo. Dicho de otra manera, consiste en renunciar a un consumo actual y cierto, a cambio de obtener unos beneficios futuros y distribuidos en el tiempo. En un contexto misionero la iglesia de Jesucristo tiene la empresa de hacer progresar el evangelio, mediante la plantación de iglesias y el establecimiento de comunidades cristianas entre unos ocho mil grupos humanos en el mundo donde aún no se conoce, por medio del envío de obreros transculturales desde nuestra plataforma de envío: El Departamento Nacional de Misiones de las Asambleas de Dios de México. Entonces debemos invertir nuestras finanzas para cumplir esta empresa eterna, la Gran Comisión, aunque para lograrlo tal vez se tenga que renunciar a un consumo actual y cierto, pero quizás innecesario y terrenal.

La inversión financiera en las misiones, es como una semilla

Un pasaje en la Escritura que ilustra esta idea es Eclesiastés 11:1, 2 Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás. Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra. Echa tu pan: dar “pan de vida” al hambriento de la verdad. Sobre las aguas: expresa multitudes, cuando las semillas estaban brotando, las echaban a las aguas del río Nilo, que al desbordar formaba pantanos en los cuales brotaba una abundante cosecha de trigo. Tal vez usted piense que aportar para las misiones es algo innecesario, tal vez sólo vea un grupo de jóvenes yendo y viniendo sin ver resultados; pero estos versículos nos enseñan que habrá abundante fruto. Recordemos: Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; más volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas (Salmos 126:6). En las semillas hay un poder germinador que les ha dado el Creador. Pensemos en las aceras pavimentadas, cuando las semillas que quedan debajo germinan, y hacen crecer sus raíces, actúan poderosamente, capaces de romper lo que esté sobre ellas. Así es el evangelio, como una pequeña semilla de mostaza, que cuando crece se convierte en la hortaliza más grande de todas, y en sus ramas las aves hacen sus nidos. Su inversión financiera en las misiones, puede ser pequeña, pero tiene un poder germinador natural, llevado a los pueblos no alcanzados a través de nuestros predicadores transculturales.

Cuando invertimos en las misiones evidenciamos la gracia de Dios en nuestras vidas

En 2 Corintios 8 el apóstol Pablo dice: Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que ha sido dada a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Su liberalidad no surgió naturalmente de ellos, sino de la gracia de Dios dada a ellos, que los capacitó para ser el instrumento de la “gracia” de Dios a otros (vv. 6, 19).

La gracia de Dios nos hace portadores del evangelio y sus beneficios a otros

La gracia es el acto de amor gratuito por el cual el Señor se despojó de su gloria celestial anterior (Filipenses 2:6, 7) a favor de vosotros, se hizo pobre. Pero nosotros sin empobrecernos, podemos aliviar a otros con nuestra abundancia. Si el Señor hizo mucho más, y a precio tan elevado, por amor de nosotros, mucho más podemos nosotros hacer un acto de amor para con las almas perdidas; como el varón macedonio que pidió a Pablo en visión que le ayudara (Hechos 16:9, 10). Invertir nuestro dinero en la obra misionera es un privilegio (2 Corintios 8:4) …Pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio a los santos. Las contribuciones macedonias habrán sido de Filipos, porque esta congregación fue la única que contribuía al sostén de Pablo (Filipenses 4:10, 15, 16). Ahora los hermanos macedonios deseaban tener ese privilegio, por eso rogaban a Pablo les diera ese privilegio. Invertir nuestras finanzas en las misiones es una expresión de gratitud por haber recibido el evangelio (2 Corintios 16:1-3). El evangelio que fue llevado a los habitantes de Corinto llevó bendición y prosperidad, ahora son llamados a socorrer con una colecta la necesidad de los santos “pobres” de Jerusalén, lugar de donde les habían traído el evangelio. En México viviríamos en el oscurantismo prehispánico, en la edad de piedra, bajo la influencia de una cultura sangrienta y

despiadada; adorando a dioses paganos en lo alto de pirámides. Pero de Europa llegó la luz de la palabra de vida, cambiando nuestra realidad para siempre. ¡Estamos en deuda con la obra misionera!

Testimonios

  • Un anciano norteamericano me testificó que cuando era joven Dios lo llamó a ser misionero a Oaxaca. Renunció a un trabajo importante como ingeniero, dejó de ganar miles de dólares, abandonó la comodidad para venir a traducir la Palabra de Dios a la lengua chinanteca, de Oaxaca. Invirtió mucho más que dinero, su vida misma por más de treinta años. Con lágrimas en sus ojos me expresó su felicidad por invertir su vida a las misiones.
  • Ministerio misionero en España: Estuve junto con mi familia un año en el norte de África y más de 5 en el sur de España, predicando el evangelio. Y como dice su Palabra: En Dios haremos proezas… logramos bautizar a 24 personas, tres africanas, 2 latinoamericanas, y 19 españoles. Pudimos pastorear durante más de 5 años la segunda iglesia más antigua de las A.D. de España, viendo un crecimiento de casi 200% (pasamos de 20 congregantes en verano de 2004 a casi 70, en otoño de 2009) llevamos a cabo obra pionera en 9 comunidades diferentes en las montañas de Andalucía (Benarrabá, Cortes de la Frontera, Juzcar, Farajan, Arriate, Algatocín, Algodonales, Puerto Serrano, Alcalá del Valle) Dios sanó enfermos de cáncer, leucemia, casos de esquizofrenia, y a muchos liberó del poder satánico. ¡A Dios la gloria! Valió la pena la inversión financiera de las iglesias asambleístas. ¡Que Dios les bendiga!
  • Francisco de Asís, un joven privilegiado de la alta sociedad italiana de su época, habiendo recibido una gran herencia, se dedicó a malgastar sus bienes en vicios y placeres, pero después de su experiencia de conversión, dejó su fortuna para dedicarse a predicar el evangelio a los pobres de Italia y Francia. Su amor y abnegación le hicieron ganar el título de “el pobrecillo” él fue el padre de las misiones mendicantes, quien traspasó el conocimiento de Dios de los monasterios a las calles, para atender al pobre, al huérfano y a la viuda.
  • El conde Zinzendorf: el fundador de las misiones a los moravos, era un hombre inmensamente rico, y había estudiado teología en la universidad de Alemania; pero su fortuna y sus conocimientos los invirtió en las misiones. Construyó un complejo habitacional, recogió a los pobres y mendigos, les dio casa, alimentos, y capacitación bíblica y misionera. Luego los envió a evangelizar a los pobres de las montañas de Italia, Francia, suiza, y así el evangelio se expandió por Europa. Él invirtió sus finanzas en la obra misionera, y el galardón fue grande.

Hemos invertido nuestro capital en la empresa más importante en el mundo

Al transcurrir de los años las iglesias de nuestro Concilio han invertido sus recursos para enviar misioneros a 4 continentes: Europa, Asia, África, y América. Actualmente tenemosinstalados misioneros en Norte África, España, Medio Oriente, en la selva de las amazonas de Perú, Ecuador, India, Mozambique. En total 14 obreros fuera de nuestras fronteras. Posiblemente antes de terminar el año 2014 el número de misioneros en el campo se eleve a 20. También se preparan otros proyectos para ir al Congo, Tailandia, Mongolia, España, Alemania, Israel, Guinea Bissau, China, India, Laos, y algunos países donde se prohíbe predicar el evangelio. En nuestras etnias están trabajando 13 misioneros oficiales, desarrollando un importante avance entre nuestros grupos indígenas. Qué importante es, amados que sigamos contribuyendo financieramente; esta misión divina debe seguir progresando. Sigamos esparciendo semillas de esperanza, echando nuestro pan sobre las aguas. Seamos instrumento de la gracia de Dios para las familias de la tierra. Recordemos que invertir para las misiones es un privilegio y una evidencia de nuestra gratitud por haber recibido la revelación de su Palabra.

fuente: aviva 2014 – edición 12

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