La naturaleza práctica de esta carta de Santiago con tinúa siendo evidente en este capítulo final ya que se enfoca en la paciencia, la oración, la confesión y la restauración. Nuestro propio crecimiento espiritual, así como nuestras relaciones con los demás, depen den en gran medida de nuestra voluntad para dejar que el Espíritu Santo nos enseñe en estas áreas. A medida que estudia este capítulo, busque una o dos perlas de verdad que pueda aplicar a su vida para acercarlo más a Dios.
Es posible que la advertencia de Santiago a los ricos en Santiago 5:1-6 esté relacionada con su discu sión sobre la paciencia en los versículos que siguen. Quizá algunos de sus lectores se encontraban entre los pobres que habían sido maltratados y defrauda dos. Santiago advirtió a los ricos, no por su riqueza, sino porque esa riqueza se acumuló engañando y maltratando a personas inocentes. Esta advertencia posiblemente está relacionada con aquellos que se mencionan en el capítulo anterior, que hicieron sus propios planes en vez de someterse a Dios. Lo más probable es que Santiago no le hablaba a miembros de las congregaciones, ya que no hay un llamado al arrepentimiento. Sin embargo, se dirigió directa mente a los miembros de la congregación cuando comenzó su discusión sobre la paciencia y la perse verancia en los versículos que siguen.
Parte 1—El valor de la paciencia y la perseverancia
□ Esperar pacientemente Santiago 5:7-9
En Santiago 5:7-9, el autor animó a sus lectores a ser pacientes en sus sufrimientos. Los animó específicamente a ser pacientes mientras esperaban el regreso de Jesucristo. Una de las mayores fuentes de ayuda en las pruebas es nuestra convicción respecto al regreso de Cristo. Muchos creyentes han soportado el sufrimiento a causa de esta esperanza.
Para ilustrar la necesidad de los creyentes de perseverar en las dificultades hasta el regreso de Cristo, Santiago mencionó a los agricultores. El agricultor espera que los culti vos crezcan y sean cosechados (v. 7), dependiendo de Dios para las lluvias de otoño y pri mavera que los nutren. De la misma manera, debemos ser pacientes. Dios provee fielmente para suplir nuestras necesidades, y ha prometido fielmente que Cristo vendrá de nuevo. Dios conoce el futuro y nunca fallará a aquellos que confían en Él.
En el versículo 9, Santiago exhorta a sus lectores a no «[quejarse]» unos de otros. San tiago no se estaba refiriendo a quejas en voz alta, sino a una amargura interior. Cuando sufrimos y otros no, quizá sintamos que no estamos siendo tratados con justicia o incluso que otros creyentes fueron la causa de nuestra persecución.
Quejarnos contra los demás nos expone al juicio (v. 9). Cuando estemos delante de Dios, seremos juzgados por cada palabra ociosa que hayamos hablado (Mateo 12:36). Debemos mostrar el amor de Cristo a través de nuestras acciones mientras esperamos su aparición.
□ Ejemplos de paciencia durante el sufrimiento Santiago 5:10-12
Muchos creyentes del Antiguo Testamento sufrieron persecución e incluso la muerte (véase Hebreos 11:32-40) y son ejemplos de paciencia (Santiago 5:10). Sabían que Dios nunca les fallaría. Su firmeza y lealtad nos inspiran a permanecer firmes a pesar de la oposición.
Al contrario de lo que normalmente haría la gente, Santiago anima a los creyentes a considerar a aquellos que han soportado pruebas como bendecidos por el Señor (v. 11). La palabra soportar puede significar «perseverancia bajo pruebas o presión extremas». Job es un ejemplo de alguien que tuvo experiencias devastadoras, pero las soportó. Job salió victorioso porque dependió de Dios en todo momento. Por su ejemplo, los cristianos de hoy pueden perseverar también en las pruebas, porque el Señor es «muy misericordioso y compasivo» (v. 11).
En el versículo 12, Santiago repitió la enseñanza de Jesús en Mateo 5:33-37. En el primer siglo era común que las personas juraran por un objeto o una persona de que cum plirían un juramento. Santiago desalentó hacer tales juramentos. Decir «sí» o «no» sería suficiente. Los creyentes deben conocerse por su honradez en todas las cosas, incluyendo su manera de hablar.
Parte 2-Consecuencia de la oración y la confesión
□ Orar con fe Santiago 5:13-15
Los cristianos, debemos depender de Dios, no solo en la persecución, sino también en tiempos de enfermedad. Santiago animó a sus lectores a orar en lugar de refunfuñar cuando enfrenten una calamidad (v. 13). En la oración, nos comprometemos a su voluntad y recibimos su poder. Santiago instruyó a aquellos que superan dificultades que cantaran alabanzas. Muchos oran en tiempos de problemas, pero nunca dedican tiempo a alabar cuando la prueba ha terminado. Dios quiere que lo alabemos tanto en los momentos felices como en los difíciles.
