1 Corintios 1:18 Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
¿Alguna vez has meditado en todo lo que implicó para Jesús su muerte en la cruz?
Según la historia fueron los persas quienes empezaron a utilizar la crucifixión como pena capital para castigar a los delincuentes, por ser un castigo lento y agonizante. Por supuesto esta práctica inicio siglos antes de Cristo. Casi siempre eran clavados de manos y pies, otras veces solo amarrados. Miles y miles de judíos cristianos fueron crucificados antes de que el emperador Constantino legalizara el cristianismo, y con esto parar la crucifixión.
Morir crucificado ero lo más repugnante, esta muerte solo era reservada para lo más vil de los delincuentes. Antes de crucificar al delincuente; los torturaban, usaban un látigo llamado “flagrum” y ese látigo tenía en la punta cinco cuerdas las cuales tenían pedazos de metal o huesos, de modo que al golpearlos se desgarraba la carne y se empezaban a desangrar, después de esto los obligaban a cargar la cruz, símbolo de que iban hacia la muerte. Así que cuando Cristo dice: “Si alguno quiere ser mi discípulo, tome su cruz cada dia y sígame” la gente de aquel tiempo entendía perfectamente cuál era el verdadero significado de estas palabras que Jesús estaba diciendo.
Nada más loco que hacerse cristiano. Ser echado con las fieras, ser flagelado, ser torturado, ser metido en la cárcel, ser crucificado; y justamente en esas circunstancias históricas es que el apóstol Pablo predica el evangelio de la cruz.
Es por eso que la cruz es importante y necesaria, porque simboliza el que Cristo asume la culpa de la humanidad, asume la ira de Dios sobre El, por el pecado de la humanidad y con la justicia satisfecha restituye al hombre en comunión con Dios. La cruz es, pues, símbolo de la salvación de Cristo, pero también la cruz simboliza la vida del verdadero cristiano.
El mensaje que hoy tengo que darte es terrible: LA CRUZ HA SIDO QUITADA DEL EVANGELIO DE JESUCRISTO. Hoy estamos viviendo un evangelio diluido, un evangelio que hace mayor énfasis en la prosperidad, comodidad y sanidad que en un verdadero compromiso con Jesucristo. Este evangelio diluido está causando que muchos se pierdan, porque el verdadero mensaje no está siendo predicado ni enseñado por muchas congregaciones que se dicen ser cristianas
El apóstol Pablo revela en 1 Corintios 2:1-5 que él era un ministro del evangelio de la cruz, y por lo tanto no estaba dependiendo de su oratoria, ni tampoco estaba haciendo uso de filosofías persuasivas que era lo que estaba de moda en esa época y que no difiere mucho de la nuestra sin duda alguna, Él no podía cambiar el mensaje, y no quiso hablar de otra cosa, más que de Cristo y éste crucificado. Por lo tanto, todo nuestro mensaje como discípulos del Señor debe estar empapado del evangelio de la cruz, cualquier mensaje donde no nos topemos con Cristo y éste crucificado no es un mensaje de un verdadero ministro del evangelio. Pablo jamás diluyó, adulteró, ni cambió este mensaje, ni le hizo nada que perdiera la esencia de lo que Cristo había hecho en la cruz. Este el único mensaje que nos puede salvar de la esclavitud del pecado.
Volvamos al Evangelio de la Cruz, prediquemos hoy más que nunca un mensaje que la gente necesita escuchar, pero sobretodo tomemos tiempo para volver a tener un encuentro con el Cristo que pagó el precio por nuestra salvación en una Cruz, esa Cruz que hoy y siempre nos recordara ese acto de amor y sacrificio que Cristo hizo por nosotros.