La Voluntad de Dios en las Misiones por César Casillas M.

En todas las áreas de la vida cristiana se requiere actuar en conformidad a la voluntad de Dios y no la del hombre. La Escritura nos enciende un semáforo amarillo de precaución al sentenciar Jesús en el sermón del monte: No todo el que me dice:Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos (Mateo 7:21). El mismo Señor Jesús dijo que había descendido del cielo no para hacer su voluntad sino la del Padre que lo envió, esto era su prioridad. Tal como lo dijo a sus discípulos, su comida era cumplir los designios del Padre y acabar su obra.

[quote align=’right’]tal como lo dijo nuestro Maestro, …la mies es mucha, mas los obreros pocos (Mateo 9:37), así que sigamos rogando al Señor que envíe obreros a su mies. Sigamos obedeciendo la encomienda desde México a las naciones.[/quote]Pablo también manifestó en sus cartas que era apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios. Acerca de la voluntad de Dios en cuanto a las misiones, surgen las siguientes preguntas: ¿Debemos involucrarnos todos los cristianos en misiones, o será sólo para algunos?, ¿será su voluntad que vayamos a gente de otro idioma y de otra cultura?, ¿sólo deben hacerlo algunas iglesias o todas?, ¿debemos invertir vidas y recursos financieros para alcanzar a aquellos que están lejos, habiendo tanta necesidad a nuestro alrededor?

Jesucristo es nuestro supremo ejemplo como misionero

Jesucristo fue el primer misionero. Se introdujo en la humanidad que tenía necesidad de salvación, habitó entre nosotros, vino del cielo a una cultura terrenal, cambió su trono de gloria por el humilde pesebre. El Creador, sin dejar de ser Dios, se convirtió en criatura; humillándose a sí mismo se hizo hombre. El que debía ser obedecido se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz. El Señor se enculturizó para identificarse con el pecador, aunque él era sin pecado.

Jesús vino hasta donde estábamos los pecadores para acercarnos el reino de los cielos y llamarnos al arrepentimiento. Como dice el coro: de su trono a la cruz y mi deuda pagar… Se encarnó el Hijo de Dios para poder transmitirnos su mensaje y su misma vida. No lo hizo a larga distancia, sino que como buen misionero, vino hasta donde habitamos los pecadores, habló nuestro propio lenguaje para que le entendiéramos, …y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad (Juan 1:14).

¡Bendito amor que nos vino a mostrar!

La universalidad de las declaraciones del Señor

La voluntad divina es que todos los seres humanos tengan la oportunidad de escuchar el mensaje de salvación. Dios quiere que todos sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. El deseo del Padre es que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento.

El Señor no excluyó a nadie: La instrucción a sus discípulos fue predicar el evangelio a toda criatura, ir a todas las naciones.

El poder del Espíritu Santo los capacitaría para ser testigos no sólo en su nación, sino más allá de sus fronteras, hasta lo último de la tierra. La escena de Apocalipsis 7:9 nos muestra como resultado de la universalidad del mandato de Cristo, a una multitud compuesta de gente de todos los pueblos, tribus, y lenguas, la cual está delante del trono celestial y del Cordero.

Algunas evidencias en el Antiguo Testamento

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Las Misiones, son un reto para cualquier denominación religiosa!

Los Salmos nos muestran que la voluntad de Dios es que sea conocido en la tierra su camino y en todas las naciones su salvación (Salmos 67:2). Nos aseguran además que todas las naciones vendrán y adorarán su nombre (Salmos 86:9).

De acuerdo al profeta Isaías, la salvación debe extenderse hasta los confines de la tierra (Isaías 45:22). La intención del Señor fue que Israel, su pueblo del antiguo pacto, fuera luz a las naciones hasta lo postrero de la tierra (Isaías 49:6).

También Jeremías fue llamado para que fuera una voz para las naciones (Jeremías 1:5). El profeta “llorón” debía llevar su mensaje no sólo a su pueblo, sino a otros reinos. Ezequiel, por su parte, profetizó que Jehová sería engrandecido, santificado y conocido ante los ojos de muchas naciones y que Jehová pondría su gloria entre las naciones (Ezequiel 38:23; 39:21).

Durante la dedicación del templo de Salomón, cuando la Shekina se manifestó, expresaba el monarca en su oración el siguiente anhelo: para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, y te teman así como tu pueblo Israel. La Escritura nos ofrece el testimonio de otros personajes que con su vida y su fe impactaron a otras naciones, las cuales fueron receptoras del amor de Dios, mencionaremos algunos:

  • José el soñador, misionero forzado al país de Egipto y testigo ante Faraón (Génesis 41:38).
  • Moisés ganó muchos gentiles que lo acompañaron al salir de Egipto (Éxodo 12:38).
  • Nohemí fue misionera a la nación de Moab y en particular a Rut, quien se convierte al Dios vivo y verdadero (Rut 1:16) y llega a formar parte de la genealogía de nuestro Señor Jesucristo (Mateo 1:5).
  • Elías, el profeta de fuego, dio testimonio a la viuda de Sarepta de Sidón (1 Reyes 17:24).
  • Eliseo fue usado para que Naamán el Sirio conociera el poder de Dios (2 Reyes 5:15).
  • Jonás, viajó en un gran pez y predicó con grandes resultados a la ciudad de Nínive (Jonás 1:16).
  • Daniel fue misionero a las naciones de Babilonia y Persia durante la cautividad (Daniel 2:47).
  • Ester fue misionera en Persia y muchos persas se convirtieron (Ester 8:17).

De José hasta Ester se cubren unos 1400 años, durante los cuales se muestra el interés y el amor del Padre celestial por todas las naciones. Esto nos da suficiente evidencia de cuál es la voluntad de Dios respecto a las misiones.

Actores protagonistas en las misiones

Desde luego que Jesucristo es el principal protagonista, él vino a esta tierra a hacer su parte. Su obra fue consumada en la cruz del calvario, resucitó, ascendió a los cielos, está a la diestra del Padre intercediendo por nosotros y concedió a la iglesia el bendito privilegio de cumplir la gran comisión. Pero en Romanos 10 encontramos a otros actores involucrados:

  • Los perdidos. Son los que necesitan salvación, los que han de invocar su nombre, los que deben creer; sean judíos, griegos o de cualquier nación (vv. 11-13).
  • Los enviados. Son los que les harán oír el mensaje de salvación, los que predican a los perdidos para que se salven. Son los misioneros que irán hasta donde están los extraviados (v. 14).
  • Los enviadores. Son las iglesias, los pastores y los creyentes que oran e interceden por los perdidos. Son los apoyan financieramente a los misioneros (v. 15). En las Asambleas de Dios tenemos misioneros que están promocionando sus proyectos en nuestras iglesias. Adoptémoslos, es decir, oremos sistemáticamente por ellos y enviemos mes a mes una ofrenda para su sostenimiento. La voluntad de Dios es que todos los creyentes participemos como protagonistas. Amado pastor, ¿su iglesia ya está haciendo la voluntad de Dios en las misiones? Lo invito a tomar las siguientes iniciativas prácticas en su congregación:
  • Elegir o designar un coordinador o formar un comité de misiones.
  • Tener un culto programado de misiones, de preferencia una vez al mes.
  • Llevar a cabo una jornada misionera anual.
  • Recibir a un misionero acreditado para que promocione su proyecto.
  • Tomar tres minutos del culto domincal para orar por un misionero o por un pueblo inalcanzado.
  • Recabar y enviar una ofrenda mensual a favor de uno o varios misioneros acreditados.
  • Acudir a las reuniones distritales y nacionales de misiones.

Recuerde siempre que misiones somos todos, y que

Misiones se hacen con los pies de los que van, con las rodillas de los que oran y con las manos de los que dan.

Su participación como pastor es vital para cumplir la voluntad de Dios en las misiones. Agradezco a todos los pastores que ya están involucrados en esta santa labor, invito a los que aún faltan para que se sumen al esfuerzo del Concilio para contribuir en la gran comisión que nos ordenó nuestro Señor Jesucristo.

Seguiremos participando en el concierto mundial para que todas las naciones adoren al Dios vivo y verdadero.

[quote]Tal como lo dijo nuestro Maestro, …la mies es mucha, mas los obreros pocos (Mateo 9:37), así que sigamos rogando al Señor que envíe obreros a su mies. Sigamos obedeciendo la encomienda desde México a las naciones.[/quote]

 

 

Acerca de: Pbro. Cesar H Casillas Molina

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Lider de Asambleas de Dios Mexico en area de MISIONES, director, predicador, escritor y Pastor. un hombre dedicado a la siembra de la Palabra.

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