La oración por los enfermos era común en la Iglesia del Nuevo Testamento y debería ser común en la Iglesia de hoy. Santiago no reprendió a los creyentes enfermos por falta de fe. Más bien, los instruyó a llamar a los ancianos de la iglesia y pedirles que oraran por ellos, ungiéndolos con aceite. El aceite era una medicina común usada en los tiempos bíblicos {véase Lucas 10:34). Pero aquí el aceite probablemente era un símbolo del Espíritu Santo y la sanidad que Él provee. ¡El énfasis estaba en la oración ofrecida con fe (v. 15)!
La oración y la unción de los enfermos deben hacerse «en el nombre del Señor» (v. 14). Orar en el nombre de Cristo conlleva una autoridad divina. Es el Señor quien levanta a los enfermos (v. 15). La oración de fe muestra nuestra confianza en que Dios sanará.
La gravedad de la enfermedad no debe desanimarnos a orar por sanidad. La Biblia registra la sanidad de los que estaban al borde de la muerte (p.ej., el rey Ezequías en 2 Reyes 20:1-11) y de aquellos con enfermedades crónicas (p.ej., el hombre que había estado paralítico más de cuarenta años en Hechos 3:1-12; 4:21,22). Dios no se limita a lo que consideramos posible.
□ La confesión y la oración Santiago 5:16-18
Dios a veces permite la enfermedad como disciplina (1 Corintios 11:27-31); sin embargo, no toda enfermedad es resultado del pecado personal (Juan 9:1-3). Si la enfermedad es el resultado de haber pecado, la confesión de ese pecado es parte importante del proceso de sanidad (Santiago 5:16). Confesar nuestros pecados a Dios y aceptar el perdón ofrecido a través de Jesús rompe el control del pecado y la culpa en nuestra vida. Si hemos pecado contra otro creyente, debemos pedir perdón y reconciliarnos con él o ella. Entonces pode mos orar unos por otros y experimentar la sanidad de Dios.
Elias fue un ejemplo de la oración con fe (w. 17,18). Elias era humano tal como noso tros, sin embargo, oró para que no lloviera, y la lluvia cesó durante tres años y medio. No necesitamos ser súper espirituales para que Dios responda a nuestras oraciones. Si somos justos, las oraciones fervientes que ofrecemos con fe resultarán en que el poder de Dios se manifieste en este mundo y alrededor de nosotros.
Parte 3 -La importancia de rescatar y restaurar
□ Un creyente extraviado Santiago 5:19
Algunos cristianos creen que una vez que una persona es salva, nunca perderá la salvación. Sin embargo, esa persona no pierde su libre albedrío al conocer a Cristo. Dios quiere que le sirvamos, pero cada ser humano elige aceptar a Cristo y mantener una relación con Él.
Santiago 5:19 muestra que es posible para un creyente «[extraviarse]» o «[apartarse]» ( n t v ) de la verdad. Se refiere a una desviación grave de la fe ( 1 Pedro 2:25; 2 Pedro 2:15). Pedro indica que en tales personas «su postrer estado viene a ser peor que el pri mero» (2 Pedro 2:20). Sin embargo, a estos creyentes errantes se les puede «[hacer] volver» (Santiago 5:19). Cada creyente es responsable de velar por otros creyentes animándolos, guiándolos y corrigiéndolos con amor.
□ Reconciliados con la vida Santiago 5:20
«El pecador» en Santiago 5:20 se refiere a aquel que «se ha extraviado de la verdad» en el versículo 19. Pero si guiamos a esa persona de regreso, la salvaremos de la muerte. Todos los intentos de restauración deben emprenderse con humildad. La compasión y el amor pueden ayudar a la persona a ser restaurada para Dios. Cuando ayudamos a restaurar a alguien a la fe en Cristo, «[cubriremos] multitud de pecados» (v. 20; «[traeremos] como resultado el perdón de muchos pecados», n tv ). No encubrimos el pecado; más bien, la sangre de Cristo cubre y perdona sus pecados.
Cuando el alma de un creyente está en peligro de perderse, con paciencia y oración, el cuerpo de Cristo puede edificarse conforme cada miembro ministra a los demás. En Gálatas 6:1, Pablo dice: «Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado». Nadie está fuera del alcance de la tentación, por eso Cristo nos impulsa a ayudarnos unos a otros en nuestra relación con Dios.
¿Qué nos dice Dios?
Las dificultades a menudo revelan quiénes somos por dentro. A veces mostramos irritación o falta de fe, o incluso podríamos dar la espalda a Dios porque la vida es difícil. Pero Él nos da su fortaleza y podemos orar unos por otros.