¿QUÉ ES LA SEMÁNTICA?
En la escuela, al menos alguna vez en nuestra vida de estudiantes, escuchamos hablar en la clase de Español acerca de un concepto llamado «campo semántico». Este campo semántico es un conjunto de palabras que se derivan de otra palabra o significado en común. Por ejemplo, si escuchamos que alguien dice instrumento musical, a nuestra mente empiezan a surgir varias interpretaciones: una guitarra, una batería, un saxofón, un bajo, y todos los instrumentos que conozcamos. Eso es un campo semántico.
La extensión de ese campo semántico, depende del conocimiento o experiencia de la persona. Volvamos al ejemplo anterior, al decir instrumento musical puede llegar a la mente de una persona común al menos cinco clases de instrumentos. Pero en la mente de un músico profesional, puede haber hasta 20 o más significados.
Muchas veces, en los mexicanos hay problemas semánticos que propician otros problemas interpersonales, porque a las palabras siempre les damos significados o interpretaciones diferentes, según nuestro contexto cultural, social, religioso, etc.
EL PROBLEMA SEMÁNTICO EN LA IGLESIA ES PELIGROSO.
Y de esta clase de problemas, no se salva la comunidad cristiana. Al contrario, en los cristianos hay muchos problemas semánticos que exhiben nuestro legalismo, insinceridad y nuestro amor a las costumbres más que a una relación personal con Dios.
Para explicar el problema semántico de los cristianos, deseo dejar a su disposición la siguiente palabra: «inspiración».
¿Qué viene a su mente cuando lee «inspiración»?
Permítame decir que, en el uso de tan sólo en este término (como en muchos más), pueden surgir graves problemas entre la comunidad cristiana.
LA MENTE DE UN PASTOR RURAL.
Trataré de ser claro para explicar este punto mediante esta ilustración: En una iglesia ubicada en un lejano ejido, rodeada de analfabetismo y con falta de acceso a una escuela bíblica, el pastor de la misma ora a Dios antes de predicar. Y es su oración él pide al Señor que le «inspire» el mensaje para su pueblo. Y así es como aconseja a los predicadores de su iglesia, que oren a Dios para que «les dé inspiración».
LA MENTE DE UN MAESTRO BÍBLICO URBANO.
Y por otro lado, tenemos a un maestro de instituto bíblico de una zona urbana y con acceso a diversos medios para obtener más conocimiento. Este maestro de instituto bíblico imparte la clase de Teología Sistemática I. Y ha sido formado con la doctrina de su organización (A.D., ya que estamos en casa), y su libro de texto recomendado es el de Teología Sistemática de Stanley M. Horton.
Este maestro sabe que el término «inspiración» corresponde sólo al proceso mediante el cual Dios se reveló a través de la Biblia, como se enseña en los institutos y lo cual es correcto. Y este significado está muy asentado en su mente y no puede aceptar otro uso del término «inspiración» mas que para ese concepto.
«INSPIRACIÓN» PARA EL PASTOR RURAL E «INSPIRACIÓN» PARA EL MAESTRO BÍBLICO URBANO.
No obstante, si este maestro de instituto escucha tales afirmaciones del pastor rural, seguramente lo calificará de hereje, argumentando que la inspiración sólo fue en la redacción de la Biblia; cuando en la mente del pastor rural, la inspiración es que Dios le guíe a dar un mensaje conforme a la Biblia y que cumpla el propósito de Dios.
¿Estos dos personajes se contradicen o simplemente no se entienden por sus contextos diferentes?
Vemos que en estos dos personajes, la palabra inspiración tiene dos vehículos distintos, pero un mismo propósito. Si analizamos el fin del uso del término de estos dos, entendemos que es el mismo propósito.
AHORA, ¿QUÉ HAGO CON ESTO?
Ignorar la importancia de la semántica en la Iglesia y calificar la espiritualidad de una persona a través de los términos que usa para hablar de la vida cristiana, acarrea graves problemas. Y esta dificultad semántica desemboca muchas veces en el legalismo.
Es necesario que la comunidad cristiana siga examinando la esencia de cada término y mensaje que utilizamos. Desde luego que hay muchas herejías en los círculos cristianos, muchas predicaciones que excluyen a Cristo del centro del pensamiento, muchos discursos que estorban la visión bíblica de Dios, de Jesús y del Espíritu Santo. No obstante, necesitamos pedir a Dios discernimiento bíblico para pesar -no sólo las palabras-, sino la esencia de los mensajes o pláticas que escuchamos. Y necesitamos también pedirle misericordia y una genuina comunión personal con Él.
Apliquemos también la hermenéutica al conversar con hermanos de otros estratos sociales u otros grupos (atención, no he dicho denominación o corriente doctrinal).
Considero -con cautela y alarma- que en este tema hay un hilo muy fino entre la comprensión y la liviandad de dejar pasar graves herejías; pero es necesario orar y pedir sabiduría a Dios.
Deseo haberme dado a entender, amado lector. Dios te bendiga.
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