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ISAAC BENDICE A JACOB a pesar de la rivalidad entre sus hermanos

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El plan de Dios para la humani­ dad se realizará plenamente a pesar de la pecaminosidad del ser humano.

Génesis 25:23 Y le respondió Jehová [a Rebeca]: Dos naciones hay en tu seno,  y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; el un pueblo será más fuerte que el otro pue­blo, y el mayor servirá al menor.

Cuando el ser humano trata de «ayudar a Dios» mani­ pulando las circunstancias para lograr los resultados que desea, a menudo el resultado no es el mejor. Aun­ que el plan de Dios fue que el Mesías viniera a través del linaje de Jacob, hoy analizaremos el engaño que él y Rebeca usaron para cambiar las circunstancias. Si bien Abraham es conocido por su fe, su nieto Jacob es conocido por su engaño.

Cuán bueno es dejar que el plan de Dios se haga realidad en Su tiempo y a Su manera. La familia de Isaac probablemente se habría librado de muchas tragedias si hubiera confiado en Dios en vez de tomar el asunto en sus propias manos.

Al leer el Antiguo Testamento, puede ser difícil ver a los personajes como seres humanos con el mismo tipo de emociones y defectos con los que luchamos. Pero cuando llegamos a la historia de los dos hijos de Isaac, la flaqueza humana ocupa un lugar central.

La rivalidad entre Jacob y Esaú no era un celo entre hermanos que se desvanece al día siguiente—o incluso años después cuando llegan a la edad adulta. Su rivalidad tuvo consecuencias a largo plazo.

Parte 1—Conspiración para engañar a Isaac

□ Isaac planea bendecir a Esaú Génesis 27:1-4

Dios había bendecido a Isaac y Rebeca con gemelos, y le reveló a Rebeca que el mayor serviría al menor (Génesis 25:23). De acuerdo a las normas culturales, el hijo mayor recibía la herencia y ocupaba la posición privilegiada en la familia. Sin embargo, Dios a menudo cumplió su plan en formas que iban en contra de las expectativas de la cultura. El favor de Dios no se basa en los derechos naturales sino en sus propósitos soberanos y eternos.

En Génesis 27:1-4, Isaac estaba cerca de la muerte. Casi ciego, llamó a su hijo mayor, Esaú, para que recibiera la bendición paterna, su derecho de primogenitura, después de preparar la comida favorita de Isaac. El derecho de primogenitura incluía una doble por­ ción de la herencia y una posición de honor en la familia. Normalmente reservado para el hijo mayor, podía ser transferido. De hecho, tal transferencia ocurrió cuando Esaú tonta­ mente entregó su primogenitura a Jacob a cambio de una comida (25:29-34). Esaú «des­ preció sus derechos de primogénito» (v. 34) y el plan de Dios era que Jacob recibiera esos derechos (v. 23). Sin embargo, Isaac decidió dar la primogenitura a Esaú, su hijo predilecto.

□ Rebeca conspira en favor de Jacob Génesis 27:5-13

Este no fue el mejor momento para la familia a través de la cual todo el mundo sería ben­ decido. Sus divisiones eran profundas. En los versículos 5 y 6, Isaac le habló a «su hijo» Esaú, mientras que Rebeca le habló a «su hijo» Jacob. Rebeca escuchó del plan de Isaac de bendecir a Esaú, y explotó la ceguera de su esposo. Jacob recibiría la primogenitura antes de que Isaac notara lo que había sucedido (w. 7-10). Rebeca tal vez se angustió por el plan de Isaac de otorgarle a Esaú la primogenitura en la ausencia de Jacob. Esto demostraba una falta de respeto, ya que ambos hijos recibirían una parte de la bendición.

Rebeca conspiró para que Jacob hiciera el papel de Esaú de una manera convincente. Dos pieles de cabra y una comida deliciosa le darían a Isaac toda la evidencia que necesi­ taba para entregarle la primogenitura a Jacob. Rebeca había puesto a Jacob en una posición difícil (w. 11,12). ¿Debería honrar el mandato de su madre o la voluntad de su padre? Su mayor preocupación era que su padre lo maldijera, lo que podría resultar en desgracia o incluso la muerte. Rebeca respondió pidiendo que la maldición cayera sobre ella.

Fue un grave error engañar de esta manera a un hombre ciego y moribundo, y mucho más al padre y al esposo. Rebeca conocía el plan de Dios y sabía que Jacob recibiría la pri­mogenitura, pero usó tácticas impías para lograrlo. Este fue otro ejemplo de la forma en que Dios honra su promesa a pesar del comportamiento de su pueblo elegido.

Parte 2 – Isaac es engañado; Jacob es bendecido

□ El engaño de Jacob es efectivo Génesis 27:14-24

Jacob hizo lo que su madre le indicó y mató dos cabritos. Rebeca preparó la comida, vistió a su hijo menor con la ropa de Esaú, y luego le cubrió los brazos y el cuello con la piel de las cabras. Esto haría que la piel de Jacob se sintiera como la de Esaú, que era un hombre tosco y velludo. Finalmente, Rebeca le dio la comida y lo envió a su padre (w. 14-18).

