Una de las evidencias más poderosas de la inspira ción de las Escrituras es el cumplimiento de las pro fecías del Antiguo Testamento. Al estudiar algunos de los pasajes del Antiguo Testamento que se cum plieron en el Nuevo Testamento, nuestra fe se for talece, y tenemos las herramientas que necesitamos para compartir el mensaje de Cristo con aquellos que no lo conocen. También nuestra esperanza se forta lece al anticipar anhelantes el momento en que toda profecía se cumplirá por completo y disfrutaremos de la eternidad con nuestro Salvador que nos ama profundamente.
Hay pasajes proféticos en el Antiguo Testamento que tienen cumplimientos tanto «cercanos» como «lejanos»: acontecimientos que son más cercanos y más distantes del tiempo mismo del profeta. Cuando un profeta comunicaba la verdad de Dios, un evento más cercano pudo haber sido su enfoque principal, aunque el mensaje fundamental de Dios era acerca de Jesús. Desde nuestra propia perspectiva, el acontecimiento o las circunstancias más cercanas al profeta se ven como un «tipo» o presagio del significado mayor que se encuentra en Cristo. Como dice Pablo en 2 Corintios 1:20: «Todas las promesas de Dios son en él (Cristo) Sí, y en él Amén» («Todas las promesas de Dios se cumplieron en Cristo con un resonante “¡Sí!”», NTV).
Parte 1—Sacrificado como una oveja
□ La profecía de Isaías 53:7-9
Las palabras de Dios a través del profeta Isaías, unos 700 años antes de Cristo, llevaban un mensaje poderoso para el pueblo de Israel. Su infidelidad persistente al pacto de Dios resultaría en la pérdida de la tierra prometida, y serían invadidos por el poderoso impe rio babilónico y conducidos al exilio. Pero este no sería el final de la historia. El Dios redentor que los había formado en primer lugar y los había librado de Egipto tenía un plan para su redención de la humanidad. Las profecías de Isaías anuncian ambos eventos redentores.
Al hablar de la liberación del pueblo de Dios, Isaías describió un siervo justo y sufriente que padecería por el pecado del pueblo. Isaías a menudo describe al pueblo de Israel colectivamente como el «siervo» de Dios (41:8-9; 42:19), de modo que esta profecía del siervo sufriente puede haber apuntado en su contexto «más cercano» al sufrimiento de los israelitas fieles que experimentaron opresión y muerte en el exilio junto con sus compa triotas (infieles). Este cumplimiento «cercano» limitado adquiere un significado ilimitado en el cumplimiento final que se encuentra en Jesucristo.
□ Cumplimiento final en Jesús Mateo 26:59-68; Marcos 15:1-5; Lucas 23:6-12
El cumplimiento por parte de Jesús de Isaías 53:7-9 como el supremo Sacrificio por el pecado es claro cuando lo vemos hoy. Quizá este fue uno de los textos que el Cristo resu citado citó a los discípulos, al que se hace referencia en el versículo clave de esta semana. Sabemos que Felipe se refirió a él al conversar con el eunuco etíope (Hechos 8:32-35).
Los primeros discípulos seguramente consideraron profundamente las palabras de Isaías y todo lo que habían oído sobre los sufrimientos de Jesús, hasta que eventualmente comprendieron cómo Él cumplió las Escrituras. Jesús fue «angustiado…y afligido» (Isaías 53:7) por falsas acusaciones, burlas y azotes. Fue interrogado por el sumo sacerdote, Hero- des y Pondo Pilato, sin que nadie hablara en su favor (Isaías 53:8). ¡El León de Judá fue el Cordero sacrificial! Él tuvo plena confianza en Dios y aceptó su voluntad.
Parte 2-Azotado por nuestra sanidad
□ La profecía Isaías 53:4-6
En el cumplimiento «cercano» de esta profecía, el sufrimiento en el exilio babilónico posiblemente fue compartido por los fieles y los infieles. Puede ser útil recordar la inque brantable fidelidad a Dios de Daniel y sus amigos Sadrac, Mesac y Abed-nego en el horno de fuego. Isaías pudo haber estado apuntando al testimonio de israelitas fieles como estos, junto con otros que también sufrieron a manos de los invasores babilónicos. Su sufri miento inmerecido junto a sus compañeros israelitas trajo una medida de expiación para Israel. En cambio, el cumplimiento final de estos versículos por parte de Cristo proporcionó la expiación perfecta que merecían nuestros pecados.
