SILBO APACIBLE Y DELICADO — Pbro. Joel Aguirre

Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego tormenta. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado (1 Reyes 19:12).

S egún el comentarista Adam Clarke el paso del Se- ñor causó el terremoto, el fuego; pero en ninguna de estas cosas estaba Dios… en cierto sentido prepararon el camino, y prepararon a Elías para que escuchara la voz apacible y delicada.

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Esto es, después de la tormenta viene la calma. Dios no quería destruir al profeta Elías, no quería causar estragos en su persona, es por ello que cuando Dios se iba a manifestar al profeta debería hacerlo con mucha delicadeza, pues su alma estaba atormentada al extremo.

Cuando Dios manifiesta su ira, su poder o simplemente su presencia, no es posible estar allí. Él es muy poderoso, su sola presencia hace estragos en la humanidad. El día que descendió a la tierra en el monte Sinaí, la historia dice: Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí…y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, Y Jehová dijo a Moisés: Desciende, ordena al pueblo que no traspase los límites, porque caerá multitud de ellos (Éxodo 19:20, 21).

El “silbo apacible y delicado” es una manifestación de Dios, que se puede comparar con su “misericordia”, es por ella que no consume. Es simplemente una ayuda que viene del cielo a la tierra. El silbo apacible y delicado es la experiencia mediante la cual se disfruta como nunca antes “la presencia de Dios”. Reconforta al alma atribulada, alienta al alma que ha llegado o está próxima a la agonía.

Jesús, hombre de pesebre y cruz, cuya vida no fue fácil, en múltiples situaciones difíciles, disfrutó de esta maravillosa presencia. En sus últimas horas cuando se acercaba el fin, el Señor mencionó que su alma estaba muy triste; hasta la muerte. Pero su Padre no lo dejó solo, Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle (Lucas 22:43).

Cuando alguien tiene esta oportunidad, es porque ha llegado al punto cumbre de su vida. Dios lo ha preparado, quizá silbo apacible y delicado Pbro. joel aguirre grajales tesorero distrito ver a cruz desde el vientre, y cuántas veces sin que el mismo hombre lo sepa. Y ahora debe hacer aquello trascendente para lo cual fue creado o llamado. También es muy posible que en este proceso haya tenido que ser formado en medio del fuego, pasado por las aguas, cruzado el desierto, las fuerzas sean pocas y el pensamiento sea de fracaso, frustración y confusión; con una actitud de abandono de toda esperanza y además se esté metido en una cueva psicológica. Es allí cuando y donde, como si se llegara a un oasis, un cansado peregrino se encuentra con el auxilio divino, que produce el efecto de un silbo apacible y delicado después de la tormenta. La lucha no destruyó, todavía se puede escuchar el susurro que produce el viento y que trae mezclada la voz del Dios que es todo poder dando algunas veces un segundo llamado, una segunda oportunidad. Todo lo anterior fue preparación.

Así pasó con la vida del profeta Elías en cuya historia se menciona la metáfora del silbo apacible. Él ya había hecho un gran trabajo, había destruido los falsos profetas de Baal, sin embargo, su ánimo era de derrota, su mente confundida, temiendo la muerte, escondido en una cueva. Y es entonces cuando Dios se presenta, en medio de ese caos que es su vida en ese momento, para enderezar su pensamiento, renovar sus fuerzas y entregarle una nueva misión.

Jonás, otro ejemplo del cual sólo se sabe que es hijo de Amitai, nacido en Israel se menciona en 2 Reyes 14:25, sin lugar a dudas Dios lo preparó, pues es todo un profeta del Señor, al cual se le encomienda una tarea, predicar a los habitantes de Nínive capital de Asiria, ciudad muy pecadora.

El profeta quiere escapar de su llamado yéndose en un barco a otro país, pero Dios envía una tormenta y Jonás va a parar en el vientre de un gran pez por tres días y tres noches. Experiencia que le hizo temer lo peor, sin embargo, en medio de todo clamó a Dios y recibió ayuda, pues él lo escribió así: Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo (Jonás 2:7).

Después se produce una gran salvación, Jonás como si naciera por segunda vez, ahora del vientre de un gran pez y todo desorientado en una playa, escucha también por segunda vez, y esta ocasión para él es algo apacible y delicado que trajo paz a su alma, porque no hay nada que produzca más paz en todo el ser, que estar dentro de la voluntad de Dios: Levántate y ve a Nínive… y proclama en ella el mensaje que yo te daré (3:2).

Son muchos los ejemplos bíblicos, de hombres de Dios que en momentos de crisis en sus vidas o en sus ministerios experimentaron su dulce presencia. Moisés siendo un fugitivo lleno de grandes temores por causa de Faraón, recibe en el mismo desierto donde se esconde, el delicado susurro. Un extraordinario y sobrenatural llamado a ser el gran libertador del pueblo de Dios. ¡Qué cambio! De fugitivo a la posibilidad de convertirse en un gran héroe liberando a toda una nación de la esclavitud.

El apóstol Pablo al narrar una de las tantas crisis de su vida misionera, explica lo que dijo a sus compañeros de naufragio. Cómo fue que recibió la ayuda tan oportuna y maravillosa cuando pensaban que ya era el final, les anima con estas palabras: Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, …Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo (Hechos 27:22-24). Estas palabras en medio de la tormenta producida por el viento huracanado llamado Euroclidón, fueron un verdadero “silbo apacible y delicado”, no tan sólo para el apóstol Pablo; también lo fueron para todos los que navegaban con él, sus almas atribuladas recibieron la paz en medio de la tormenta.

Amado consiervo, ¿está pasando momentos difíciles? ¿Piensa que llegó el fin de la vida o del ministerio? Esta reflexión es el principio del silbo apacible y delicado del Señor para su alma atribulada. Él la puso en el corazón de alguien, sólo confíe y espere en Dios, de pronto todo será distinto. Él, estará allí para sostenerle, fortalecerle y con dulce susurro dirá: Levántate, esfuérzate, aún hay camino que andar, es necesario hacer aquello que un día te mencioné. ¡Cumple tu destino! Tome esta palabra: Deuteronomio 31:8

fuente: Aviva 2013 edición 9

Acerca de: Pbro. Joel Aguirre Grajales

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