Jacob se identificó como Esaú ante su padre, enfatizando que era el «primogénito» de Isaac. La mentira de Jacob creció cuando su padre preguntó que cómo podía ser que Esaú hubiera terminado su cacería tan rápido. Jacob respondió: «Porque Jehová tu Dios hizo que la encontrase delante de mí» (v. 20).

Ahora Jacob estaba agregando la blasfemia a sus ofensas al usar el nombre del Señor en vano—para propósitos equivocados. Jacob se refirió a Dios como «Jehová tu Dios». Los eruditos señalan que Jacob no se refirió al Señor como su Dios sino hasta después de encontrarse con Él en un sueño durante el viaje a Harán (28:20-22).

Isaac tenía una sospecha (w. 21-24). Pidió tocar a su hijo para confirmar que era Esaú. También notó que el timbre de la voz no era el de Esaú. Pero ignoró estas señales. Después de todo, las manos de su hijo se sentían como las manos de Esaú. Preguntó una vez más: «¿Eres tú mi hijo Esaú?» Y Jacob respondió: «Yo soy» (v. 24). Este poderoso momento de promesa y bendición fue contaminado por el engaño de Jacob y Rebeca.

□ Isaac bendice a Jacob Génesis 27:25-29

En Génesis 27:25, Isaac, persuadido de que Jacob era Esaú, pidió disfrutar de una comida de celebración con su hijo. Después de participar de la comida y el vino que le dio Jacob, Isaac le pidió a «Esaú» que se acercara y lo besara. Este beso paternal constituía una parte importante del ritual, y tenía la intención de demostrar lealtad.

Isaac olió «el campo» en Jacob cuando se acercó (v. 27), ya que su hijo estaba cubierto con pieles de cabra. El pelaje en los brazos de Jacob convenció a Isaac de que estaba hablando con Esaú. Isaac entendía el valor de la bendición de la primogenitura, pero sor­prendentemente tuvo poco cuidado de asegurarse de que fuera entregada adecuadamente. Como resultado, bendijo a Jacob (w. 28,29).

Esta bendición no era un deseo, esperanza u oración; tenía fuerza legal. Debido a que esta familia había sido escogida por Dios para llevar a cabo su pacto, la bendición de Isaac sería profética y hablada con la autoridad dada por Dios. La bendición se refiere a todo lo que Dios le había conferido a Abraham: prosperidad, dominio, protección y la promesa de bendecir a todas las naciones de la tierra por medio de sus descendientes. A pesar del engaño, el plan de Dios seguiría adelante, incluso a través de personas caídas y defectuosas.

Parte 3 – Se descubre un mentiroso

□ Esaú recibe una «anti bendición» Génesis 27:30-40

Momentos después de que Jacob se apartara de su padre, Esaú regresó de la caza, trajo la comida que preparó y anunció: «Levántese mi padre, y coma de la caza de su hijo, para que me bendiga» (Génesis 27:31). Isaac se confundió ante el sonido de la voz de Esaú.

Entonces «se estremeció Isaac grandemente», y declaró: «¿Quién es el que vino aquí… antes que tú vinieses? Yo le bendije, y será bendito» (v. 33). Isaac sabía que la voluntad de Dios se había cumplido. Aunque Esaú estaba desolado, él había despreciado su propia pri- mogenitura y se la había dado a Jacob. Isaac le dijo que Jacob había recibido todo lo que la bendición implicaba, incluido el dominio de sus descendientes sobre el linaje de Esaú. Sin embargo, Esaú continuó suplicando y llorando.

Algunos eruditos se refieren a las palabras de Jacob como una «anti bendición». El linaje de Jacob disfrutaría de prosperidad, pero el linaje de Esaú viviría «lejos de las rique­ zas de la tierra» (v. 39, n t v ) . La región de Edom (véase 32:3; 36:1-9) era un desierto árido a diferencia de las áreas fructíferas y el verdor exuberante de gran parte de Israel. Toda la tierra sería bendecida a través de la simiente de Jacob, pero los descendientes de Esaú serían conocidos como pueblo de guerra, lo que se demuestra en su relación con Israel.

□ Jacob debe huir de Esaú Génesis 27:41-46

Esaú inmediatamente comenzó a idear un plan para asesinar a Jacob una vez que su padre muriera. Jacob se vio obligado a huir y vivir con su tío Labán. Este fue un acontecimiento grato para Rebeca, quien estaba preocupada de que Jacob pudiera encontrar una esposa adecuada (Génesis 27:46) entre los hititas, una comunidad de personas que no estaba bajo el pacto. Mientras formaba parte del hogar de Labán, Jacob se casaría con Lea, quien daría a luz a Judá y continuaría el linaje hasta Cristo y el cumplimiento final del pacto. De hecho, la maravillosa promesa de Dios siguió cumpliéndose, paso a paso, incluso en medio de la agitación y la lucha

¿Qué nos dice Dios?

Aunque Jacob y Esaú experimentaron mucho más conflicto durante el trayecto de sus vidas, se reconciliaron en Génesis 33. Por la gracia y el poder de Dios, incluso las situacio­nes familiares más disfuncionales pueden resolverse.

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Editorial VIDA
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