□ Cumplimiento final: Jesús Marcos 15:12-15; Juan 19:32-35; 1 Pedro 2:19-25
A diferencia de los infieles en Israel que sufrieron junto al «siervo» fiel, nosotros no sufri mos junto a Jesús por la expiación de nuestros pecados. Sólo tenemos que creer y aceptar la salvación que Él provee. Las palabras de Isaías se hacen realidad en un sentido mucho mayor en su aplicación final. Como dice el himno, Jesús realmente lo «pagó todo». La vida cristiana puede incluir sufrimiento como seguidores de Cristo. Jesús dijo: «El discípulo no es más que su maestro» (Mateo 10:24). Si Él fue perseguido, podemos esperar un trato similar. Sin embargo, nuestra expiación es únicamente a través del sufrimiento de Cristo.
El cuerpo quebrantado de Jesús proporciona primeramente nuestra sanidad espiri tual en el perdón de los pecados y la restauración de la relación con Dios. Esta es nuestra máxima sanidad. Como ha enfatizado el Dr. Daniel Pecota, profesor de la Universidad de Northwest: «Toda sanidad está en la expiación, aunque no de la misma manera». Nuestra sanidad espiritual que deriva de la obra expiatoria de Cristo está garantizada. Aceptarlo a Él resultará en sanidad espiritual inmediata (Romanos 10:9,10). La sanidad física también está provista a través de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, pero no de la misma manera. Algún día todos experimentaremos una sanidad completa, pero no todos reciben sanidad física en el momento mismo de la petición.
Parte 3 -Desamparado por el Padre, pero confiado
□ La profecía Salmo 22:1,2
En Lucas 24:25-27, Jesús explicó a dos de sus seguidores en el camino a Emaús cómo la Ley y los Profetas y todas las Escrituras del Antiguo Testamento apuntaban a su ministerio. Como Rey Mesiánico, Jesús es el Hijo de David, que inauguró el reino justo y eterno que Dios había prometido. También cumplió un patrón davídico de poner fin a la oposición o al abandono seguido de la exaltación. El Salmo 22 encuentra su máximo cumplimiento en Jesús.
El Salmo 22 no brinda suficientes detalles para determinar un escenario histórico específico en la vida de David, pero ciertamente describe un tiempo de profunda opresión. Sin embargo, la relación íntima de David con Dios y su confianza en Él permanecen intactas a pesar de sus sentimientos de abandono. El salmo pasa por etapas de queja, declaraciones de confianza y peticiones de ayuda. En sus versos finales, entra en reconocimientos llenos de alabanza por la acción fiel de Dios. «Vendrán y anunciarán su justicia; a pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto» (Salmo 22:31). Cuando todo parece sombrío y sin esperanza, David podía celebrar la fidelidad de Dios. Cuando enfrentemos momentos en que no parezca haber esperanza, Dios es fiel, y podemos celebrar su fidelidad.
□ Cumplimiento final en Jesús Mateo 27:45-49; Salmo 31:1-5; Lucas 23:44-49
Al citar el Salmo 22, Jesús se identifica con la tensión entre la confianza y la intimidad pro fundas por un lado, y el dolor del aparente abandono mientras cargaba con los pecados del mundo por el otro lado. Jesús confiaba en que su Padre traería triunfo a sus circunstancias. Algunos de los que escucharon a Jesús confundieron su clamor con un llamado a Elias, y usaron esto como una ocasión para burlarse aun más de Jesús. Las últimas palabras de Jesús que registra Lucas—«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (Lucas 23:46)— reflejan las palabras de David: «En tu mano encomiendo mi espíritu» (Salmo 31:5). A pesar de las burlas, uno de los observadores más cercanos, un oficial romano que presidía la crucifixión, reconoció y declaró la justicia de Jesús.
David experimentó opresión, pero fue vindicado por Dios y elevado a rey. En un sentido más completo, Jesús cumple este patrón davídico. Padeció el máximo sufrimiento al llevar nuestros pecados, pero experimentó la máxima vindicación en su resurrección y exaltación a la diestra de Dios.
Qué nos dice Dios?
Aunque es posible que los profetas no hayan comprendido completamente el significado más profundo de lo que Dios habló a través de ellos, confiaron en Él y transmitieron fiel mente sus verdades. Muchas de esas profecías se cumplieron en la persona y el ministerio de Jesús. A medida que estudiamos las Escrituras cumplidas en otras partes de la Biblia, encontramos que el mensaje de Dios está conectado de principio a fin y que su plan para la redención es indetenible.