¡QUE CESEN LAS HOSTILIDADES!
Las cinco tareas del amor pleno.
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen…Mateo 5:44
AMAR A LOS ENEMIGOS. Es una de las tareas que dan identidad al verdadero cristiano. Al que reconoce la adversidad no como algo conspirativo para responder agresivamente; sino como una oportunidad para manifestar el fruto de la espiritualidad que muestra a los de fe fértil. Aquí encontramos la sustancia mas poderosa capaz de reconciliar a los pueblos y a los bandos opuestos, es nuestra misión como embajadores de Cristo.
BENDECIR A LOS QUE NOS MALDICEN. La maldición no solo es la ausencia de la bendición, es también el abandono del ejercicio benefactor al que la iglesia ha sido llamada. Hablar bien de los demás, subir nuestro nivel de aprecio mediante el elogio, acumular riquezas espirituales porque lo que damos es lo que recibimos. Esta tarea es la que ha permitido llegar con el evangelio a las comunidades más necesitadas y verlas progresar.
HACER BIEN ALOS QUE NOS ABORRECEN. Aquí se ve del dicho al hecho. Hacer bien. Hacer por los demás aunque no nos acepten. Parece que aborrecer muestra la animadversión, las emociones internas que sin declaración de guerra muestran en el rostro un rechazo inocultable. Pues a pesar de eso, hacer el bien, es lo mejor que nos puede pasar, en cumplimiento de nuestra misión.
ORAR POR LOS QUE NOS ULTRAJAN. El agravio, el insulto, la injuria, son expresiones que lastiman al que las recibe y humanamente existen las maneras de responder a la agresión. La respuesta divina es orar por ellos. Pedir por el bienestar de ellos, por su salvación, sanidad y prosperidad. Este es un contrasentido de los que el evangelio mete en problemas a los de mecha corta. Muchos prefieren tomar venganza, pero la enseñanza cristiana es mostrar nuestra verdadera espiritualidad, orando por ellos.
ORAR POR LOS QUE NOS PERSIGUEN. Desde Abel, la persecución por causa de la fe existe. Recreamos nuestro conocimiento de la historia en los mártires de la iglesia de los primeros dos siglos de cristianismo. Aunque el siglo XX es el de mayor número de mártires por la causa del evangelio. El presente siglo no ha bajado la incidencia de persecución. Bajo el patrón de las ideologías o en nombre de algún tipo de libertad, se persigue a las personas. La misión es sencilla, orar.
Siendo así nuestra tarea se centra en Amar a los enemigos, bendecir a los que nos maldicen, hacer bien a los que nos aborrecen, orar por los que nos ultrajan y orar por los que nos persiguen. La fórmula no es simple ni sencilla, pero si el evangelio no nos puede ayudar de esa forma, estamos perdidos.