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domingo, enero 12, 2025
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UNA COSECHA ABUNDANTE DEMANDA UNA SIEMBRA ABUNDANTE — Pbro. Noé Solís Gámez

[dropcap]E[/dropcap]sta es una ley invariable que Dios ha establecido en la naturaleza, y es un principio que se aplica a lo natural como a lo espiritual. Todo lo que el hombre sembrare eso también segará, por ello debemos ser cuidadosos de seleccionar la semilla que deseamos sembrar.

Dios es un Dios de vida, y donde él está hay vida y vida en abundancia. La semilla lleva encima germen que permite la reproducción según su género y según su especie, por lo cual, en el reino de Dios sembrar para el espíritu es de consecuencia eterna, pero también el apóstol Pablo presenta la semilla como ofrenda 2 Corintios 9:6, 7

Por esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente y el que siembra generosamente, generosamente segará. Cada uno dé cómo propuso en su corazón, no por tristeza ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.

La siembra es personal, toda la siembra tiene garantía de la cosecha si el terreno se prepara apropiadamente.

El terreno debe ser preparado para que dé fruto:

• Debe quitarse toda la maleza del terreno

• Remover con el arado quitando raíz o abrojos, piedras, basura etc.

• Quitar todo desnivel, terrones sobresalientes, para que permita ser cultivado en un mismo nivel.

El corazón del hombre también es comparado con el terreno, requiere ser transformado y renovado para dar buen fruto.

Una siembra abundante requiere un corazón limpio y renovado pues Dios mira con agrado la semilla (ofrenda) y al ofrendador, cuando hay integridad y transparencia en lo que hace, honra a Dios y Dios lo honra a él.

Así como una semilla tiene la capacidad de germinar, transformarse y multiplicarse, nuestra vida también al ser transformada lleva fruto nuevo, y fruto en abundancia. Al sembrar debemos considerar que la semilla presentada, habla del corazón entregado para honrar a Dios.

Consideremos el tiempo para cosechar, hay periodos cortos, medianos y largos. (Eclesiastés 11:1-6) Hecha tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás

oiyyar
Mejor es dar que recibir!!.

La naturaleza de Dios es la generosidad, él la demuestra cada día, haciendo salir el sol sobre buenos y malos, haciendo llover sobre justos e injustos, también haciendo germinar la tierra para una producción abundante. Si somos hijos de Dios tenemos su naturaleza, por lo cual, de manera continua sembraremos y demostraremos la abundancia que hay en nuestro corazón. La mujer que entregó su perfume a los pies de Jesús, lo hizo sin reserva en reconocimiento y completa entrega, mostrando un claro ejemplo de agradecimiento, del que había sido abundante en perdonarla, al que mucho se le perdona mucho ama, el que ama da, pero da con generosidad.

Tu generosidad: Abre la bendición de Jehová sobre tu vida, tu casa y tus hijos, es muy importante recordar: La alegría más grande de la vida no es el tiempo de cosecha si no el de la siembra. Dios ama al dador alegre, y el que ama da con generosidad. Mas bienaventurado es dar que recibir. Por la mañana siembra la semilla y a la tarde no dejes reposar tu mano, porque no sabes cual es mejor, si esto, aquello, o los dos son buenos. Cosecha: Recolección de frutos en el tiempo que estén maduros. Acorde a tu nivel de siembra es tu nivel de cosecha. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, y remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir (Lucas 6:38).

fuente: aviva 2012 — 003
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