Es un hecho, que cuando alguien sabe que está viviendo los últimos momentos de su vida, dejará de lado lo superficial y accesorio para concentrar su tiempo, conversación, ideas y decisiones en lo que verdaderamente es importante. …sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba (Juan 13:3).
Por el conocimiento que Cristo tuvo de su inminente separación de los discípulos, quiso dejar, no solamente un discurso para recordar, sino una lección objetiva y práctica que nunca pudieran olvidar. Se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido (v. 4).
El paso del tiempo no fue suficiente para borrar aquella imagen en las mentes y vidas de los que presenciaron la escena.
¿Qué hizo que el Señor y Maestro, realizara una acción tan sorprendente como esta?
¿Qué motivó al más grande líder que jamás haya existido a convertirse en servidor?
Sin duda alguna que estas preguntas podrían tener muchas respuestas. Consideremos las siguientes ideas:
La confianza y seguridad que resulta de saber quién eres …
sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba (v. 3).
Toda la vida, decisiones, acciones, palabras y pensamientos de Cristo tenían al Padre como el fundamento de su obediencia. Cuando el líder sabe quién es en Cristo, y cuál es la misión que Dios le ha encomendado, no tendrá el temor de que servir a los demás se constituya en una amenaza para su liderazgo.
El líder servidor no trata de demostrar, ni convencer a otros que él es líder, sino que adopta el más alto estilo de liderazgo mostrado por Cristo.
Establecer un modelo de liderazgo basado en el servicio a los demás
Cristo afirmó que él no vino a ser servido, sino a servir, y después de aquella lección, habló del propósito de lo que hizo: Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros (v. 14).
En la historia de la Iglesia ha existido todo tipo de liderazgo, pero evidentemente los que han disfrutado del éxito han sido los líderes servidores.
¿Qué hace la diferencia entre un líder común, y un líder servidor?
Una actitud humilde
Generalmente, no es parte de nuestra naturaleza el deseo de servir a los demás, pero la obra del Espíritu Santo y la perseverancia del líder, pueden dar como resultado un carácter y un estilo de liderazgo como el que Cristo manifestó desear para los que le servimos. Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos. Según Jesús, ser servidor puede llevar a una posición elevada.
Existen líderes de posición y líderes espirituales y no siempre convergen. Es decir, que no siempre el líder de posición es un líder espiritual y viceversa.
La gente seguirá al líder que manifiesta servicio a otros y humildad. Una vida de integridad Desearíamos que no fuera así, pero en el caminar se evidencia que no todos los líderes son siempre honestos. Quien tiene la actitud de líder servidor funciona bajo códigos morales diferentes.
Una de las mejores cosas que resultan de seguir a un líder servidor es saber que lo que expresa es siempre verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Interés en los demás Jesús es el más grande líder.
Él se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo. Dejó el cielo para venir a la tierra. Todo su ministerio estuvo centrado en los demás, ¿será por eso que millones y millones alrededor del planeta lo han seguido y lo siguen todavía? Entre las páginas de su historia, las Asambleas de Dios ha contado con hombres y mujeres con estas características, algunos han contado con nombramientos, otros en el anonimato, dando testimonio, que la vida de un líder servidor es un aporte invaluable y que aun cuando mueren se cumple en ellos la verdad divina: Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen