De forma contraria a lo que muchos suponen, Cristo fue tentado en todo tiempo de su vida y de su ministerio, no solo al termino de sus 40 días de ayuno en el desierto. Podemos ver en diferentes escenarios de la escritura como fue tentado a ser rey (Jn 6:15), tentado a revelarse como Mesías antes de tiempo (Jn 7:3-6), tentado a buscar otra forma de redención para el mundo (Mt 26:38-39).
Sin embargo, uno de los momentos cruciales donde Cristo fue probado para consumar su comisión fue al estar colgado del madero. Analicemos 3 tentaciones vividas por Cristo al estar en la cruz del monte Gólgota, y aprendamos de qué manera es que Él pudo vencer cada una de ellas…
PRIMER TENTACIÓN: Marcos 15:29-30 ¨Y los que pasaban le injuriaban, meneado la cabeza y diciendo ¡Bah! Tu que derribas el templo de Dios y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz. ¨
Había una gran aglomeración de personas en Jerusalén en las fechas de las fiestas y sin duda muchos eran los reunidos al oír de la crucifixión de Jesús, quienes le retaban provocándole a cumplir sus propias profecías de derribar el templo y levantarlo en 3 días, sin darse cuenta que eso era justo lo que iba a acontecer, pero ellos lo retaban a que cumpliera su palabra. Un ataque directo a lo que Cristo profetizo, pues sabemos que Dios había prometido cumplir cada cosa dicha por sus profetas y ellos usaban esta condicionante para retarle a que bajar de la cruz y que hiciera realidad lo que había dicho públicamente.
Cristo soporto callado y no descendió de la cruz porque entendía que esta tentación no venía de los hombres, si no de satanás que buscaba a toda costa truncar el plan de salvación para la humanidad. Jesús no descendió de la cruz por amor a su palabra y amor al templo en gloria que levantaría al 3er día.
SEGUNDA TENTACIÓN: Marcos 15:31-32 ¨De esta misma manera también los principales sacerdotes, escarneciendo, se decían unos a otros, con los escribas: A otros salvo, así mismo no se puede salvar. Cristo, Rey de Israel, descienda ahora para que veamos y creamos.
En este segundo intento, ya no son solo los que pasaban, sino que era su mismo pueblo, los propios cuerpos religiosos y políticos de su nación quienes retaban el poder y la autoridad de Jesús al mencionar que podía salvar a otros, pero no a el mismo. La tentación ya no consistía en hacer que Cristo cumpliera su palabra, sino que demostrara la autoridad y el poder que decía tener, por el cual es mismo hacia tantas maravillas. Ellos mismos le aseguraban que si bajaba de la cruz creerían en el como hijo de Dios.
Pero Cristo no sucumbió ante estas palabras a pesar de la injuria de sus retos porque sabía la gloria y el poder que vendría después de pasar por esta prueba, y que su victoria podría ser compartida en todo el mundo no solo ante unos cuantos, Jesús no descendió de la cruz por amor a la victoria que nos daría con su resurrección.
TERCERA TENTACIÓN: Lucas 23:39 ¨Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaban, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. ¨
En este tercer intento es sorpresivo ver como no solo los que eran externos a su castigo, sino también los que se encontraban en su misma condenación le retaban, atacando un área aún más delicada que su palabra y su poder, retaban directamente su identidad como Cristo. Aunque uno de ellos reconocía que Cristo estaba pagando injustamente y que Jesus si era el mesías prometido, pidiéndole que se acordara de el al venir en su reino, cosa que Cristo anuncio durante su ministerio. Así como ese malhechor, hoy en día muchos esperamos que Cristo vuelva en su reino por nosotros, aun cuando habían puesto en duda su identidad como salvador, Cristo no bajo de la cruz por amor a los que habían de ser salvos.
Esta es la única tentación a la que Cristo responde, y sus palabras no fueron de condenación ni de juicio, sino de amor y aceptación, pues dijo ¨De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso¨.
CONCLUSIÓN: Al inicio y durante su ministerio Cristo tuvo la ayuda y el respaldo del Padre y del Espíritu Santo para vencer las tentaciones, sin embargo, al estar en la cruz, Cristo experimento el abandono total por la carga de pecado que llevaba sobre sí mismo, ni el Padre, ni el Espíritu Santo podían socorrerle, pero en el amor a la salvación de nuestras almas cristo encontró el poder para vencer el último intento del enemigo por detenerlo. 1Pedro 4:8 ¨Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados¨.