En la cuna de la independencia mexicana, la histórica ciudad de Querétaro se llevó a cabo la magna LII Asamblea Conciliar. Los días 10 al 13 de noviembre de 2014 , los ministros y delegados asambleístas nos concentramos en el auditorio Josefa Ortiz de Domínguez para cumplir las diligencias legislativas, elegir a nuestros directivos generales y celebrar la gloria de Dios con programas bajo el tema: Hasta que él venga.
La gracia de Dios nos ha fortalecido y su bendición nos envolvió cada día en todas las sesiones de trabajo. La institucionalidad se reflejó en la asistencia de los asambleístas que abarrotaron desde la primera noche el auditorio y acabaron con los materiales de registro. Fueron rebasadas las expectativas y contamos con un quórum histórico. Los informes de nuestros ejecutivos nacionales fueron aprobados, con ovaciones que indicaban la satisfacción de la asamblea. Los resultados de la gestión del bienio reflejan el avance de la obra y el crecimiento sostenido de nuestra organización. Tuvimos un informe del Superintendente con respaldo gráfico y con tecnología de punta.
Al cierre del bienio los resultados hablan de arduo trabajo y eficiencia administrativa. Las elecciones se llevaron a cabo con transparencia y buena dinámica. Los tres ejecutivos fueron reelectos para otro cuatrienio. El Pbro. Abel Flores Acevedo acaparó los votos del público desde el principio para la Superintendencia General; El Pbro. Juan Jesús Pérez González obtuvo el respaldo de la gente para la Secretaría General; y el Pbro. Guillermo Rodríguez Herrera recibió la confianza para repetir en la Tesorería General. Los sermones estuvieron a la altura, fueron nutritivos y vigorizantes para la fe. El Pbro. Juan Pérez nos motivó a mantener firme la postura en el servicio al Señor, cuidándonos de los elementos nocivos de los postreros días, pero a experimentar la bendición del derramamiento del Espíritu y sus beneficios. Nos exhortó el Pbro. Miqueas Bustos a mantenernos en vigilia y oración, poniendo especial atención en dar prioridad al Espíritu Santo sobre la tradición litúrgica. Fuimos desafiados por el Superintendente, Pbro. Abel Flores Acevedo, a llevar el mensaje del reino hasta los rincones del mundo, a todas las naciones para con un evangelio poderoso antes del retorno de Cristo.
Armando Contreras llamó a la consagración al ministerio y a la comunión entre consiervos, en la consciencia de que tenemos el compromiso de anunciar la muerte del Señor hasta la venida. Marcelino González nos compartió las riquezas divinas que nos ayudan y comprometen a mantenernos irreprensibles hasta el regreso del que nos llamó al ministerio.
Maribel Garza nos trajo una palabra llena de doctrina con su reflexión sobre el misterio de iniquidad, su influencia en el mundo. Alimentó nuestra fe y esperanza al demostrar que el Espíritu de Dios nos ayuda a vencer y que en el resplandor de la venida del Señor destruirá al hombre de pecado y derrotará los poderes satánicos que lo respaldan.
En estos postreros días fue el tema que desarrolló el Pbro. Carlos Izaguirre, quien nos motivó a ser fieles a la revelación de Dios en Cristo y a vivir con integridad confiando en la providencia divina.
En este concilio se otorgó reconocimiento a los ministros con una trayectoria de cincuenta años o más. Sobresalieron los venerables siervos del Señor, el Pbro. Alfredo Sandoval Rivas, con 77 años de servicio ininterrumpido, del Distrito Coahuila y el Pbro. Guillermo Fuentes Ortiz, con 74 lustros, del Distrito Sur.
Honor a quien honor merece; estos ancianos y ancianas que han rendido su vida al Señor por más de medio siglo de vida, con una entrega sin reservas a la obra son dignos de nuestra admiración.
Son ejemplo para las generaciones que vamos tras de sus pisadas, en el afán de caminar con el Maestro con entereza y ánimo. Disfrutamos de programas devocionales llenos de la presencia del Señor. Los tiempos de compañerismo conciliar, incomparables, nos brindaron regocijo especial. Saludamos a nuestros consiervos con afecto entrañable. Oramos juntos. Discutimos, marcamos puntos de vista diferentes, pero siempre tenemos la conciencia de que nos hermana la sangre de Jesucristo y la vena asambleísta. Nuestra comunión es gloriosa
fuente: aviva 2015 edición 14
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